El congreso de la Fundación Caballero Bonald rinde pleitesía a la literatura hispanoamericana
Los críticos creen que ayudó a España a salir de la "mugre cultural" del franquismo
El 7º congreso de la Fundación Caballero Bonald, dedicado en esta edición a las narrativa hispánica, concluyó ayer en Jerez de la Frontera (Cádiz) después de tres días de conferencias, mesas redondas y tertulias con una encendida defensa de la literatura hispanoamericana. La calidad, la trascendencia y el calado cultural y social que han tenido en España las obras llegadas desde el otro lado del Atlántico volvieron a quedar de manifiesto en la última jornada de esta cita, convertida en una de las más importantes del panorama cultural andaluz.
La jornada de clausura del 7º congreso de la Fundación Caballero Bonald arrancó con una conferencia de Jordi Gracia, profesor de Literatura Española en la Universidad de Barcelona y último ganador del Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald, quien disertó sobre El chasis de la libertad o las novelas de los maestros (de aquí y de allí). La ponencia giró en torno a las razones que impulsaron a los autores españoles de los años sesenta a asomarse a la literatura hispanoamericana, una experiencia que, a juicio de Gracia, fue absolutamente enriquecedora.
Para el conferenciante, "los escritores de aquí buscaban en los hispanoamericanos horizontes más amplios, en contraposición a la mugre de la cultura oficial de aquellos años". Gracia echó la vista atrás para recordar la persecución a la que estaban sometidas algunas de las mejores plumas que ha dado nuestro país en las últimas décadas, y explicó el contexto cultural y político en el que se movían.
"Borges o Cortázar eran recibidos en los círculos españoles como conspiradores contra el franquismo, como herramientas de una modernidad que no tenía demasiados ingredientes que difundiesen la semilla de la modernidad más allá de los círculos cerrados". En otro de los muchos elogios dirigidos a las letras de América Latina a lo largo del congreso, Gracia destacó la tremenda utilidad que tuvo esa literatura en la España de la dictadura. A su juicio, "sirvió de enlace directo, potente y masivo con una forma de modernidad que no había en España hasta el año 1967". Por enésima vez en el marco de esta cita cultural, la obra de Gabriel García Márquez Cien años de soledad salió de nuevo a relucir, esta vez como "el impulso más importante" a la hora de descubrir la producción literaria de Latinoamérica que, según Gracia, "era dificil de leer" para un español acostumbrado al realismo total del momento.
El director de la revista Cuadernos Hispanoamericanos, Blas Matamoro, destacó en su charla la figura de Rubén Darío y la importancia del Modernismo, al que definió como "una empresa continental hispanoamericana". Matamoro no se apartó de la corriente general de alabanzas a las letras de Latinoamérica, y sentenció: "En América son antes literatura que países".
El escritor y crítico argentino destacó el enorme deseo existente entre estos autores de llegar al público español. "Los escritores hispanoamericanos, al igual que los subsaharianos en Ceuta y Melilla, intentan saltar la valla, en esta ocasión, del aeropuerto de Barajas".
Algunos críticos literario, como Santos Sanz Villanueva, destacaron la calidad de la narrativa lationamericana incluso por encima de la española. En opinión de Sanz Villanueva, en estos momentos existe una mayor riqueza idiomática y temática en las obras que llegan desde el otro lado del Atlántico.
Una ponencia del cubano Eliseo Alberto y una mesa redonda pusieron el punto final a la séptima edición del congreso. El gerente de la Fundación Caballero Bonald, Fernando Domínguez, afirmó hablar en nombre del escritor y pensador jerezano para decir: "Él está muy satisfecho y agradecido a los que han atendido a su llamada para participar en el congreso".
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