El haz y el envés
A partir de las fotografías manipuladas respectivamente de las ciudades chinas de Zhenzhou y de Pekín, realizadas por el español José Manuel Ballester (Madrid, 1960) y el chino Zhang Dali (Heilongjiang, 1963), la galería Estiarte nos presenta esta exposición conjunta de ambos bajo el título de Construcción/Demolición. Evidentemente este montaje no se basa sólo en un coyunda temática, que funciona, sin duda, en la alternante intercalación de las imágenes urbanas de cada uno de estos dos artistas -el uno, Ballester, con su fascinación por la neutra y satinada visión de la industrializada ciudad actual, y el otro, Zhang Dali, con su visión melancólica de lo mismo, pero entrevista en escorzo a partir del marco de lo que se destruye-, sino que también afecta a la plasmación de la sensibilidad y trabajo formal comunes.
CONSTRUCCIÓN/DEMOLICIÓN
José Manuel Ballester y Zang Dali
Galería Estiarte
Almagro, 44. Madrid
Hasta el 24 de octubre
En relación con la convergente divergencia primera de sus respectivas imágenes urbanas, que se aplican a subrayar, en Ballester, la belleza de lo que hay, y, en Zhang Dali, la belleza de lo que se pierde, como sendos haz y envés de una misma visión con diferentes vivencias, descritas aquí como "construcción" y "destrucción", no se puede negar que resultan, ética y estéticamente, complementarias. No obstante, se produce en este encuentro una complicidad formal y técnica, a mi juicio, más interesante y significativa. Y es que los dos no sólo tratan, por así decirlo, pictóricamente la imagen, con todo lo que ello supone de una positivación muy elaborada o "manipulada", sino que reflejan una misma actitud conceptual compleja y distanciada y, asimismo, un mismo refinado talante de enfocar la realidad mediante puntos de fuga o escorzos.
Aunque pudiera parecer que
el método de Ballester es más transparente y directo que el de Zhang Dali, la realidad es que ambos se las apañan para desplazar lo obvio de la imagen fotográfica hacia sus no tan evidentes trasfondos. Las imágenes más neutras y frías de Ballester trascienden la anécdota visual para imponer la trama de sus estructuras y luces, mientras que las superposiciones de Zhang Dali enseguida nos revelan una escritura gestual y matérica, que también nos desplazan a un trasfondo formal. Al final, la percepción del espectador es esta muestra conjunta de dos artistas que pertenecen generacionalmente a un mismo universo globalizado, el signo de los tiempos.
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