Villalonga quiere el Valencia
El ex presidente de Telefónica negocia con Soler la compra del club de Mestalla
A Juan Soler, el presidente del Valencia, se le abrieron los ojos como platos cuando vio aparecer ayer al misterioso aspirante a comprar sus acciones de la entidad: Juan Villalonga, ex presidente de Telefónica, de 53 años. Villalonga acudió a la cita acompañado del segundo máximo accionista del club, Vicente Soriano, con quien había acordado repartirse los 70.000 títulos de Soler al 50%, según desveló la cadena SER. Soriano ya posee 20.000. Así, se trataría entre ambos de adquirir la parte mayoritaria de Soler por unos 66 millones de euros, que fue lo que le costaron a éste. Las negociaciones seguirán en los próximos días.
A Soler se le pusieron los ojos como platos cuando vio aparecer a Villalonga Soriano dijo que echaría a Koeman, cuyo contrato de nueve millones está blindado
"Mi primo Juan [Villalonga] se fue de niño de Valencia a Madrid con sus padres. No es muy futbolero, pero es un gestor inmejorable", le describió ayer Marita Boluda Villalonga, una histórica valencianista que formó parte de la dirección de la Fundación del club en los noventa. "Un equipo de fútbol no puede ser un negocio", afirma Marita, muy contraria a la conversión de los clubes en sociedades anónimas.
Las conversaciones entre Soler y Soriano, gestor de suelo, comenzaron auspiciadas por el padre del presidente, Bautista Soler, afectado por el deterioro de la imagen de su hijo. El nombre de Villalonga permaneció oculto hasta ayer. Soriano le habló a Soler de un inversor que le iba a ayudar a adquirir el mayor paquete accionarial. Soler exigió saber el nombre para la reunión prevista para ayer. Lo obtuvo y allí acudió, a pesar de que había roto su palabra de dimitir como presidente el día anterior.
En el acuerdo con Soriano, Soler exigió que le liberaran de los avales personales que ha presentado a Bancaixa para que esta entidad financiera le ampliara un préstamo al club desde 123 millones hasta 200. Soler también pidió desligarse de la parcela del solar del viejo Mestalla que se había comprometido a comprar: 90 millones de los que sólo había abonado un 15%. Ese ha sido el talón de Aquiles de Soler: la falta de compradores para el suelo del viejo Mestalla.
A cambio, Soriano quiso conocer la situación del entrenador, Ronald Koeman. El presidente le desveló que Koeman tiene firmados dos años y medio y que su contrato, de tres millones brutos por temporada, está blindado. Aspecto importante si se recuerdan las palabras de Soriano: "A mí Koeman me dura 10 minutos, y Bakero [José Mari, segundo entrenador], 15". "¿Diez minutos? Me parecen muchos", respondió ayer jocosamente Koeman ya en Barcelona, donde hoy el Valencia disputa la ida de la semifinal de la Copa del Rey ante el Barcelona. Ese blindaje de Koeman fue introducido a última hora a cambio de que el técnico holandés aceptara que le metieran una cláusula de rescisión por si tenía la tentación de romper el contrato y marcharse al Barcelona.
Llegado al club de Mestalla en noviembre de 2004, el mandato de Soler se ha caracterizado por tres grandes pelotazos inmobiliarios con la aquiescencia del Gobierno, del PP, tanto municipal como autonómico: la recalificación de unos terrenos en el pueblo de Riba-roja para una futura ciudad deportiva, la recalificación del viejo Mestalla y la recalificación de una parte del nuevo estadio donde se construirá un hotel que reportará al club más de 60 millones.
Frente a eso, el fracaso deportivo. Ni un solo éxito y decenas de bandazos en la elección de entrenadores -Claudio Ranieri, Antonio López, Quique Flores, Koeman-, directores deportivos -Jesús García Pitarch, Javier Subirats, Edu Macià, Amedeo Carboni y Miguel Ángel Ruiz-, médicos..., y el despido de más de 70 empleados. La deuda, de 120 millones cuando llegó, roza los 300. Y hasta las autoridades se han cansado de él.
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