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Entrevista:ANTONY BEEVOR | Historiador

"La violencia nace del miedo"

Juan Cruz

En Cartagena de Indias, durante el Hay Festival, había un hombre en mangas de camisa que pateaba la joya del Caribe como si estuviera fotografiándola a toda velocidad. Se quiso llevar Cartagena en la retina, pero lo que llevaba en la memoria era la contienda de los españoles. Es Antony Beevor, 61 años, historiador británico, uno de los grandes narradores de la Guerra Civil española (La Guerra Civil española, Crítica, 2005). Ahora anda obsesionado con el desembarco en Normandía, para saber cómo fueron las relaciones entre franceses y norteamericanos. En un patio de Cartagena le preguntamos qué había aprendido de nosotros, los españoles, estudiando lo que pasó de 1936 a 1939.

Pregunta. ¿Qué aprendió cuando estudió la Guerra Civil?

"Ganó la izquierda sólo porque los anarquistas decidieron votar"
"Ningún país ha sufrido más que España por la retórica extremista"
"Si hay una herida profunda hay que airearla, porque si no se pudre"

Respuesta. Aprendí que la raíz de la violencia es el miedo. En España, donde estaba mal visto tener miedo, la violencia durante los primeros años era terrible. Nadie sabía quién era el enemigo. Al suprimir el miedo se produce un desequilibrio químico en el cuerpo, y ése es el origen de la violencia. Pero eso ahora ha cambiado. Ahora los hombres pueden decir tranquilamente que tienen miedo. Eso es nuevo en España, acaso los hombres no han tenido ningún problema, ya, en reconocer su lado femenino.

P. ¿Hay algo que no ha llegado a entender sobre nuestra Guerra Civil?

R. No hay nada en concreto que no haya llegado a entender, pero lo que siempre he pensado es que es una contienda sobre la que no se debe generalizar, porque ocurrió de manera muy distinta en muy diferentes sitios de España. La fragmentación geográfica la convirtió en un conflicto diferente, en cada provincia hubo una Guerra Civil no necesariamente igual a las otras.

P. En 2009 se cumplen setenta años. ¿Cree que es un momento para olvidarse?

R. Uno nunca debe olvidarse de la historia porque hay muchas lecciones que aprender de ella. Y una de ellas es la democracia y el respeto a la democracia. Uno tiene que trabajar la libertad y la democracia para poder preservarlas. La actitud tan pasiva hacia la democracia que se vivió en las Cortes y sobre todo en las calles antes de la Guerra Civil era muy peligrosa. Nadie debe olvidar, sino aprender.

P. ¿Cuál fue el primer tópico con el que se encontró?

R. Que había sido la primera fase de la II Guerra Mundial o, como decían los franquistas, el preludio de la tercera. Ese primer contacto con España me impuso la escritura de una versión no muy buena del libro, eran tiempos en que los archivos no era muy accesibles. Años después, Gonzalo Pontón me insistió en que lo reescribiera. Y me ayudó muchísimo, entregándome material que habían recopilado historiadores españoles mientras yo buscaba por los archivos extranjeros, sobre todo en el archivo ruso.

P. Y llegaría usted al meollo, a cómo fue posible la guerra.

R. En el momento de escribir me di cuenta de que muchos de los mitos de la derecha sobre el origen de la guerra quedaban destrozados. Mitos como el de los asesinatos que había habido en uno y otro sitio. ¿Qué hubiera pasado si la derecha hubiera ganado las elecciones de 1936? Ganó la izquierda simplemente porque los anarquistas decidieron votar por primera vez y el Frente Popular ganó por menos de un 2% del voto. No es cuestión de decir que ambas partes son iguales moralmente, sino de entender cómo se desarrolló semejante conflicto. Y yo lo achaco al miedo.

P. Ésa es la raíz.

R. Y esta pregunta: ¿Cómo se pudo meter España en una guerra civil cuando los que querían guerra eran muy pocos? La mayoría de la población no quería la guerra pero se vio forzada por los extremistas de ambas partes.

