Argentinos universales

Sí, señor. Esto es lo que se esperaba de un director como Josep Pons al frente de la ONE. Una programación diferente, que abra horizontes. No pertenecen los bonaerenses Alberto Ginastera (1916-1983) ni Astor Piazzolla (1921-1992) a otra galaxia, sino al mundo americano que nos queda más cerca. Traducen en sonidos la Pampa enorme y el Buenos Aires gigantesco, son músicos pegados a su realidad pero universales, dueños de un lenguaje personal y comunicativo, nuestro mismo idioma en una ida y vuelta que hay que hacer viaje permanente. Una obligación ahora cumplida con éxito absoluto.

Parece mentira pero la Orquesta Nacional no había tocado jamás las Variaciones concertantes de Ginastera. Se trata de una música de una delicadeza extrema, que exige cuidado en la tensión y en las transiciones y, sobre todo, unos solistas de escrupulosa prestación. Los profesores de la ONE encargados de ello cumplieron perfectamente su cometido. Como toda la orquesta en las Danzas del ballet Estancia, cuatro breves episodios de ambiente pampeano que culminan en el espectacular Malambo, un exigente ejercicio rítmico que Pons resolvió con mano de hierro en guante de seda. En el concierto para bandoneón de Piazzolla se contó con un solista de lujo, nada menos que Pablo Mainetti, uno de los grandes de un instrumento que en sus manos cobra una grandeza impensable. A Mainetti se unieron en los Cinco tangos, también de Piazzolla, el contrabajo Horacio Fumero y el pianista Lluís Vidal. Los tres hicieron un trabajo espléndido, sacaron todo lo que de vida urbana, de cosmopolitismo enraizado, de reflexión sobre lo propio desde un lenguaje que quiere afirmarse que hay en estas piezas tan hermosas. Quizá lo mejor, dentro de la altísima calidad, estuvo en Adiós, nonino y en La muerte del ángel. Se sumó a ellos el concertino Sergei Teslia, que puso la misma entrega de sus colegas.

La ONE estuvo sencillamente espléndida, como si el aire puro que se respiraba en el Auditorio le hubiera entrado bien hondo en los pulmones y el corazón. Se la vio a gusto, pasándolo bien con una música que ni por asomo hubieran soñado tocar hace menos de un año.