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Crítica:ÓPERA | 'Tosca' con Raina Kabaivanska
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Adiós con el corazón

En su particular "sinfonía de los adioses", Raina Kabaivanska, de 69 años, se despidió en Madrid de Tosca, un personaje que ha llevado 400 veces a escena y del que ha sido, junto a María Callas, una referencia de los últimos 50 años. La soprano búlgara ha perdido brillo y poder vocal, pero las limitaciones musicales las sortea a base de sabiduría teatral, experiencia artística y una entrega admirable. El segundo acto, sobre todo, fue una lección magistral de cómo acentuar, cómo decir, cómo definir, cómo frasear, cómo construir un personaje. Es una lástima que no lo compartiese con Raimondi. El dúo teatral habría sido irresistible.

Fue una velada con temperatura, con auténtica pasión en la sala. El público ovacionó a Kabaivanska nada más aparecer en escena y la despidió con un entusiasmo indescriptible, bravos a pulmón abierto, y lluvia de octavillas y flores.

Tosca

Con Raina Kabaivanska, Mario Malagnini y Enrique Baquerizo. Teatro Real, Madrid, 26 de enero.

El delirante comportamiento colectivo ponía de manifiesto la añoranza de grandes personalidades en la ópera, a la vez que reivindicaba el mundo de las emociones en primer plano. Por encima de todo se homenajeaba una trayectoria, una historia lírica un poco a contracorriente del sistema, en la que domina sobre todo la componente humana de la ópera, el talante de actriz-cantante de la soprano, su habilidad diabólica para meterse en la piel de los personajes, su increíble capacidad de comunicación.

¿Ha sido acertada la decisión de Kabaivanska de cantar a estas alturas Tosca en Madrid? En los corrillos había opiniones para todos los gustos, aunque predominaban los de admiración por la cantante.

Del resto del reparto vocal mantuvo el tipo el tenor Mario Malagnini y quedó a falta de un hervor Enrique Baquerizo en el papel del malvado Scarpia. En cuanto a las direcciones escénica y musical, ya fueron comentadas hace unos días en este periódico. Únicamente lamentar de nuevo las dificultades que supone el vestuario de Squarciapino para la concentración de la protagonista.

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