Aznar pasa de puntillas sobre los problemas al reanudar las relaciones con Marruecos
Rabat afirma que las diferencias sobre el Sáhara no impedirán el diálogo
"Pueden creerme que si en este momento digo que me siento muy satisfecho de estar hoy aquí, en Marraquech, les digo algo muy cierto". El presidente del Gobierno, José María Aznar, comenzó con estas garantías, generalmente innecesarias, su discurso en la cena que anoche celebró con su colega de Marruecos, Driss Jettu, y pasó a continuación de puntillas sobre los problemas bilaterales para facilitar el objetivo de que "las relaciones políticas entre ambas naciones [estén] como mínimo a la altura de los vínculos que enlazan a los ciudadanos marroquíes y españoles".
Ni siquiera mencionó el problema del Sáhara, en el primer acto público de esta VI cumbre hispano-marroquí, llamada a cerrar la grave crisis que los dos países han vivido a lo largo de los dos últimos años. "Todos deseábamos volver a celebrar, nunca mejor dicho, una reunión como ésta entre ambos países", afirmó Aznar, haciéndose eco del significado especial del encuentro.
El contencioso sobre el Sáhara, causa inmediata de los choques entre Madrid y Rabat, sí fue mencionado, en cambio, por el primer ministro marroquí, que, en su discurso de la cena, retomó las palabras exactas que el rey Mohamed VI pronunció el pasado viernes en Túnez: "Un conflicto artificial creado en torno a la integridad territorial de Marruecos" que debe ser resuelto por la negociación "en el marco de la legalidad internacional".
Su ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa, declaró, por su parte, a la prensa: "Es un problema que no impide el diálogo. España entiende ahora perfectamente la posición marroquí y eso nos encanta. Esperamos que pueda hacer un esfuerzo para llegar a una solución política, pacífica y negociada entre nosotros y los argelinos, a fin de alcanzar un acuerdo que ponga punto final a este conflicto". Benaissa pasó por alto que, en fecha tan reciente como el pasado domingo, la agencia marroquí de noticias, MAP, lanzó unas declaraciones del presidente español en las que éste pedía un "diálogo entre las partes", con el sobreentendido de que, para España, las partes principales son Marruecos y el Frente Polisario.
Rabat sigue negándose a hablar con la organización independentista saharaui como le recomienda la ONU, en el marco del plan de autonomía y posterior autodeterminación elaborado por el ex secretario de Estado norteamericano James Baker.
Dar la vuelta a una curva
Todo respondió, pues, ayer en Marraquech al guión previsto de una celebración anunciada, aunque el ministro marroquí citado se mostró cauto a la hora de evaluar el grado de realización del motivo de estos fastos. "Estamos dando la vuelta a una curva, y esperamos llegar a caminar por una autopista. Ese encuentro es la ocasión para reforzar la confianza entre los dirigentes de nuestros dos países, y quizás lleguemos a dar la vuelta a una página de nuestra historia y empecemos otra", declaró Benaissa a periodistas españoles.
Una copiosa delegación oficial de más de 80 miembros había llegado de Madrid sobre las cinco de la tarde (una hora más en España) para subrayar el hito. Incluyó finalmente a ocho ministros -los de Exteriores, Economía, Interior, Justicia, Fomento, Agricultura, Educación y Trabajo- y tres secretarios de Estado -los de Exteriores, Comercio e Inmigración-.
Aznar aterrizó en un Falcon 900 diez minutos después, porque el flamante Airbus 310 que utiliza en sus desplazamientos se llenó con el séquito. Fue recibido al pie del avión por el primer ministro Driss Jettu, con dos besos que dejaron atrás los malos tiempos recientes en que a las autoridades españolas les esperaba en Marruecos como mucho algún jefe de protocolo. Himnos, saludos y conversaciones informales dentro del nutrido grupo precedieron a las primeras reuniones sectoriales de trabajo, entre los responsables de cada ministerio, y al primer encuentro entre Aznar y Jettu en la villa de éste.
En la práctica, se confirmaron las dos noticias esperadas: que las dos partes firmarán hoy un acuerdo para la repatriación de menores que los españoles tenían por dudoso, porque en la reunión celebrada la semana pasada en Rabat los marroquíes dijeron que debían consultarlo todavía; y que se aprobará también un plan de cooperación por un total de 390 millones de euros, tan considerable que el ministro de Economía y vicepresidente primero, Rodrigo Rato, comentó a la prensa en tono jocoso: "Con 390 millones de euros, la cumbre soy yo. Lo demás es bla, bla, bla. Yo soy el que ha venido a Marruecos".
El propio Aznar se hizo eco, en su discurso nocturno, de que el segundo acuerdo citado es "el más alto jamás suscrito por España". Por lo demás, insistió en el terrorismo como "primer enemigo" común de los dos países; apreció que Marruecos "comparte" la voluntad de luchar contra la inmigración ilegal mediante un "tratamiento integral del problema"; alabó "las acertadas reformas económicas emprendidas por el Gobierno marroquí", y agradeció "la hospitalidad" de Mohamed VI, con el que tiene previsto mantener hoy una entrevista que será la prueba del nueve del éxito de este encuentro. Pero Aznar lo hizo todo sin entrar en grandes análisis, como si tuviera miedo de que, profundizando en los temas, se rompiera el encanto del momento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.