El precio de la vivienda

Creo que Ignacio Paricio ha dado en el clavo en su artículo La vivienda y el 'tocomocho' (EL PAÍS, 17-5-2005), en el que analiza las causas del desproporcionado precio de la vivienda. Creo que se pueden resumir en una sola frase: ante una oferta limitada y una demanda rígida, pagamos por una vivienda lo máximo que nos permiten los bancos y los tipos de interés. Si los bancos concediesen préstamos a un plazo superior a 30 años, los precios aumentarían todavía más.

Con lo que no estoy de acuerdo es con su propuesta para frenar la escalada de precios. Sugiere limitar por ley el precio del suelo para rebajar el precio final y yo creo que eso, dadas las circunstancias, únicamente trasladaría los beneficios de los propietarios del suelo a los promotores y constructores, ya que los demandantes seguirían pagando el máximo de sus posibilidades.

Pienso que la mejor manera de desinflar, de una manera controlada, la burbuja inmobiliaria sería reducir paulatinamente el límite de años en la concesión de un préstamo hipotecario: si ahora muchos préstamos se conceden a 30 años, se podría rebajar en un año el límite por cada año que pase hasta 2015. De tal forma que en 10 años el límite de años para pedir un préstamo sería 20 años. También se podría presionar sobre la oferta, acercando el valor catastral al valor real, y al permitir desgravar el impuesto sobre bienes inmuebles únicamente por la vivienda habitual, los dueños de viviendas desocupadas se verían incentivados a ponerlas en el mercado. Creo que para corregir los precios de la vivienda hay que incidir tanto sobre la oferta como sobre la demanda, desincentivando la compra especulativa, incentivando la salida al mercado de viviendas desocupadas y reduciendo la capacidad de endeudamiento de los demandantes.