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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Poemas del mundo bajo

Charles Bukowski (1920- 1994) -nacido en Alemania pero emigrado con sus padres a Estados Unidos cuando tenía dos años- escribió una poesía ajena por completo a las convenciones académicas o gremiales de los poetas al uso, a los que describió de la siguiente guisa en el poema Tú, mira esto (incluido en el volumen que comentamos): "no habéis probado / nunca / el verdadero sabor del / Infierno / no os habéis asomado / nunca / al Borde de vosotros / mismos /no habéis estado / nunca solos / entre / paredes afiladísimas". Por tanto, fuera tropos y olimpismos, academias y vanidades y vayamos a la realidad sucia, a la calle y sus detritus donde un tal Hank (la voz de estos poemas) no hace otra cosa que narrar su inconmensurable misantropía y sus múltiples desdichas, su alcoholismo, su promiscuidad, su nihilismo y su áspero, ácido y siempre nihilista humor.

POEMAS DE LA ÚLTIMA NOCHE DE LA TIERRA

Charles Bukowski

Traducción de

Eduardo Moga

DVD. Barcelona, 2004

454 páginas. 18 euros

Historias de toda laya, disparatadas, siniestras, crueles, desesperadas, protagonizadas por ese Hank errante, aspirante a escritor, maltratado por los editores, incomprendido por sus padres -clavado el poema (Ellos y nosotros) en el que convoca a la flor y nata de la literatura norteamericana del siglo XX para ridiculizar el desprecio de sus padres por la vocación de su hijo-, inteligente y cínico, despiadado y humorista, melómano y mucho más culto de lo que parece. En general, los poemas de este volumen son historias del pasado pero el presente de quien las cuenta nos permite ver que, desde entonces, su vida ha cambiado mucho para bien (aunque ese cambio se esconda y agazape, tal vez para ser fiel hasta el final al limpio fracaso que nunca se corrompe). En ese presente Hank (Bukowski) ya es un escritor que publica (un mecenas le mima), tiene un considerable número de fieles lectores y, más acomodado y mucho más viejo, puede declarar con orgullo su amor a su mujer (lo que contrasta aparatosamente con el salvaje cinismo de la edad podrida).

Éste es el último libro de poemas de Bukowski, grueso donde los haya, uniforme en su tono y en sus referencias, en sus bronquedades y en su abrumadora sinceridad, pero también rico en inteligencia crítica y, sobre todo, en una poderosa emotividad comprometida a fondo con los hechos que revelan esas confesiones. Y además, de vez en cuando, fulguran inesperadas ráfagas líricas que recuerdan que también en los estercoleros crecen las flores.

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