El Consejo de las Artes se pondrá en marcha en 2005
Josep Maria Bricall afirma que "hay que 'despatumizar" la cultura
El proceso para constituir el Consejo de la Cultura y las Artes en la Generalitat se ha puesto en marcha. La consejera de Cultura, Caterina Mieras, indicó ayer los plazos previstos para crear la ley de constitución de este organismo, que podría empezar a funcionar a 2005 si se consigue la unanimidad parlamentaria que se busca. Josep Maria Bricall, comisionado para proponer la estructura de este organismo, señaló ayer que habrá consultas amplias con el sector. "Tenemos que despatumizar la cultura", indicó.
De momento no hay indicios de cómo será y qué competencias tendrá el futuro Consejo de la Culturas y las Artes en la Generalitat. Lo que sí se sabe es el número de folios que tendrán los informes que se ha comprometido a realizar el equipo que lidera Josep Maria Bricall, en el que también se integran Xavier Fina y Ezequiel Baró, especialistas en economía de la cultura. Según indicó ayer Bricall, el primer informe, que presentará entre septiembre y octubre, tendrá cinco folios -"aunque espero que no me riñan si tiene 6 o 10", añadió- e incluirá un resumen del análisis que habrá realizado durante estos meses sobre el funcionamiento de organismos similares en otros países europeos y en Canadá, así como de las entrevistas que habrá mantenido, primero con los miembros de los consejos asesores de Cultura de la etapa de Tarradellas y del primer Gobierno de Pujol, y después con las instituciones relacionadas con la cultura y los responsables de la plataforma del sector que se ha organizado para solicitar la creación de este consejo.
Este documento, reducido, se enviará después a las personas inicialmente interesadas para que puedan contribuir al proceso con sus consideraciones. "En este país hay muchas patums y se trata de que todo el mundo, por el hecho de ser contribuyente, tiene derecho a decir lo que piensa", indicó Bricall. "Tenemos que despatumizar el país", añadió poco después de hacer una llamada a la crítica porque, indicó, "el primer objetivo de un país serio es potenciarla". De todos estos debates y encuentros, así como del análisis de las experiencias concretas de estos organismos en diferentes países, saldrá a finales de año otro documento, "de unas 26 páginas", que será la base a partir de la cual los diferentes grupos parlamentarios trabajarán en el proyecto de ley, que se prevé pueda estar aprobada antes del verano de 2005.
"El departamento se compromete a asumir el informe del comisionado, que trabajará con plena libertad y autonomía, y nos gustaría que la ley posterior se apruebe por unanimidad porque nos interesa que haya continuidad", indicó Mieras. "Ésta será la ley básica de esta legislatura en cultura y queremos ponerla en marcha inmediatamente. Para ello, dentro de dos semanas informaremos de los cambios que realizaremos en el organigrama del departamento para empezar a adaptar su funcionamiento al futuro consejo, de manera que pueda ponerse en marcha sin demoras una vez aprobada la ley".
Mieras, que no quiso adelantar estos cambios ni se pronunció sobre el grado de competencias que tendrá el nuevo consejo, indicó que éste organismo supone "un cambio de 180 grados en la política cultural que se ha hecho hasta ahora" y afirmó que el objetivo es "preservar la cultura de la injerencia de la política y la economía", y asegurar la "coparticipación" del sector en las líneas básicas de la política cultural del país.
Al acto de presentación de este plan de acción asistieron ayer algunos representantes de la Plataforma de la Cultura para un Consejo de las Artes de Cataluña, integrada por 17 asociaciones del sector que, según indicó ayer el actor Herman Bonnin, "representan a unos 16.000 profesionales del sector cultural". Bonnin reconoció que estos primeros meses "ha habido un cierto desencanto", pero se felicitó por la iniciativa de crear este organismo "con capacidad de decisión y dependiente del Parlament".
A la espera de que se defina de manera más clara qué competencias corresponden al Departamento de Cultura y cuáles podrán pasar a depender del nuevo organismo, Bricall afirmó ayer que no puede hablarse más de la "excepcionalidad cultural catalana". "Hemos perdido mucho el tiempo con esto. Lo que quiero es ser una persona normal en un país normal, y para ello hay que tener presente que lo que importa es una Administración que debe servir al interés general". "Cuando hablé con Pasqual Maragall del tema", añadió, "le subrayé la importancia de este organismo porque es difícil hacer una política cultural seria si no se está bien asesorado. Tengo confianza en el presidente de la Generalitat y haré lo que pueda".
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