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El vertedero de Garraf deberá estar bajo control 30 años tras su clausura en diciembre

Las 64 hectáreas del parque habrán recibido 25 millones de toneladas de basura en 32 años

El vertedero del Garraf dejará de recibir basura el 31 de diciembre de 2006, siete años después de la fecha que inicialmente se fijó para su clausura. Sin embargo, los operarios continuarán trabajando en la restauración del paisaje durante mucho tiempo: se estima que las tareas de mantenimiento de la capa de impermeabilización y de tratamiento de la materia en descomposición deberán mantenerse durante 30 años, para evitar que contaminen el subsuelo y la atmósfera. Sólo el año pasado, el valle situado al final de la carretera de La Sínia, donde se ubica el vertedero, recibió 800.000 toneladas de residuos de Barcelona y el Área Metropolitana. En todo el periodo de explotación, de 1974 a 2006, se habrán acumulado 25 millones de toneladas de basura en las 64 hectáreas de superficie que tiene el vertedero.

El objetivo es que, con el paso del tiempo y la mejora de las condiciones del terreno, la vegetación de los alrededores acabe penetrando en la zona que ocupa ahora el vertedero, hasta formar un continuo arbóreo, explica Llorenç Alerm, jefe de operaciones de Prevención y Gestión de Residuos de la Entidad Metropolitana del Medio Ambiente (EMMA). "Este espacio debe devolverse al Parque Natural del Garraf", añade. La zona de vertedero se ha proyectado como un camino de acceso al parque, que comunicará con La Pleta y el camino de gran recorrido GR 92.

El de Garraf se creó como alternativa al vertedero de Montjuïc, que se cerró en 1971 después de que la gran acumulación de basura y las lluvias provocaran un alud sobre las viviendas de Can Clos. En 1974, la sociedad Tirsa inició la explotación del vertedero de Garraf, que a día de hoy aún mantiene bajo el mando de la EMMA. De no cerrarse, la capacidad del vertedero tan sólo permitiría un año más de explotación, ya que el material depositado se acerca al máximo de altura a partir de la cual hay riesgo de desprendimientos.

La decisión de clausurar el vertedero, que fue precedida de una amplia movilización, responde en gran parte a la evolución que ha sufrido en los últimos años el modo de gestionar los residuos: el sistema de verter sobre el territorio, aplastar y enterrar la basura ha sido sustituida por la opción de reciclar y tratar el material no reaprovechable para que no contamine. Así lo indica la normativa europea aprobada en 1999. Anteriormente, y hasta 1980, cada Ayuntamiento tenía su propio vertedero y en muchos casos, cuando la basura se acumulaba en exceso, se le prendía fuego, creando una humareda que podía resultar tóxica.

'Ecoparques' alternativos

La clausura del vertedero de Garraf se había previsto inicialmente para 1999. La principal dificultad de la EMMA para cumplir con estas previsiones ha radicado en la necesidad de crear instalaciones alternativas donde poder tratar y depositar los residuos. De ahí el nacimiento de los ecoparques, nuevos espacios donde se depositan los restos no reciclables pero cuyas sustancias se han neutralizado hasta convertirse en materia inerte no contaminante.

El que se abrirá en 2008 en Hostalets de Pierola -así como los de Zona Franca, Montcada i Reixach y Sant Adrià del Besòs- permitirán este cambio en la gestión de los residuos. No obstante, el tiempo se ha vuelto a echar encima y, de forma transitoria, la EMMA ha decidido que, a partir de 2007, cuando se clausure Garraf, el de Hostalets deberá recibir en un espacio controlado las basuras sin tratar que actualmente van al gran vertedero.

Paralelamente a la explotación de Garraf, se ha iniciado el proceso de restauración en zonas que ya no reciben residuos. Ya se ha intervenido en las 12 hectáreas de la instalación situadas en el término municipal de Gavà, creando terrazas para salvar el desnivel en las que se han sembrado leguminosas, que recuperan la fertilidad del terreno. En los taludes que separan cada uno de los desniveles se han plantado árboles. La instalación más costosa ha sido la creación de una red de recogida de los líquidos que desprende la basura en descomposición y de los gases resultantes, algo necesario para evitar la contaminación. En la operación se han invertido 14 millones de euros.

Otras 20 hectáreas de vertedero permanecen sin actividad desde enero de 2002 porque no podían acoger más basura. Este área, perteneciente a Begues, está pendiente de restauración, siguiendo la misma línea que la aplicada en el primer tramo. Las 32 hectáreas restantes también serán objeto de intervención para recuperar el paisaje, si bien hasta el 1 de enero de 2007 no se librarán del continuo vaivén de camiones cargados con residuos.

El biogás para 45.000 personas

La basura acumulada en el Garraf tiene capacidad para generar millones de metros cúbicos de metano y CO2. La normativa obliga a captarlo y quemarlo para evitar explosiones en el vertedero y la emisión de contaminantes a la atmósfera. Según Xavier Noguer, director técnico de UTE Biogàs, antiguamente el vertedero contaminaba lo mismo que todos los vehículos que circulan por Barcelona en un año.

La EMMA adjudicó en 2003 a esta unión temporal de empresas el aprovechamiento energético de estos gases. La compañía recoge el gas a partir de 300 pozos de 20 metros de profundidad y con la ayuda de 12 motores lo transforma en energía que vende a la compañía eléctrica Fecsa-Endesa. "Un solo motor produce la misma energía que la placa fotovoltaica del Fórum", explica Noguer. El potencial máximo de producción se calcula en 100 millones de kilovatios de energía al año. Siguiendo con las comparaciones, la cifra equivale al consumo eléctrico anual de una ciudad de 45.000 habitantes o bien la de la iluminación pública de toda Barcelona. A partir de la recogida de biogás se generan actualmente 50 millones de kilovatios, con los que se han obtenido unos ingresos de 4,5 millones de euros anuales. Una parte importante ha servido para pagar la instalación de UTE Biogàs, aunque más adelante serán ingresos para la EMMA.

En enero se aumentará la recogida de biogás con extracciones en la zona de más reciente explotación, que presenta mayor actividad y permitirá duplicar la obtención de energía. Los residuos emitirán gran cantidad de biogás durante 12 años. Luego irá disminuyendo su volumen, pese a que se generará durante más de 25 años. Hasta 2017, año en que acaba la contrata con UTE Biogàs, se prevé que la explotación sea rentable.

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