Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea
La cesión de los conservadores al nombramiento de la española como ‘número dos’ del Ejecutivo comunitario y el aval socialista a los candidatos de Meloni y Orbán posibilitan el acuerdo tras una semana de crisis política alentada por el PP de Feijóo
Vía libre para desbloquear la nueva Comisión Europea, según confirman varias fuentes parlamentarias. El Partido Popular Europeo (PPE) ha respaldado este miércoles, pese a la oposición y las maniobras del PP de Alberto Núñez Feijóo, a la española Teresa Ribera como número dos con el cargo de vicepresidenta de Transición Justa, Limpia y Competitiva y encargada de la potente cartera europea de Competencia. Los socialdemócratas también han cedido y han aceptado al candidato a comisario de la ultraderechista italiana Giorgia Meloni, Raffaele Fitto, designado por la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, como vicepresidente de Cohesión y Reformas. El aval a Fitto, que fue una línea roja durante semanas para el grupo socialdemócrata de S&D en el Parlamento Europeo, ha sido el precio para desbloquear el nombramiento de Ribera.
“Lo más importante es que la Comisión Europea entre en funciones el 1 de diciembre”, ha dicho el presidente del PPE, Manfred Weber, tras trascender el acuerdo, alcanzado entre los jefes de su familia política con socialdemócratas y liberales. “Europa necesita estabilidad. Como grupo PPE apoyamos desde el primer momento la propuesta de Ursula von der Leyen, porque creemos que es un compromiso, una propuesta para la futura Comisión que unifica a Europa, que vuelve a unir a Europa”, ha añadido el conservador, que ha mantenido bloqueado el Ejecutivo comunitario una semana.
En el paquete de seis vicepresidentes comunitarios (entre ellos, la española y el italiano) que el PPE, socialdemócratas y liberales han asumido, entra también el comisario húngaro, Olivér Várhelyi, aliado del primer ministro nacionalpopulista Viktor Orbán. Las comisiones en la Eurocámara han avalado este miércoles por la noche el acuerdo, aunque los grupos políticos han incluido varias salvedades en un anexo que no es vinculante a la carta de vía libre que se enviará a Von der Leyen. En el caso de Ribera, el PPE ha manifestado que debería dejar su puesto si avanza contra ella un proceso judicial por la gestión de la dana en España. En el caso de Fitto, socialdemócratas y liberales manifiestan su disconformidad con su rango de vicepresidente, según fuentes parlamentarias. El siguiente paso para que la nueva Comisión empiece a funcionar el 1 de diciembre es que los eurodiputados voten al conjunto del colegio de comisarios del equipo Von der Leyen en un pleno en Estrasburgo previsto dentro de siete días.
Polarización y peleas
Lo ocurrido esta semana, con una enorme polarización entre los grupos y durísimas peleas por los candidatos a vicepresidentes comunitarios que estaban pendientes de evaluar por los comités que se ocupan de los temas que gestionan en sus carteras, es solo un adelanto de la legislatura que inicia ahora. Se avecina un periodo, además, en el que la Comisión Europea se avista como mucho más inestable y en el que todo apunta a que cada vez será más frecuente que la discusión política nacional aterrice en la Eurocámara. Es lo que ha pasado con el caso de Teresa Ribera. El PP español de Feijóo ha usado este caso para tapar los problemas de gestión del Gobierno regional de la Comunidad Valenciana (en manos de un popular) durante la dana, según critican los socialistas españoles.
El PPE, con 189 eurodiputados, el grupo más poderoso tras las elecciones a la Eurocámara de junio dieron más peso a los conservadores y a las ultraderechas, ha logrado así retrasar una semana la votación de Ribera (y Fitto) prevista para el pasado martes, tras las audiencias parlamentarias de los designados como vicepresidentes. También ha conseguido que los grupos europeístas —que reclaman que se mantenga el cordón sanitario contra la ultraderecha— asuman al candidato de Meloni y compartan la carga de avalar al de Orbán, el socio díscolo de la UE.
Mientras, los socialistas y liberales ha logrado que los conservadores acepten a la nueva número dos de la Comisión, Ribera, pese a que habían objetado y sembrado serias dudas sobre la candidatura de la española, que está llamada a ser el gran contrapeso socialdemócrata en un Ejecutivo comunitario muy derechizado. Weber ha terminado por desautorizar a Feijóo. Los conservadores han aguardado a que la vicepresidenta española concluyera su intervención en el Congreso de los Diputados en Madrid para hablar de la dana, pero ha terminado por moderar el tono.
