'Petit psaume du matin' viaja a través de la danza de Europa a Oriente
El encuentro de Nadj y Mercy, en La Abadía
Inspirándose en los versos de Paul Valéry, dos veteranos artistas, el coreógrafo Josef Nadj, director del Centro Coreográfico Nacional de Orleans, y el bailarín Dominique Mercy, asistente artístico de la bailarina alemana Pina Bausch, se han unido para crear Petit psaume du matin (Pequeño salmo matinal). El espectáculo, que recibió el Gran Premio de la Crítica de Francia 2001-2002, se representa desde ayer y hasta mañana en el Teatro de La Abadía de Madrid, dentro de la programación del Festival de Otoño.
El argumento de la obra se centra en la experiencia personal y el encuentro entre ambos artistas, que a través de un "espacio y utilizando la música" pretenden plasmar las reminiscencias de otras culturas y las vivencias personales que los dos han tenido a través de sus viajes por el mundo. "Hemos intentado construir un universo muy personal. En mi caso, se remite a mis orígenes -1957, Kanjiza, Voljvodina-, como mi tarjeta de presentación ante el otro", comenta Josef Nadj, autor de la coreografía y añade: "Hemos creado nuestro pequeño kabuki -teatro tradicional japonés- en el que ambos bailarines llevan el cuerpo pintado". La obra termina, según Nadj, como "una especie de teatro oriental, en el que el maestro narra un cuento a su discípulo y ambos señalan la luna".
El espectáculo, que pretende ser un viaje por la música tradicional de varios países y culturas, así "como un universo de evocaciones orientales", cuenta con música de Egipto, Camboya, Rumania, Macedonia y Hungría. "Hemos incluido Tango, de Stravinski", indica el artista de origen franco-yugoslavo. El espectáculo cuenta también con un extracto de María, de Michel Montanaro.
Pequeño salmo matinal nació por una petición del Festival de Aviñón de 1999, dentro del proyecto Vif du sujet. Desde entonces ha sufrido varias modificaciones, según explica el coreógrafo, pero siempre sin "desfigurar el espíritu original" de la obra. En la primera versión, la puesta en escena estaba reducida a un patio con una mesa y dos sillas. "La obra duraba 30 minutos. Pensamos en alargarla y empezamos a meter otros objetos", señala Nadj. La nueva versión, en un escenario interior y que dura una hora sin descanso, sigue apostando por una puesta en escena "ligera": dos mesas y seis sillas. También han variado los tejidos y colores del vestuario, ahora de tonos marrones y grises.
Babelia
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