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BARCELONA PIERDE A SU SIMIO BLANCO

'Copito' tuvo una muerte dulce

Los veterinarios aplicaron ayer la eutanasia al gorila, que se extinguió de manera rápida e indolora

Jacinto Antón

Copito de Nieve, el único gorila blanco del mundo, falleció ayer a las 6.40 horas de la mañana tras serle administrada una inyección para poner fin a sus padecimientos, según informó el Zoo de Barcelona, donde el primate ha pasado los últimos 36 años, la mayor parte de su existencia. Según los responsables del parque, Copito, que padecía un cáncer de piel -diagnosticado en 2001- en fase terminal, murió completamente sedado y sin sufrimiento. Los restos del gorila albino, incluido su esqueleto, serán entregados a los científicos para su estudio, pero no se exhibirán públicamente.

Su imagen tierna cautivó a varias generaciones y lo catapultó a la categoría de símbolo
El Espacio Copito en Internet lo recordará y permitirá expresar opniones sobre el gorila
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Los despojos de Copito que carezcan de interés para la ciencia serán incinerados como los de cualquier otro animal del zoo.

El alcalde de Barcelona, Joan Clos, que rindió ayer tributo al gorila calificándole de "ciudadano muy especial", precisó que no habrá nada semejante a un funeral por el cuadrumano, ni una capilla ardiente. Anunció que, eso sí, a Copito se le dedicará una calle o plaza, y que se aprovechará su memoria para contribuir a la lucha por la supervivencia de su amenazada especie. Se ha realizado un molde de la cara, las manos, los pies y el pecho del finado primate para erigirle, "en el futuro y si se cree oportuno", una estatua. Algo de lo que sólo han gozado, que se sepa, los ficticios monos estadistas y militares de El planeta de los simios.

El gorila blanco, una celebridad mundial parangonable casi al legendario King Kong, ha tenido varias parejas y deja cinco hijos y siete nietos, el último de los cuales, nacido el pasado septiembre, aún no tiene nombre. Ningún descendiente ha presentado albinismo y que en el futuro alguno lo haga es "poco probable pero posible", en palabras del veterinario jefe del zoo, Jesús Fernández.

Con la muerte de Copito, un ejemplar de gorila de costa capturado por cazadores fang en 1966, cuando tenía entre dos y tres años de edad, en la selva de Nko (Río Muni, Guinea Ecuatorial), y rescatado casi del puchero por el naturalista Jordi Sabater Pi, se extingue uno de los animales más excepcionales que ha producido la vida en nuestro planeta. Es cierto que Copito era una aberración de la naturaleza, un ser teratológico, un monstruo. Pero su albo vellón -devenido ya un natural sudario- le había proporcionado una imagen tierna de peluche que encandiló a varias generaciones y le catapultó a la categoría de símbolo de la ciudad. Clos destacó ayer emotivamente esta circunstancia y manifestó que Copito ha formado parte de la "educación sentimental" de muchos niños y niñas de Barcelona. No parece oportuno hoy hablar de las limitaciones de Copito, un gorila que nunca fue un ejemplo de corpulencia y cuya inteligencia -por no hablar de su vista- no era lo que se dice puntera.

Copito, Floquet, Snowflake o Nfumi Ngui, que por todos esos nombres fue conocido y así, con espíritu ecuménico, se le recordó ayer, vivió confinado en sus instalaciones del zoo si se exceptúan los dos ignotos años de la infancia en las selvas guineanas; el breve periodo en el centro de Ikunde con Sabater Pi; los 11 primeros meses de su estancia en Barcelona, cuando residió en el piso del Eixample del veterinario del zoo, Roman Luera (tuvo la suerte entonces de viajar de vacaciones con la familia al Montseny y a Menorca); algunos traslados médicos, y una breve fuga en 1985, cuando unos gamberros abrieron la puerta de su recinto.

"Estamos muy apenados por su pérdida", declaró el alcalde en una multitudinaria rueda de prensa en el aviario del zoo, en la que los cantos de diversos pájaros exóticos ponían una nota pertinentemente celestial. "Copito había entrado en un proceso de su enfermedad que implicaba dolor y agonía dolorosa y, ateniéndonos a lo inevitable de su estado, se procedió anoche a la eutanasia". Joan Clos recordó que el cáncer de piel había producido "heridas muy graves" al gorila. Una gran llaga que abarcaba desde la axila hasta el pecho, convirtiéndole en un gore gorila, motivó la definitiva retirada de exhibición del animal el jueves.