“Todo el mundo debe respetar el código de conducta de la Comisión Europea”, ha dicho el presidente del PPE, sobre ese documento, que firman todos los comisarios y que recoge que dejarán el cargo si la presidenta así se lo reclama. “Si alguien ya no puede actuar conforme a sus tareas y responsabilidades, entonces tiene que dimitir. Esto también es válido para Teresa Ribera”, ha añadido Weber.
Malestar en el PP español
El PP de Feijóo, que trató de dinamitar su nombramiento y ha tratado de implicarla en la gestión de la dana que ha asolado la Comunidad Valenciana, exigió vetarla, directamente, y que el presidente español, Pedro Sánchez, enviase a otro candidato o candidata. Los populares españoles, que han tenido un tono durísimo con Ribera y sobre dejarla pasar, pueden amagar ahora con votar en contra (o abstenerse) en el voto en pleno a toda la Comisión, aunque toda su familia política la respalde. Es una paradoja: el Ejecutivo comunitario que debe iniciar es el que tendrá más comisarios del PP de la historia. Pero los populares españoles no están contentos, según fuentes parlamentarias.
El acuerdo definitivo —que desbloquea en total a seis vicepresidentes y un comisario que se añaden a otros 19 que ya habían recibido el sostén de las comisiones parlamentarias hace dos semanas— llega este miércoles, poco después de la comparecencia de Teresa Ribera en el Congreso para explicar, a petición propia, la gestión de la dana. Esa aparición en el Parlamento español se había erigido como una condición fundamental para los populares. Weber, concedía así a Feijoo una semana para capitalizar los ataques a Ribera y tratar de tapar la gestión regional de la dana, a la vez que sumaba ataques contra Sánchez, el único socialdemócrata de un país grande que queda en el Consejo Europeo y con quien el presidente del PPE tiene un contencioso pendiente.
El bávaro también evitaba así una señal a la Comisión Europea y a Von der Leyen de que él mismo y la Eurocámara tienen cierto poder de bloquear la formación del nuevo Ejecutivo comunitario —aunque fuera por tiempo limitado—.
Los socialdemócratas de Iratxe García remarcan que era prioritario el desbloqueo de toda la Comisión, en un momento geopolítico global en tensión extrema por la guerra de Rusia contra Ucrania y la perspectiva de una escalada arancelaria de Estados Unidos a la UE con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Von der Leyen quiere que la nueva Comisión empiece a funcionar el 1 de diciembre.
Los socialdemócratas italianos ya se habían abierto hace días a apoyar a Fitto. Incluso voces de peso como Romano Prodi, uno de los padres del Partido Democrático, ex primer ministro italiano y expresidente de la Comisión Europea, había urgido a eliminar los vetos cruzados y a que los grupos políticos de la Eurocámara apoyaran tanto al italiano Fitto como a Ribera.
Pacto de colaboración
Socialistas, liberales y populares han rubricado, además, una declaración escrita de colaboración que marcaría las líneas generales de cooperación durante la legislatura que inicia. Algo que para los socialdemócratas y liberales es una contraprestación esencial e imprescindible a cambio de avalar a Fitto y a Várhelyi. “Estamos decididos a trabajar juntos para fortalecer la Unión Europea”, dice el texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, y que es muy similar a las pautas que marcó Von der Leyen para la legislatura que inicia.
El documento no es demasiado detallado y se basa en nueve líneas maestras, desde la colaboración para reforzar el Estado de derecho y la democracia a impulsar una política migratoria “efectiva” y avanzar en seguridad y defensa. No obstante, no incluye nada que ate las manos a los partidos firmantes para cooperar en alianzas con otros grupos, una condición esencial para el PPE, el grupo más poderoso en número de eurodiputados en la Eurocámara, que no quiere renunciar a la geometría variable y busca poder elegir pactar a ambos lados del hemiciclo, por ejemplo, con los ultraconservadores Reformistas y Conservadores Europeos (ECR), el grupo en el que está Hermanos de Italia, de Meloni y Fitto, con el que ya ha colaborado.
Los populares no querían una declaración escrita, ya se intentó trazar una en julio para apoyar la mayoría que eligió a Von der Leyen para una segunda legislatura, pero no cuajo porque contenía elementos de cooperación en políticas como la migratoria, que los conservadores rechazaron. Ahora, el partido de Weber, ve el texto como una forma de recuperar la confianza, dicen fuentes de la formación.
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