Otro año perdido
El deterioro sufrido en las perspectivas de crecimiento de la Unión Económica y Monetaria (UEM) se ha manifestado en todos los informes institucionales aparecidos en las últimas semanas. La corrección de las cifras de crecimiento previstas para el presente año ha sido notable, revisando el crecimiento al orden del 1%, después de registrar un modesto 0,8% en 2002. Todos los informes hacen hincapié en el estancamiento de la actividad en el primer trimestre de 2003, debido a las incertidumbres asociadas al clima prebélico, aunque manejan cifras algo más optimistas para la última parte del año y un crecimiento próximo al tendencial en 2004. En pocas palabras, la recuperación de la actividad se retrasa.
La ausencia de malas noticias puede ser el elemento que frene la caída e inicie la recuperación de las confianzas
En este sentido, los indicadores, tanto adelantados como coincidentes, que permiten seguir la coyuntura de la eurozona, confirman el estancamiento de la actividad durante el primer semestre. Si se tiene en cuenta que, en el último año el soporte al crecimiento en la UEM fue el sector exterior, la apreciación experimentada por el euro y el deterioro de las condiciones internacionales no son los factores más favorables para siga apoyando el crecimiento en 2003. Por otra parte, los indicadores que miden las variables reales no muestran evoluciones extremadamente negativas, aunque tampoco fuerzas propias, por lo que la recuperación de la actividad depende de las confianzas: de los mercados, de los consumidores, y de los empresarios. Así pues, la recuperación de la economía depende de algo intangible que a su vez es algo tan intrínseco a la coyuntura económica.
¿Qué es lo que puede hacer creer a los mercados, empresarios y consumidores que lo peor quedó atrás? Aunque la ausencia de malas noticias no es a menudo motivo de celebración, dados los recientes contratiempos y finalizada la guerra de Irak, puede ser el elemento que frene la caída e inicie la recuperación de las confianzas. Más allá de la previsible recuperación, sigue patente la falta de decisión política en la UE para abordar las reformas estructurales que den los impulsos internos necesarios a la economía del euro. Esperemos que el paro vacacional de Semana Santa haya ayudado a una reflexión que permita afrontar los problemas pendientes, y no se tenga que dar otro año por perdido.
José Félix Izquierdo es economista del Servicio de Estudios de BBVA.
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