El veterinario jefe explicó que hasta hace muy poco "la enfermedad de Copito no había interferido casi en su calidad de vida". A Copito, indicó, se le trataba con analgésicos y antiinflamatorios, "y eso permitía al gorila mantener su existencia normal y la relación social con su grupo". Sin embargo, en los últimos cuatro o cinco días "empezamos a perder el control", dijo Fernández. "Al dejar de ingerir algunas comidas, no podíamos administrarle los calmantes y empeoró". Para apagar la vida del gorila blanco se siguió un "protocolo estándar". "Se le administró primero, a las 0.30 horas, un sedante muy potente, por vía oral, y luego, a las 6.00 horas, una inyección de fuerte anestesia". Entonces se procedió a trasladarlo a dependencias veterinarias del parque donde, a través de una vena, se le aplicó lo que el veterinario describe como un cóctel medicamentoso que actúa en la práctica como una sobredosis de anestesia. Copito falleció a las 6.40 horas, de una manera "rápida e indolora", y "sin enterarse de nada".El asunto de qué hacer con los restos de tan excepcional criatura había dado origen a una polémica ya desde antes de que se revelara que el gorila padecía un cáncer. Las posturas más extremas eran la de los que propugnaban que se disecara a Copito, como el naturalista Jordi Sabater Pi, y la de los que postulaban la incineración del cuerpo, como el responsable del zoo y teniente de alcalde, Jordi Portabella, de ERC, para preservar "su dignidad". Clos salió ayer al paso de la cuestión y zanjó que Copito será puesto a disposición de la ciencia para que ésta "pueda aprender de él, profundizar en la excepcionalidad de su condición de albino y contribuir al conocimiento de la especie". Serán las entidades científicas colaboradoras del zoo -las universidades de Barcelona y Autónoma, y los institutos Gutman y Dexeus-, más el mismo zoo, las que se encargarán del estudio. Clos añadió que las partes del animal que no sean necesarias para uso científico irán a parar al Museo de Zoología, siguiendo "una larguísima tradición de la ciudad".

"Más allá de su aprovechamiento científico", continuó el alcalde, "queda el recuerdo que tenemos la gente de Copito". En ese otro apartado, el sentimental, se ha decidido, anunció, realizar una edición, con DVD, de todos los dibujos, más de dos millares, realizados por niños durante la enfermedad de Copito y que el zoo ha recogido. La publicación resultante, nutrida de textos, se editará como homenaje colectivo al gorila blanco, y su aparición, prevista para dentro de "15 días o un mes", será la ocasión para un acto público de recuerdo del finado albino. Clos añadió que se dará el nombre del primate a un espacio, una plaza o calle, posiblemente en la futura ordenación del entorno de la Ciutadella que incluirá la nueva Biblioteca Provincial y el puente sobre las vías férreas hacia el parque de la Maquinista. "Habrá un lugar con el nombre de Copito, un recuerdo específico que contará posiblemente con una estatua, hiperrealista, del gorila", señaló el alcalde.

Jordi Portabella, responsable del zoo, dijo que la decisión de la eutanasia "ha sido difícil, porque hablamos de un animal muy querido, no sólo en Barcelona sino en todo el mundo", y recalcó que "toda la comunidad científica internacional ha tenido conocimiento de los pasos dados". Portabella, que es biólogo de formación, enumeró las manipulaciones realizadas al cuerpo del gorila muerto: "Se ha extraído el epidídimo para conservar células germinales de Copito, del que no se ha conservado semen; se han extraído fluidos, tejidos y cerebro para incorporarlos al Banco de Tejidos Animales; se han extraído también muestras para la conservación de ADN y un centímetro cuadrado de muestras de piel para estudiar el grado de atrofia de los melanocitos; se ha procedido a la necropsia para detallar la causa de la muerte y evaluar el estado general del animal".

Portabella juzgó que la aportación de Copito a la sociedad ha sido grande, al contribuir a la sensibilización mundial ante la problemática de los gorilas. Precisamente este particular ha sido objeto de la crítica de algunos especialistas que han juzgado que el zoo no ha aprovechado lo suficiente la calidad de primate emblemático de Copito en ese terreno de la concienciación. El responsable del parque anunció la creación del Espacio Copito en Internet, con imágenes, dentro del cual figurará una agrupación de "amigos de Copito" donde se podrán expresar opiniones sobre el gorila. Asimismo se creará el Archivo Copito para ordenar y garantizar la preservación de todo el material documental sobre el albino. Portabella anunció también la instauración de unos premios y becas Copito de Nieve -una idea lanzada por Jordi Sabater Pi-, a fin de potenciar los estudios sobre primates y concretamente de gorilas. Las becas, para licenciados, estarán dotadas con 9.000 euros.

Portabella se crispó al preguntársele si se disecaría a Copito: "Los únicos usos de su cuerpo serán de tipo científico, no será disecado, el zoo no lo quería disecar. Pero además no podría serlo, vista la llaga que presentaba, ni con las mejores técnicas de taxidermia del mundo". Del esqueleto apuntó que la necropsia "dirá si se puede conservar, pero si se puede", insistió, "su uso no será expositivo".

Joan Clos y Jordi Portabella, cariacontecidos, ayer al informar sobre la muerte de <i>Copito.</i>
Joan Clos y Jordi Portabella, cariacontecidos, ayer al informar sobre la muerte de Copito.JOAN SÁNCHEZ

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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