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Un compromiso por la libertad

La gran fiesta cívica del 9 de octubre nos vuelve a reunir un año más. Pero, en esta ocasión, la cita tiene un significado muy especial para nuestro pueblo. 1978 viene ligado a la aprobación de la Constitución, texto que, como pocos, resume el deseo de los españoles de vivir en democracia y que celebrará su veinticinco aniversario en muy pocos meses.

Un cuarto de siglo apenas significa nada en la trayectoria democrática de un pueblo, pero hay que recordar que es el periodo más fecundo de senda constitucional que se recuerda en España. En estos años se ha comprobado la hechura y versatilidad de un traje a medida de todos, que ha posibilitado un avance significativo en términos de progreso, garantía de derechos y libertades y oportunidades de vida.

Pero también, y no sólo por esas evidentes razones, 1978 ocupa un lugar muy destacado dentro del contexto de nuestra historia como pueblo. El octubre de ese mismo año se gestó un importante acuerdo que sería el punto de partida del proceso de aprobación estatutaria culminado, no exento de dificultades, cuatro años más tarde.

La víspera de un día como hoy, los parlamentarios valencianos, indiferentes a su signo y filiación política, llegaron al compromiso que los unía en la consecución de un objetivo común: la recuperación de nuestro autogobierno aprovechando las ventajas y el horizonte que inauguraba el nuevo orden constitucional.

Los signatarios del compromiso vinculaban la recuperación del autogobierno de nuestro pueblo a la consecución de un sistema democrático para el conjunto de España, afirmando un binomio que hoy todos suscribimos sin reservas.

Gracias a aquel gran compromiso, nos fue posible recuperar nuestras instituciones y libertades, dentro de un marco de solidez democrática, al que el tiempo transcurrido ha venido a dar la razón en su oportunidad.

El acuerdo de la víspera del 9 de octubre fue para todos un punto de inflexión. Inaugura el período más prospero de autogobierno que jamás tuvimos antes y uno de los más avanzados de la nueva Europa, que desea estrenar nuevos mimbres.

El próximo año tendremos ocasión de votar en referéndum una carta constitucional inédita, incluso, en los planteamientos más europeístas. Y lo haremos firmemente convencidos del éxito que supuso, en nuestro caso, ligar autogobierno y democracia.

El momento político actual, cuando el terrorismo intenta ensombrecer la convivencia democrática, nos hace sentirnos llamados a proclamar nuestro profundo sentimiento constitucional y estatutario. La estabilidad de estos marcos legales son la única garantía del progreso pacífico de nuestras sociedades y de aspirar a las más altas cotas de autogobierno y libertad. Con éste motivo, queremos recordar a los que, a lo largo de estos últimos años, han sido víctimas del terror y la intolerancia.

Hay quienes se aferran a la historia para avalar sus planteamientos y esa actitud enseguida les lleva a su falsificación, atendiendo al interés de cada momento. Ése no es nuestro estilo, afortunadamente. Reconocemos, y sabemos hacerlo en público, las virtudes de un modelo, constitucional y estatuario, del que estamos cumplidamente satisfechos.

Precisamente porque nunca hemos querido hacer del pasado nuestra razón y bandera, no vivimos instalados en la nostalgia, ni tampoco añorando tiempos pretéritos. Muy al contrario, sabemos que debemos ganar el futuro y acrecentar un legado del que estamos plenamente orgullosos.

Nuestro día grande mira hoy al futuro. Se abre a nuestras posibilidades más inmediatas. Tenemos la voluntad de convertirnos en un gran pueblo orgullosos de lo que nos hermana y liga al resto de pueblos de España. Éste es nuestro gran mérito y por ello podemos mirar confiados el futuro.

En los próximos años, seguiremos hacia delante, mejorando lo que tenemos; avanzando hacia nuevas cotas de autogobierno; y gestionando en definitiva mejor la confianza depositada en nosotros.

Hoy completamos un ciclo que ni las más optimistas expectativas pudieron imaginar. Lideramos el crecimiento económico y la creación de una sociedad de oportunidades en España; hemos mantenido y ampliado, en estos años, la aspiración de hacer de nuestra tierra un espacio de prosperidad y convivencia entre todos; y nuestra profunda vocación europea y mediterránea nos ha hecho estar presentes en la primera línea europea, ayudando a su definición más plural y auténtica. Muy pronto, el horizonte del 2007, hará realidad los proyectos de infraestructura que dificultaban nuestro desarrollo. Así, podemos confiar en nosotros mismos y en nuestras enormes posibilidades de éxito.

Un nuevo octubre nos convoca a unirnos en el recuerdo de aquél compromiso autonómico que posibilitó la recuperación del autogobierno y nuestras libertades y nos anima a materializar en el presente aquel sueño de libertad que hemos ganado para nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Francisco Camps Ortiz. President de la Generalitat Valenciana.

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