_
_
_
_
RAFAEL JUNCADELLA | Promotor de la red de intercambio de conocimientos

"Sólo lo barato se compra con dinero"

Rafael Juncadella pertenece a un colectivo cada vez más numeroso de Nou Barris que practica lo que ellos llaman "militancia social". La mayoría, aunque no es su caso, habían militado en organizaciones de la extrema izquierda, pero de eso hace ya tiempo. Ahora lo que más les motiva es contribuir a que la realidad del distrito barcelonés, cuya población está cambiando a ojos vistas, sea lo más acogedora posible.

En ese ambiente Juncadella se siente cómodo ejerciendo la profesión de maestro, en la que lleva 52 años. Hace una década que él y sus compañeros tejen una red cada vez mas tupida -red de intercambio de conocimientos, le llaman- en la que participan 150 personas. Las normas de funcionamiento son sencillas: cuando alguien quiere aprender algo le buscan profesor gratis, pero a cambio le piden que a su vez enseñe lo que sepa.

La salud y los idiomas son las materias con más demanda. Poco a poco van creando un espacio "no monetarista" que utiliza los conocimientos o la sopa como excusa para engordar el tejido social y de paso estrechar la relación entre los "nuevos vecinos", mayoritariamente extranjeros, y los que llegaron a Nou Barris en los años sesenta procedentes del resto de España.

Savia nueva

Quienes participan en la red de intercambio se divierten. No lo hacen como un sacrificio. Perciben la inmigración en positivo por lo que aporta de "savia nueva y acentos que vuelven a llenar de niños los parques". Saben que no faltan encontronazos entre culturas tan dispares que a veces acaban en una disputa de vecinos en escaleras donde no siempre es fácil convivir.

Ciertamente, no todos lo ven igual; no faltan comunidades de vecinos que convocan reuniones cuando se enteran de que un inmigrante ha alquilado un piso en la finca. Pese a todo, muchas personas opinan que conseguir que los nuevos vecinos se sientan tan a gusto en Nou Barris como lo están ellos depende en gran medida de la sociedad civil.

Juncadella, que a los 72 años está más que jubilado, dice sentirse "jubiloso" y hace suya la letra de una canción de Alberto Cortez: "Solamente lo barato se compra con dinero" para apostillar que lo realmente importante en la vida, "la salud, el afecto y la felicidad", no hay tienda que lo venda. No es fácil encasillar a este maestro nacido en Sant Vicenç dels Horts que participó en la lucha de las escuelas de adultos y en casi todas las guerras cívicas de Nou Barris, donde reside desde 1979.

Fue sacerdote salesiano hasta que, influido por los aires del Vaticano II y por sus reflexiones, colgó la sotana. No se ha casado.Tiene lo que él llama "varios hijos espirituales", tantos como iniciativas ha emprendido, que en general se han consolidado. Entre ellas figura una jornada, con el eslogan La cultura va de fiesta, que desde hace 23 años se celebra el segundo domingo de mayo. Esta jornada está organizada por la Escuela Freire, donde Juncadella trabajó varios años como profesor, y en ella participan unas 60 entidades de Nou Barris.

Con tanto como tienen que hacer en su barrio y su ciudad, a estas personas aún les queda tiempo para la cooperación con otros países. Nicaragua ocupa un lugar preferente en los afectos de Juncadella desde la primera vez que viajó allí, en 1986. "Entonces", asegura, "me anicaragüé".

"Nocivo para el país"

Ha viajado al país centroamericano en 15 ocasiones. Vivió muy de cerca la revolución sandinista desde una escuela de alfabetización en la que trabajó tres años, dos con los sandinistas en el poder y uno con el Gobierno de Violeta Chamorro. Se quedó hasta que el delegado de Educación que trajo consigo el Ejecutivo de la presidenta Chamorro le echó alegando que era "una persona nociva para el país". Tal vez porque enseñaba a leer y escribir a los campesinos, apunta.

Pese a que los sandinistas perdieron las elecciones en 1990, su compromiso personal y el del comité de solidaridad con Nicaragua perdura. Juncadella no puede olvidar lo que le dijo una joven sandinista en cierta ocasión: "Más que la CIA, nos ha perjudicado la gente que vino a cooperar y porque perdimos unas elecciones nos abandonaron".

Estos "xarxers" (de xarxa, red), como les gusta autodefinirse, son una rareza en el mundo en que vivimos. Cuentan que hacen talleres de tópicos que consisten en buscar en el lenguaje cotidiano las múltiples expresiones xenófobas que usamos sin darnos cuenta. Están vacunados contra quienes arrancan la frase diciendo: "Yo no soy racista, pero...". Personas como Juncadella se limitan a sembrar semillas de comprensión en un lugar de Barcelona que para ellos, más que un distrito, es un referente .

Un festival de sopas

Para ayudar al barrio nicaragüense de Boris Vega, en Estelí -con el que Nou Barris está hermanado-, todos los segundos domingos de mes estos xarxers montan en la Via Júlia un "mercadillo solidario" en el que venden a "un precio favorable" los objetos que la gente previamente les regala. Los cerca de 700 euros que recaudan los destinan a mantener el centro de preescolar comunal, la biblioteca, la ludoteca y las letrinas de muchas casas.

Con imaginación y bastante altruismo surgen las ideas para agrandar el tejido social. La sopa es otra excusa. Juncadella está ilusionado con el primer Festival Internacional de Sopas, que se celebrará coincidiendo con las fiestas de carnaval y en el que habrá caldos oriundos de "América, África, Oceanía y Nou Barris". Un total de 30 sopas para degustar y, si se tercia, para conocer al inmigrante del piso de arriba, al que podrán llamar por su nombre de pila y no por el gentilicio de su país de origen.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_