Con ustedes, la Plaza del Castillo
Pamplona reabre su 'sala de estar' tras concluir tres años de trabajos para un aparcamiento subterráneo
La nueva Plaza del Castillo de Pamplona se ha presentado en sociedad. Tres años después del inicio de la obra más controvertida de la historia contemporánea de la capital navarra, el equipo de gobierno de la alcaldesa, Yolanda Barcina, de UPN, ha inundado de geranios rojos, música de bandas, fuegos artificiales e iluminación la remozada sala de estar de la ciudad.
Parte de los ciudadanos considera que la recoleta plaza ha sido transformada en un recinto impersonal y que quedará desprotegido bajo el inclemente sol del verano. Otra parte opina que luce una estética renovada y funcional. En las cuatro plantas del aparcamiento subterráneo que ocupan su subsuelo se agolpan ahora 900 vehículos, 429 de ellos pertenecientes a vecinos del casco histórico que pagan 18.805 euros por cada plaza.
Muchos ciudadanos rechazan aún la obra más controvertida de la capital navarra
Como ocurre en casi todos los debates sobre urbanismo, la sociedad está dividida. No son pocos quienes siguen opinando que el Ayuntamiento y el Gobierno navarro cometieron un expolio con los yacimientos arqueológicos hallados durante las excavaciones, que resumían dos mil años de historia de la ciudad en unas pocas hectáreas. Otros aparcan sus coches en el mismo corazón de Pamplona sin hacerse más preguntas.
Barcina saludó el pasado 4 de junio, en la misma boca del parking, al primer usuario que entró con su coche en el recinto. La noche del pasado viernes, las autoridades descubrieron una placa mientras miles de personas asistían a los actos festivos programados para la inauguración oficial como ausentes. Pero el acto vivió la misma tensión que se registró en el inicio de las obras. Más de un centenar de vecinos increpó a la alcaldesa y los concejales y se reprodujeron los incidentes de su origen, algunas de cuyas consecuencias han seguido en los tribunales hasta hace pocas semanas.
El pasado mes de mayo, cuatro de las personas juzgadas por desórdenes ocurridos en el verano de 2001 eran absueltas, pero dos vecinos vieron confirmada su condena y deberán indemnizar al consistorio con 1.291 euros cada uno por los daños causados en las vallas que protegían los primeros trabajos de excavación.
"No hay nada que celebrar", aseguran los portavoces del colectivo ciudadano que promovió un referéndum sobre las obras, tras comprobar que el Ayuntamiento rechazaba las 25.000 firmas recogidas en tal sentido. La consulta cosechó el voto de 20.000 personas, la mayoría de ellas opuesta al proyecto. El consistorio defiende la necesidad de construir aparcamientos subterráneos y planea varios más en el centro de la ciudad.
El lienzo de muralla medieval de algo más de cien metros de longitud perteneciente al castillo de Fernando el Católico es el único hallazgo arqueológico que la ley obligó a integrar en el proyecto. El resto, el mayor conjunto de termas romanas del norte de España, una sorprendente necrópolis árabe con más de cien tumbas orientadas hacia la Meca y el entramado callejero del barrio medieval de Zurriburbu, fue documentado, desmontado por completo y almacenado, en contra de la petición expresa de los propios arqueólogos del gabinete Trama, encargados de las excavaciones, y de un conjunto de catedráticos de Arqueología.
Los jueces archivaron las denuncias interpuestas contra la alcaldesa y los responsables del Gobierno foral que autorizaron la retirada de los yacimientos. Hoy en día los dos mil años de historia que periodistas, políticos y técnicos visitaron durante meses han sido sustituidos por cuatro plantas de aparcamiento cuya gestión, a cargo de la empresa Eyssa, ha levantado también disensiones con los vecinos. Ayuntamiento y Ejecutivo foral se han reservado algo más de cincuenta de esas plazas para el estacionamiento de coches oficiales, pero los adjudicatarios acusan al consistorio de haber hecho un escaso seguimiento del proceso de adjudicación. Los tribunales tendrán que aclarar el plazo de cesión de cada plaza. También la cuota de mantenimiento impuesta por Eyssa, 26 euros mensuales, ha motivado el enfado de muchos adjudicatarios.
"Los comerciantes necesitábamos aparcamientos, los vecinos también, y ya están hechos", señalaba en la noche del viernes la propietaria de una tienda de la Plaza del Castillo mientras los fuegos artificiales celebraban la recuperación peatonal del corazón de la ciudad, que dentro de pocos días acogerá algunos de los conciertos más destacados de las fiestas de San Fermín. Carlinhos Brown o Elíades Ochoa cantarán sobre lo que fue la historia milenaria de la ciudad.
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