El teatro de las fiestas
La incorporación de las artes escénicas al programa de la Semana Grande ha sido bien acogida por el público
Una fábrica con trabajadores explotados y un tirano como jefe o un peculiar Camino de Santiago que un maltratador conyugal recorre buscando el perdón de su esposa. La plaza de Cataluña de San Sebastián se convierte cada noche, desde el lunes, en un improvisado escenario para acoger teatro de calle, una actividad que la Semana Grande ha incorporado este año por primera vez al programa de fiestas.
"Era la única de las tres capitales en las que faltaba el teatro de calle en las fiestas. En Bilbao lleva muchos años y en Vitoria este es el primer año que se ha interrumpido. En el resto del Estado es habitual", explica el actor Xanti Ugalde, de la compañía vasca Trapu Zaharra.
El reloj hace media hora que dejó atrás la media noche del martes. Y Ugalde acaba de abandonar su papel de titular de la empresa Penitencias Hurtado. Alicatado y apuntalamiento de matrimonios. Su cliente es Aurelio (Txubio Fernández de Jauregi), un maltratador que decide hacer el Camino de Santiago para demostrar a su mujer, Lali, su intención de desterrar sus salvajes modales.
Aurelio no consigue su objetivo, pero la obra cómica en la que se mueven estos personajes: ¡Elvis vete ya!, sí logró meterse en el bolsillo al numeroso público que se congregó el martes en la plaza de Cataluña. Un auditorio entregado que no dudó en participar de la acción cuantas veces se lo pidieron los integrantes de Trapu Zaharra.
El teatro de calle se presenta como una buena herramienta para escapar de "lo anodino y cotidiano de las fiestas", apunta Ugalde. "La gente tiene ganas de romper con el programa tradicional y poder participar", añade el actor, quien recuerda que siempre se le echa en cara al público donostiarra que es poco participativo. Pero reconoce que existe cierta "domesticación" de la calle. "Hace diez años el personal tenía más ganas de jugar", asegura. ¿Qué ha cambiado? "Las cámaras indiscretas han hecho mucho daño. También somos más europeos y, por tanto, más escrupulosos", responde.
El caso es que el público de Trapu Zaharra estaba encantando con la introducción del teatro en la Semana Grande. "Está muy bien, porque es original y por lo menos varía de los fuegos artificiales y demás. Es más participativo. Da mucho ambiente", comenta la joven Lorena.
Entre el auditorio hay quien ya se estrenó el lunes, cuando Pikor atrapó a los espectadores con Al fondo a la derecha, una divertida metáfora sobre la deshumanización de la producción en cadena. Ayer, Chapertons y su espectáculo Boom arrancaron risas al juntar en el escenario personajes tan dispares como una mosca gigante, una folclórica y un cowboy.
Las artes escénicas continuarán esta noche su andadura en las fiestas donostiarras en forma de danza. El Ballet de Biarritz presenta Bolero, una coreografía de Thierry Malandain con música de Maurice Ravel. El relevo lo coge mañana Adeshoras y su trabajo también de danza Sodadop, un homenaje a la estética y el imaginario colectivo de la cultura pop. El telón lo bajará el sábado el grupo Gorringo con Kutsidazu bidea, Ixabel, que cuenta las aventuras de un euskaldunberri.
QUÉ HAGO HOY
Los niños tienen fiesta infantil con Peine al Gato en el Koldo Mitxelena (17.30) y con Bihar en el parque Araba (18.30). El Rallye Internacional de La Concha parte a las 17.30 de la calle Hernani. Media hora después, los toreros Manuel Caballero, Miguel Abellán y César Jiménez lidian en Illumbe astados de la ganadería Javier Pérez-Tabernero Sánchez. A las 19.30, el Orfeón Donostiarra interpreta un año más la Salve Solemne en la Basílica de Nuestra Señora del Coro. El cielo se ilumina esta noche (22.45) con la pirotecnia sueca Göteborg Fyrverkerifabrik. La oferta musical pasa por Kepa Junkera en Sagüés o Dr. Folk y sus sones celtas en la plaza de la Trinidad, ambos a las 23.30. A la misma hora, bailes de Senegal en el Boulevard con el Ballet Kora o danza contemporánea en la plaza de Cataluña con el Ballet de Biarritz.
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