Erika Villaécija es única
La barcelonesa, brillante dentro de la mediocridad española, logra el récord nacional y es quinta en los 800m libres, ganados por la japonesa Shibata
Pareció que iba a llorar. No era para menos. Después de los malos resultados cosechados por la natación española en Atenas, bajar en casi 2,5 segundos el récord de España, con 8m 29,04s, y acabar en la quinta posición en una prueba tan exigente como los 800 metros libres no es nada despreciable. Así que los ojos se le nublaron a Erika Villaécija cuando todo acabó. Parecía tan débil, tan vulnerable. Y, sin embargo, en la piscina del Centro Acuático Olímpico demostró no sólo su fortaleza física, sino también su extraordinario espíritu competitivo.
Ella no se llevó ninguno de los tres metales, que tenían de antemano nombres y apellidos. Faltaba sólo cuadrar las posiciones. La japonesa Ai Shibata fue la que se llevó el oro, mejorando su tiempo de esta temporada en casi tres segundos, pero quedando lejos del récord mundial y del olímpico. Su explosión se produjo en los últimos metros. En los 50 finales fue en los que superó a la francesa Lauri Manaudou, que, a sus 17 años, alcanzó su tercera medalla. Antes había logrado el oro en los 400 libres y el bronce en los 100 espalda. El bronce en los 800 libres fue para la estadounidense Diana Munz.
El equipo de relevos 4x100m estilos también bate la plusmarca y es finalista
"Contra ellas no puedo competir todavía", explicó Villaécija; "pero me he demostrado a mí misma que puedo alcanzar su nivel. Desde este momento, ya me marco el objetivo de conseguir una medalla dentro de cuatro años, en Pekín".
Sus últimos resultados le cayeron como agua de mayo a la nadadora barcelonesa, que en algunos momentos de su carrera llegó a plantearse incluso si valía la pena tanto esfuerzo para quedarse en las puertas de las medallas. Su moral se resquebrajó en Atenas cuando nadó los 400 metros libres y, con un tiempo deprimente, ni siquiera se clasificó para la final. Fue un resultado que se sumó a la depresión general de la natación española. La propia Villaécija contribuyó a que el equipo femenino de relevos 4x200 libres entrase en la final. Y aquello pareció dar un pequeño vuelco a su propia moral.
"Ahora estoy bien", dijo cuando concluyó el relevo; "creo que esto ha elevado los ánimos de todo el equipo. Era lo que hacía falta para levantar el vuelo". No es seguro que a los demás les sirviera. Pero a ella sí. Porque, cuando saltó a la piscina para afrontar las series de los 800 metros, su aspecto era ya el de una gran competidora. En la serie matinal de clasificación no hizo un gran tiempo (8m 33,61s), pero entró con la séptima posición en la final. "Por la tarde nadará mejor", dijo su entrenador, Joan Fortuny.
Y así fue. Ayer, en la final, Villaécija dio un sensacional salto. Llegó a ocupar la cuarta posición y después se movió entre la quinta y la sexta hasta que palmeó quinta. "Ha tenido mala suerte", agregó Fortuny; "se ha quedado sola y sin referentes porque la carrera se estaba dirimiendo en el otro lado. Si hubiera estado allí, no sé de qué estaríamos hablando ahora. Tal vez de una medalla".
Quinta y con un récord español. Un balance positivo para ella, que ya había disputado otra final en Atenas. Pero un momento también para replantearse su carrera. "Creo que todo esto me ayudará a seguir adelante", explicó; "hubo momentos en que sentí dudas, en que no tenía muchas ganas de seguir otros cuatro años. Pero aquí he adquirido una buena dosis de experiencia y mucha motivación".
Era lo que le hacía falta porque en los próximos cuatro años deberá trabajar aún más intensamente, pensando que puede tocar la medalla. "Lo hará", augura Fortuny; "es muy competitiva. Éstos son sus primeros Juegos, al igual que para muchos otros nadadores. Han vivido la experiencia, saben lo que es. Pero está claro que hay que dar un salto cualitativo a todos los niveles. Los españoles estamos compitiendo demasiado en Europa. Y lo que hace falta ahora es luchar contra los estadounidenses y los australianos. Eso es lo que voy a pedir a la federación".
Villaécija no fue la única nota positiva. El equipo femenino de relevos clasificó por primera vez a España para una final olímpica de los 4x100 estilos. Nina Yivanevskaia, Sara Pérez, de 16 años; María Peláez y Tatiana Rouba batieron, además, el récord nacional con un tiempo de 4m 6,90s, el séptimo mejor de los finalistas. La mejor plusmarca española, 4m 8,64s, estaba en posesión del equipo formado por Yivanevskaia, Belén Domenech, Ángela San Juan y Rouba desde 2002.
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