Miles de personas despiden en Burgos a los ocho obreros fallecidos en un incendio

El funeral de ayer por los ocho trabajadores fallecidos en el incendio del local que les servía de vestuario el pasado jueves en Burgos fue multitudinario. Media hora antes de que empezara el acto religioso comenzaban a llegar a la catedral de Burgos auténticas riadas de personas. A las ocho de la tarde, cuando oficialmente se iniciaba la ceremonia, 4.000 personas abarrotaban el interior del templo, muchas de ellas procedentes de varios pueblos de la provincia, desde donde se organizaron autobuses para asistir al funeral. Otro millar de ciudadanos siguió la ceremonia por megafonía desde fuera. Y cientos de personas más se quedaron en los alrededores de la catedral.

El arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, que ofició la ceremonia, pidió en su homilía a las administraciones "que no regateen medios y esfuerzos para que todo se haga con justicia". Además de la investigación judicial, la Inspección de Trabajo ha abierto pesquisas para determinar responsabilidades por el accidente. De momento se sabe que se incumplió la legislación con la presencia de maquinaria y combustible en el local donde se cambiaban de ropa los trabajadores.

A mediodía, cientos de personas asistieron a los funerales y posterior entierro de Benjamín Tejido Ramos, de 49 años, y de Alejandro Scarpellini Bernard, de 36, fallecidos en el accidente laboral del pasado jueves.

Las honras fúnebres por Tejido, natural de Santoyo (Palencia) y residente en Burgos, se celebraron a las once y media de la mañana en la parroquia de la Barriada de San Cristóbal, de la capital burgalesa.

Media hora más tarde tenían lugar las exequias por Alejandro Scarpellini Bernard, ciudadano italiano residente en Burgos, en la parroquia del barrio del Pilar.

Por la tarde fue enterrado en la localidad de Moncalvillo de la Sierra (Burgos), Manuel Rey Benito, de 32 años, que murió el viernes tras permanecer en situación crítica en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital General Yagüe de Burgos durante dos días.

Precisamente el viernes fueron enterrados en Astudillo (Palencia), Rubén Vallejo Alonso, de 42 años; José Bustillo Nava, de 46, y Angel García Martín, de 44; mientras en Burgos recibieron sepultura Rodrigo Pérez Juez, de 20 años, y Benjamín Santamaría Pérez, de 52.

Otros cuatro obreros permanecen ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital General Yagüe, dos de ellos en estado crítico -uno estuvo muy grave hasta ayer-, ya que sufren lesiones cerebrales avanzadas a consecuencia de la inhalación de humos tóxicos tras la deflagración. Otros dos siguen muy graves aunque "se está iniciando la retirada progresiva de la sedación para valorar su estado neurológico", según el parte médico de ayer por la tarde.

El accidente se produjo a las ocho y media de la mañana del jueves cuando los trabajadores procedían a cambiarse de ropa para iniciar su jornada laboral, en las obras del carril bici de Burgos.

La ministra de Educación, María Jesús San Segundo, que asistió al funeral junto a otras autoridades, entre ellas el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, visitó antes el hospital General Yagüe, donde se reunió con los responsables del centro, a quienes encargó que trasladasena las familias de las víctimas el apoyo del Gobierno.

Los trabajadores y la empresa Arranz Acinas, en la que trabajaban las víctimas, acordaron crear una comisión que evalúe las consecuencias del siniestro y coordine la asistencia a las familias.