Etta Moten Barnett, la cantante negra que rompió las barreras raciales
Ha muerto Etta Moten Barnett, que fue protagonista de la producción de Porgy and Bess en Broadway en 1942 y rompió las barreras raciales en dos películas de los años treinta. Tenía 102 años y falleció a causa de un tumor de páncreas en el Mercy Hospital de Chicago.
"Antes de Halle Berry y Dorothy Dandridge, antes incluso de Lena Horne, estuvo Etta Moten, una actriz negra que se enfrentó a todos los inconvenientes de ser mujer afroamericana y artista", escribió Joy Bennett Kinnon en Ebony Magazine.
Barnett, hija de un pastor metodista de Tejas, no parecía la candidata adecuada para la escena. Se casó joven, tuvo tres niños y abandonó el matrimonio, todo ello antes de cumplir los 30. Tras su divorcio volvió a la escuela, obtuvo un título en voz e interpretación y un diploma de maestra de la Universidad de Kansas, donde fue uno de los 150 afroamericanos en un conjunto de 6.000 estudiantes.
Su recital de graduación en 1931, al que asistieron más de mil personas, dio como resultado la invitación para realizar un solo en el muy respetado coro de Eva Jessye en Nueva York. Dejó a sus hijos al cuidado de sus padres y se encaminó a Nueva York, haciendo parada en Chicago. Fue allí donde conoció a Claude Barnett, fundador de Associated Negro Press, una agencia de noticias para los periódicos negros de la nación. Se casaron en 1934. Armada de cartas de presentación, la cantante hizo una audición para una obra de Broadway y consiguió un papel en Fast and Furious, que sólo duró unas cuantas representaciones. Después obtuvo un papel en Zombie, con la que estuvo de gira. Andando el tiempo se encaminó a la Costa Oeste.
En Hollywood Barnett dobló a Barbara Stanwyck, Ginger Rogers y otras actrices y apareció en dos películas. Los dos papeles eran pequeños, en Flying down to ric aparecía en los títulos simplemente como Etta Moten: la cantante negra. En Río estaba entre los que cantaban The Carioca, un número montado para exhibir a la nueva pareja formada por Fred Astaire y Rogers. "Dime, ¿has visto un carioca?", cantaba Barnett con una amplia sonrisa en su rostro, "tiene un ritmo complicado, entre picante y chalado". La canción, que Barnett interpretaba con una cesta de frutas sobre la cabeza, fue nominada por la Academia. El papel de Barnett en otra película, Gold diggers of 1933, supuso un importante avance para una actriz afroamericana, a pesar de que Barnett no aparecía en los créditos.
"Era una mujer negra que no hacía el papel de criada, que no era gorda, de mediana edad o de aspecto maternal; que era muy sexy y atractiva y que cantaba una canción de amor en vez de un espiritual negro", hizo notar el Chicago Tribune en 1989.
Barnett atrajo la atención de la primera dama Eleanor Roosevelt, que le pidió que cantase Forgotten man en la fiesta de cumpleaños del presidente Franklin D. Roosevelt en 1934. Fue la primera mujer negra que cantó en la Casa Blanca. Volvió a Nueva York para actuar en el reestreno de 1942 de Porgy and Bess. Lo representó en Broadway durante seis meses antes de salir de gira con él durante dos años. Pero el esfuerzo de cantar como soprano dañó su voz. "Lo canté demasiado tiempo", declaró a Ebony Magazine en 1997.
Tras la muerte de su marido en 1967, Barnett se mantuvo activa en muchas organizaciones, entre ellas el Consejo Nacional de Mujeres Negras, la Ópera Lírica de Chicago, el Field Museum de Chicago, el Museo DuSable de Historia Afroamericana, la Conferencia Nacional de Cristianos y Judíos y el Instituto Afroamericano.
Harry Belafonte se encontraba entre los asistentes a la fiesta de celebración de su centésimo cumpleaños en Chicago. "Dio a los negros la oportunidad de verse en la gran pantalla como algo hermoso cuando todo lo que había habido antes hablaba de nuestra degradación", dijo Belafonte. "En ella encontramos otra dimensión del hecho de ser negro en nuestro tiempo. Ella es una estrella auténticamente brillante".-
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