Otro problema de la educación en España
La arqueología se convirtió en mi gran pasión cuando era muy pequeño, al cumplir 19 años decidí marcharme a Inglaterra para realizar una carrera que no existía en España. Tras muchos años de esfuerzo combinando mis estudios con trabajo en múltiples bares, supermercados y librerías de la ciudad de Londres (puesto que yo no pertenezco a la clase privilegiada) decidí regresar a España con un diploma superior debajo del brazo y la esperanza de poder utilizar los conocimientos en mi propio país.
Siendo parte de Europa, pensé erróneamente que mis estudios podrían ser convalidados sin problema. Cuál sería mi sorpresa y decepción cuando me informaron en el Ministerio de Educación y Ciencia que los trámites de homologación podían durar más de dos años. Esto ocurrió en el 2002. Dos años y medio más tarde y sin posibilidad de ejercer mi carrera dedicándome simplemente a sobrevivir y a morirme de hastío recibí la tan esperada respuesta del Ministerio: "Su homologación, señor Álvarez Mon, ha sido denegada". Inmediatamente al ver que todos mis años de esfuerzo y dedicación no servirían para nada, apelé la decisión del Ministerio que seis meses más tarde contestaron diciéndome que en España sigue sin existir la licenciatura de arqueología y que no podían aceptar mis estudios.
Siendo España, al menos teóricamente, parte de Europa es una tragedia a estas alturas que el proteccionismo académico, una secuela más de un sistema dictatorial, siga controlando las riendas de la educación superior española.
Esto es aún más grave cuando sé que dos colegas míos que realizaron los mismos estudios superiores que yo en Inglaterra, uno griego y el otro alemán, consiguieron la homologación de sus títulos en sus países respectivos en cuestión de tres semanas en Alemania y de un año en Grecia.
Viendo pues cómo siguen las cosas no es de extrañar que miles de españoles graduados con especializaciones inexistentes en España acaben quedándose en el extranjero o que otros como yo piensen en marcharse de un país con un sistema académico sin futuro porque no supera el pasado.
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