P. Y vino la tragedia.

R. Y una lección muy importante, además. La tragedia fue para España que la oportunidad para reformar que constituía la República llegó en el peor momento, doce años después de la guerra civil en Rusia. La gente no es consciente de los efectos que tuvo esa Guerra Civil en otros países. El miedo que provino de esa situación aumentó en ambos bandos. ¿Fue la Guerra Civil inevitable?

P. Respóndalo usted.

R. Hay quien dice que sí, hay quien dice que no. Pero existe otra pregunta interesante: después de 1934, ¿se pudo haber evitado la Guerra Civil?

P. ¿Y la respuesta?

R. Es una pregunta muy difícil de contestar. Pero creo que tuvo que ser muy difícil evitarla debido al odio y al resentimiento de la izquierda por la conducta de la guardia civil y las tropas, pero también debido al miedo, por parte de la derecha y de la clase media, a una revolución bolchevique. Otra pregunta que me debía plantear era: si la República hubiese ganado, ¿qué tipo de administración hubiera creado?

P. Buena pregunta, imposible de contrastar.

R. Sí, pero si se fija en cualquier guerra civil de la historia, se dará cuenta de que es imposible que nazca una democracia de una guerra civil. Lo que descubrí en los archivos rusos fue que en el caso de victoria el poder comunista iba a controlarlo todo.

P. La salida de su libro en España coincidió con una campaña de historiadores de la ultraderecha para convencer a la gente de que la República fue culpable de la guerra.

R. Sería muy injusto decir eso. Creo que lo interesante es buscar las razones por las que se desató y no volver a la propaganda del pasado. La irresponsabilidad que tuvo la izquierda fue desoír a grandes figuras, como Julián Besteiro, que les avisó del peligro de su retórica. Ningún país ha sufrido más que España a causa de la retórica extremista. La retórica de Calvo Sotelo o de Largo Caballero. Algunos dicen que las palabras no matan, pero yo no lo creo. Las palabras matan, pueden matar.

P. Ha bajado el tono, pero hasta la Iglesia católica ha querido frenar la ley de Memoria Histórica. ¿Era necesaria?

R. Cuando hay algo como el Pacto del Olvido es como si quisieras tapar una herida profunda. Si hay una herida profunda debes airearla, porque si no se pudre. En España se tapó, nunca se discutió una vez muerto Franco. Hubo muchos libros sobre la guerra civil nada más morir el dictador, pero después no hubo nada. El problema en particular en España es que la izquierda, después de la humillación de la derrota y de la opresión que sufrió durante la dictadura, no pudo contribuir a esa memoria una vez caído el régimen. Y esto produjo mucha frustración. Los que murieron por parte de la derecha fueron enterrados en tumbas, como mártires. Y era importante que los muertos del otro bando fueran identificados y enterrados como es debido.

P. Tras la muerte de Franco, el general Gutiérrez Mellado

[vicepresidente con Adolfo Suárez] le pidió a Felipe González que no removiese las cosas...

R. Estuvo bien hacerlo en ese momento. Pero ese silencio siguió así durante mucho tiempo, cuando el debate debió empezar mucho antes.

P. La derecha nunca consideró oportuno condenar el golpe.

R. Como la izquierda, que no condenó el golpe de 1934.

P. ¿Tenía que haberlo hecho?

R. Sí, si eso hubiera sido significativo. El debate sería mucho más honesto si la izquierda también aceptara sus errores.

P. Como testigo de lo que ocurrió y de lo que ocurre, ¿cree usted que la guerra sigue entre nosotros por otros medios?

R. No. Las condiciones sociales, económicas, políticas han cambiado, y la historia no se repite. No habrá otra guerra civil. ¿Por qué no habrá guerra en Europa? No necesariamente por unificación de los países, sino porque las verdaderas democracias no luchan entre sí.

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