Los expertos coinciden en que España sigue siendo objetivo de atentados
La jornada en la Comisión del 11-M se cerró ayer con un especialista en conflictos internacionales, un sociólogo y un catedrático. No hubo representantes musulmanes. La tarde comenzó con el director del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, Jesús Núñez, que destacó al igual que el sociólogo Manuel Castells, la dificultad de luchar contra una amenaza global "que sigue con la misma fuerza que antes del 11-S y del 11-M. Ambos coincidieron en que España sigue en la agenda de Al Qaeda, en la que, como destacó Núñez, "se incluyen todas las elecciones de los países occidentales, para buscar rupturas entre la población y sus Gobiernos".
El experto en seguridad en el Mediterráneo denunció "una cierta permisividad" con los radicales islamistas antes del ataque contra EE UU, "que utilizaban España como lugar de descanso o de contacto. La amenaza se estaba perfilando y no se reaccionó". También mencionó un estudio de los servicios de inteligencia noruegos, de 2003, "que apuntaba a España y Polonia como objetivos".
Castells aludió a los mensajes de móvil utilizados para convocar las manifestaciones ante las sedes del PP en la jornada de reflexión: "Es una reacción normal, aunque innovadora, que se produce cuando la población tiene desconfianza ante los mensajes que recibe de las instituciones: No se pueden jugar con políticas partidistas en temas relacionados con la muerte".
El catedrático de Historia de las Religiones de la Universidad Pontificia de Salamanca, Antonio Xabier Picaza, rechazó la elaboración de una norma especial para el control de las mezquitas, "ya que si se constata que en alguna de ellas se propaga la violencia la aplicación del derecho español sería suficiente". Castells rechazó también el control, al contrario que Núñez que lo definió como algo necesario.
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