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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La policía noruega sigue sin tener pistas contundentes sobre el robo de los cuadros del Museo Munch

Un extintor que se cree fue utilizado por los ladrones que a punta de pistola robaron El grito y Madonna, los dos cuadros más famosos de Edvard Munch, el pasado domingo 22, está siendo analizado en los laboratorios de la policía noruega con la esperanza de encontrar huellas que conduzcan a la identificación de los autores del robo. Esta información fue difundida ayer en un comunicado emitido por el portavoz policial, Öywind Nordgaren, quien dijo que se trabaja en el análisis de otros objetos, lo que ha permitido reconstruir con mayor verosimilitud la huida de los asaltantes.

En función de ello se tiene la certeza de que el automóvil Audi de color negro, que numerosos testigos vieron huyendo del lugar, fue abandonado y quemado mientras sus ocupantes se trasladaban a un segundo vehículo que los estaba esperando. Ello conduce a la comprobación de que los participantes del golpe fueron algunos más que los tres que cometieron la primera etapa del robo.

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El hecho de que varias mafias, formadas por delincuentes extranjeros conectados con "colegas" noruegos, hayan cometido recientemente grandes atracos de dinero y de armas, estas últimas en una guarnición militar, más un intento de robo de valores anteanoche, también en la capital, inclina a la policía a centrar sus pesquisas en esos círculos.

En el frustrado intento del domingo por la noche fueron detenidos tres delincuentes, entre los que se encontraba uno de nacionalidad albanesa, además de dos noruegos. Lamentablemente, según las evaluaciones de las autoridades policiales y principalmente del museo, los cuadros no estarían en manos de expertos, sino de delincuentes que sólo conocen su valor material.

Aunque existe una gran inquietud por ello y por la ausencia de avances sobre el destino de las obras y los autores del robo, se considera que esto último está dentro de lo "normal". Se recuerda que en el robo anterior de El grito, en febrero de 1994, los ladrones no dieron "señales de vida" hasta un par de meses después, cuando hicieron llegar una oferta de devolución a cambio de una fuerte suma de dinero. Ello llevó a una serie de contactos que, finalmente, a través de un supuesto comprador, logró la detención de los ladrones y, fundamentalmente, la recuperación del cuadro. El hecho de que los cuadros estén ahora en manos de delincuentes comunes aumenta los temores.

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