Abbas recibe como a héroes a los 255 presos liberados por Israel
Hamás tacha de "ridícula" la medida porque los excarcelados casi habían cumplido la pena
"Éste es el principio, seguiremos trabajando por la libertad de los 11.000 que siguen en las cárceles". Con esta frase, el presidente palestino, Mahmud Abbas, daba la bienvenida a los 255 presos liberados ayer por Israel entre banderas de Al Fatah y fotografías de sus líderes: el desaparecido Yasir Arafat; el actual, Abbas, y el futuro y aún convicto Maruán Barguti. La fiesta fue una demostración de fuerza frente al islamista Hamás, que gobierna en Gaza.
Reforzar a Abbas ante su pueblo. Este fue el objetivo del primer ministro israelí, Ehud Olmert, cuando anunció la liberación de presos de Al Fatah. Pese a ello, el Ministerio palestino de Asuntos de Prisioneros informó de que 30 miembros de Hamás y dos de Yihad Islámica fueron también puestos en libertad. "Todos son nuestros hijos", decía ayer Ziad Abu Ein, viceministro palestino que aplaudía "el gesto de Israel, que ha roto el hielo". Hamás se apresuró a desmentirlo y uno de sus portavoces en Gaza aseguró que "el gesto de Olmert es ridículo, ya que la mayoría de los liberados iban a salir en poco tiempo. Al Fatah se está humillando ante la ocupación".
Desde primeras horas de la mañana, centenares de palestinos esperaban impacientemente en el puesto de control de Bitunia, a las puertas de Ramala. Desafiando el asfixiante calor, los familiares de los presos se disponían a recibir a sus hijos, nietos o maridos. Muy lejos, en la cárcel de Ketsiot, al sur de Israel, los presos eran examinados por los médicos y entrevistados por la Cruz Roja Internacional. Antes de saborear los primeros momentos de libertad y subirse a los autobuses escoltados por la unidad de élite Najshon, los elegidos firmaron un documento en el que se comprometían "a no volver a las actividades terroristas". En el pasado, solo el 30% de los firmantes lo cumplió a rajatabla. Uno de los presos ni siquiera ofreció margen a la duda: se negó a firmar el texto, por lo que no fue liberado.
El triste control de Bitunia fue ayer un descontrolado foco de júbilo. Entre los sollozos y abrazos de los familiares, muchos ex presos se arrodillaban para besar el suelo. La libertad ya era suya. Los autobuses palestinos sustituyeron a los israelíes y la comitiva se dirigió a la Mukata, en Ramala, donde les esperaban unos pocos miles de palestinos y Mahmud Abbas. Era su gran día para reivindicar su liderazgo, sacudido tras la toma de poder de Hamás en Gaza. Escoltado por numerosos agentes palestinos, Abbas dio la bienvenida a los 249 hombres y seis mujeres, a los que llamó "héroes de la libertad". "La alegría que sentimos hoy no es completa, ya que miles siguen en las prisiones". Tres horas de ceremonia con discursos esperanzadores, rezo colectivo y muchas flores ante la tumba de Arafat. Rafik Husein, director de la oficina presidencial, deslizó que "quizás sean integrados en los servicios de seguridad".
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