En estado de gracia
De todas mis experiencias como director de cine, quizás una de las más gratificantes ha sido conocer de cerca a Javier Bardem en el rodaje de Segunda piel. El personaje que interpretaba Javier tenía mucho de autobiográfico y él lo sabía. Es curioso cómo, sin darme cuenta, me iba observando día a día, hasta que luego pude descubrir en el montaje final, infinidad de pequeños gestos que él había elaborado observando pero recreando todos esos detalles desde su portentosa imaginación creativa.
Estas dos pautas son para mí sus señas de identidad más claras en su manera de enfrentarse al personaje: la observación minuciosa y el vértigo creativo, el talento desbordante de un actor que rueda en estado de gracia debido fundamentalmente a su poderosa imaginación. Javier recrea, observa y a la vez inventa, asombrándonos continuamente con personajes que interpreta con una profundidad que a veces asusta. Siempre busca lo sustancial, la esencia del personaje. No hay anécdota, nada es accesorio... Su mirada ilumina todos los rincones del personaje consiguiendo que nunca puedas imaginártelo de otra manera.
Babelia
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