Llega el mosquito tigre
El avance en Cataluña de un insecto asiático de picadura dolorosa amenaza con extenderse a toda España
Es un insecto pequeño, ágil, esbelto. Unas llamativas rayas blancas cruzan su cuerpo y le dan el nombre popular de mosquito tigre. En teoría, es una especie de picadura profunda y salvaje, propia de las selvas húmedas del lejano sureste asiático. En la práctica es un paradigma viviente de la llamada globalización biológica y de sus peligros. A lo largo de los últimos años, el mosquito tigre se ha extendido por el mundo y ha invadido numerosos países, desde California a Suiza o Israel, siguiendo las rutas del comercio de neumáticos. Y ahora le ha tocado el turno a España, donde ha entrado por Cataluña y hecho su aparición en la propia Barcelona. Los expertos creen que la invasión no ha hecho más que empezar y que en los próximos años esta agresiva especie va a ocupar la mayor parte de la península Ibérica.
El mosquito no ha propagado enfermedades tropicales en los países europeos invadidos
"Éste es el jardín donde antes solíamos comer". Frases como ésta no son excepcionales en Sant Cugat. El entomólogo Roger Eritja ha visto magníficos jardines particulares a los que sus dueños ya no se atreven a salir durante el verano. Y es que el mosquito tigre (conocido como Aedes albopictus entre los científicos) es un animal que se hace notar. Las picaduras que produce "son más molestas, persisten más y se inflaman más que las de los otros mosquitos", explica Tomás Pérez, pediatra de Valldoreix. Además es un animal agresivo, que pica en pleno día y que puede atacar en grupo. Tomás Pérez cita el caso de pacientes que "salen por la mañana para ir a trabajar y en unos pocos metros, de la puerta de casa al coche, reciben una docena de picadas. Como son molestas, las personas se suelen rascar más y el riesgo de infección aumenta".
Aunque el problema es nuevo, sus efectos no lo son tanto. "Son picadas no muy diferentes de las que ocasionan otros insectos que viven entre nosotros, como los tábanos", matiza Jordi Ruiz, responsable de fauna y flora de la Generalitat catalana. De momento, el mosquito "no ha generado problemas de sanidad pública", admite Enric Tomás, regidor de Sanidad del Ayuntamiento de Sant Cugat, aunque sí ha "disminuido mucho la calidad de vida en algunas zonas". También existe un problema de percepción: "No estamos acostumbrados a recibir picadas en pleno día cuando vamos a la piscina o la terraza de un bar, y eso hace que las notemos mucho más", señala Tomás Pérez.
Esta situación puede llegar al extremo de cambiar la conducta de la gente. En el norte de Italia, donde hace años que conviven con el problema, estudios realizados por antropólogos han constatado cambios en el estilo de vida de las personas, que se pueden ver forzadas a suprimir sus actividades al aire libre.
Pero la leyenda negra del mosquito tigre está asociada a otro problema. En los países de origen este insecto transmite enfermedades tropicales como el dengue o la fiebre amarilla. La posibilidad de que puedan traerlas a Europa pone los pelos de punta. Pero los expertos descartan esta especulación de forma tajante. "Las enfermedades no se generan espontáneamente en el interior del mosquito", señala Roger Eritja, experto del servicio de control de mosquitos del Consejo Comarcal del Baix Llobregat. "Para transmitirla, el insecto debe adquirir primero el virus picando a una persona enferma". La ausencia de enfermos de dengue o de fiebre amarilla en Europa implica que no puede haber transmisión, aun cuando exista el insecto vector.
Por si alguna duda quedara, los biólogos explican que el mosquito tigre no ha propagado ninguna enfermedad tropical en los países que ha invadido, que no son pocos. Sólo en Europa ha colonizado Albania, Italia, Francia, Bélgica, Suiza, Hungría, Montenegro y Grecia. El caso de Italia es uno de los que mejor se conocen. El animal se detectó por primera vez en el norte, en Padova, en 1991. Y en 2004 se encontró la especie en el último territorio que quedaba por colonizar, el extremo sur. El insecto ha necesitado tan sólo 13 años para invadir toda la península itálica de un extremo a otro.
¿Va a suceder lo mismo en España? Roger Eritja lo tiene bastante claro: "El Aedes albopictus se dispersará en la península Ibérica colonizando todas las áreas que le sean favorables a nivel climático". Eritja y su colega David Roiz, del Instituto Carlos III, son miembros de una red de investigación en enfermedades víricas. Ambos creen que las zonas más aptas para la colonización son las regiones lluviosas, lo cual apunta al norte peninsular. La velocidad de dispersión también puede ser mayor en las zonas más pobladas. Las urbanizaciones le ofrecen un hábitat ideal debido a la abundancia de aguas estancadas en los jardines. "Un cenicero que ha quedado lleno de agua de lluvia o un plato bajo una maceta que ha recogido agua de riego son suficientes para que el mosquito se reproduzca", explica Jordi Ruiz.
Al final se trata de llegar a una solución de compromiso. El mosquito "cambia el modo de vivir y hemos de aprender a convivir con él", asegura Enric Tomás.
Globalización biológica
Los neumáticos usados suelen amontonarse al aire libre y almacenan agua de lluvia con facilidad. Son un hábitat perfecto para los huevos y las larvas del mosquito tigre, que ha colonizado medio mundo siguiendo el transporte de neumáticos, que es objeto de un intenso comercio.
La historia del mosquito tigre es una consecuencia más de la globalización biológica. La nueva edición del atlas ornitológico catalán, por ejemplo, ha descubierto hasta 14 nuevas especies de aves exóticas que se reproducen habitualmente en Cataluña, como el ruiseñor del Japón o el loro de la Patagonia.
"Estamos creando un mundo de microbios, plagas y malas hierbas", asegura Jaume Terradas, catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona. La especie humana está homogeneizando los ecosistemas y "los animales más complejos no son capaces de vivir en condiciones tan estresantes" como las que impone el ser humano, señala.
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