El trino
En este caso, trino no es un canto de pájaro. El trino es el conjunto de tres elementos, como si de una trinidad se tratara, que después de tres décadas, componen la revelación del misterio del mercado de la Encarnación de Sevilla.
Como todo en esta dual ciudad, la opinión está dividida entre los que lo creerán cuando lo vean, y los que creen que no lo verán, si bien ambas partes discrepan sus cuitas bajo los auspicios y patronazgo del incrédulo Santo.
Los tomasinos de la mano, queriendo tocar los estigmas del sufrimiento, basan su trilogía en el pasado reciente ofrecido desde el Partido Andalucista, mega-aparcamiento, mercado-cueva y locales comerciales. Los exégetas, buscando la solución razonada en el gran mercado en superficie, la conservación del patrimonio que permanecía en sus entrañas, y un aparcamiento menor, condicionando la ordenación de la plaza ajardinada con terminales de autobuses y paradas de taxis, sin desechar las posibles, a los vehículos, ni la posibilidad del metro, e incluso cabe la posibilidad técnica de utilizar la planta superior del edificio para aumentar en numero racional los usuarios rotarios. Avalan esta posibilidad, dependiendo del día y del momento, la alianza de gobierno de progreso. La lucha de intereses está abierta. Nunca, hasta este caso, se pudo comprobar que alguien se tirara ladrillos, por muy romanos que fueran, sobre su tejado, a menos que no sea éste el que le cubra. Cuando esta corporación sea capaz de rescatar el solar, el interés general de los sevillanos se decantará sin duda del lado que defiendo desde mi posición de placero, el mercado. Sin el, ni el misterio tendría sentido.
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