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El desafío iraní

Blair asegura que no ha negociado con el Gobierno de Teherán y saluda al pueblo iraní

El primer ministro se felicita por el "profundo alivio" para los marinos y sus familias

Tony Blair se congratuló ayer en una breve declaración a las puertas de Downing Street por el "profundo alivio" que ha producido la liberación de los 15 marinos británicos. Significativamente, el primer ministro puntualizó que no ha habido negociaciones para su liberación y, aunque envió un respetuoso saludo al pueblo iraní, se abstuvo de dar las gracias al régimen iraní por el "regalo" de Pascuas que le ha hecho llegar, en palabras del presidente de Irán. Aunque Blair se refería a los marinos y sus familias cuando habló de profundo alivio, es obvio que él mismo se sentía aliviado por el desenlace.

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La crisis empezaba a amenazar con extenderse por un tiempo imprevisible, quizás incluso hasta después de la jubilación de Blair como primer ministro. Downing Street se apresuró a afirmar que la rapidez de la liberación había sorprendido incluso al Gobierno británico. Pero el propio Blair había dicho la víspera que las siguientes "48 horas" serían "decisivas", anticipando la posibilidad de un rápido final.

Sus calculadas palabras de ayer están llenas de mensajes entre líneas, de pistas potenciales que no permiten conocer la completa dimensión de esta crisis, pero sí entrever que hay múltiples derivadas, que esto no ha sido un incidente casual.

"Hemos abordado el asunto de forma comedida, firme pero con calma, sin negociaciones pero sin confrontaciones tampoco", dijo, en un mensaje de consumo interno, anteponiendo la calma a los tambores de guerra que empezaban a resonar en los tabloides. Pero también un mensaje exterior al negar la existencia de negociaciones, como queriendo desmentir la posible conexión de la acción iraní contra las tropas británicas con la detención de cinco agentes iraníes en el norte de Irak a iniciativa de Estados Unidos.

Quedan muchos interrogantes en el aire, desde la liberación ayer de un diplomático iraní que llevaba dos meses detenido en Irak al papel desempeñado por Siria en la resolución de esta crisis. La prensa británica apunta al principal asesor de Blair en política exterior, Nigel Sheinwald, como la figura clave en la resolución del conflicto. Se cree que fue él el hombre de Downing Street que entabló contacto con el jefe del consejo de seguridad iraní, Alí Lariyaní, un hombre que tiene acceso directo al hombre fuerte del país, el ayatolá Alí Jamenei. Sheinwald, de 53 años, nombrado ya próximo embajador británico en Washington, ha realizado varias "misiones diplomáticas secretas" en los últimos meses en Oriente Próximo y especialmente en Siria, según el diario The Guardian. Y en una entrevista publicada ayer, el ministro de Exteriores sirio, Wallid al Moallem, aludía a la "diplomacia silenciosa" utilizada por Damasco para ayudar a solucionar este caso.

Mensaje positivo

Tony Blair tuvo especial preocupación en lanzar un mensaje positivo hacia los iraníes sin caer en la adulación o en dar las gracias al régimen iraní. Y optó por dirigirse directamente a la población: "Y al pueblo iraní simplemente quiero decirle esto: no os deseamos ningún mal. Al contrario, respetamos Irán como una civilización antigua, como una nación con una historia de orgullo y dignidad, y esperamos resolver pacíficamente, a través del diálogo, los desacuerdos que tenemos con vuestro Gobierno".

Se trata de un mensaje no sólo dirigido al pueblo y al Gobierno iraníes, sino a la comunidad internacional y en especial a quienes confían sobre todo en la violencia para resolver los problemas.

Blair y la ministra de Exteriores, Margaret Beckett, ayer en Downing Street.
Blair y la ministra de Exteriores, Margaret Beckett, ayer en Downing Street.AP

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