El vestuario madridista pidió otro medio

En la mañana de ayer, en el hotel de los jugadores, frente al Turia, los veteranos del Madrid que acompañaron al equipo agitaron una tertulia. Presidió Alfredo di Stéfano. Conclusión: el problema del Madrid está en el medio centro. Los viejos tribunos no apreciaban en Diarra, ni en Gago, virtudes suficientes para actuar solos por delante de la defensa. "Ahí debería jugar Sergio Ramos", coincidían.

Horas más tarde, Schuster ofreció una solución alternativa. Una alineación que pretendió responder a los problemas tácticos del Madrid ante el Depor. Entonces los jugadores reclamaron al técnico un centrocampista más y un extremo menos. Schuster los escuchó. Su decisión no fue poner a Ramos de medio centro, como querría el sevillano, sino que armó un doble pivote con Diarra y Gago. Por delante, tirado a las bandas, colocó a Robinho. Y a Guti le dio libertad. En este esquema sui generis todos encontraron su lugar con naturalidad.

Cuando la banda de Mestalla cerró su último pasodoble, Robinho trazó su primera diagonal y Albiol cometió su primer error para que Raúl abriera el marcador. Por primera vez en la temporada, los jugadores del Madrid se entendieron sin esfuerzo. Se compenetraron en extrañas circunstancias: cuando el esquema invitaba al caos (en Sevilla, en la ida de la Supercopa, Schuster propuso este dibujo y el resultado fue una derrota clara) y mientras Sneijder, la figura del arranque de la Liga, lo miraba desde el banquillo.