Batacazo irlandés
La economía más dinámica de la eurozona entra en recesión tras el pinchazo de su burbuja inmobiliaria
La economía es impredecible. Durante las últimas dos décadas Irlanda ha sido uno de los mayores exponentes del libre mercado y el mejor ejemplo de buen hacer económico para el resto de Europa y del mundo. Una fiscalidad favorable, bajos costes laborales y niveles de inversión equivalentes al 15% del PIB han permitido al país ganarse el apodo de Tigre Celta y crecer una media de 6,9% en los últimos 10 años, lograr el pleno empleo con tasas del 4% y triplicar su PIB per cápita hasta los 32.000 dólares en 15 años.
Pero algo se ha torcido. Lo que hasta hace sólo un par de años era un milagro, hoy está más cercano a una pesadilla. Irlanda ha sido el primer país de la eurozona en entrar en recesión técnica. El segundo trimestre de este año, el PIB se contrajo un 0,5% con relación al trimestre anterior -que ya había mostrado una caída de 0,3%-, los peores datos desde 1983. Con ello se esfuman todas las posibilidades de lograr un crecimiento del 1,5% pronosticado para este curso y con toda seguridad la cifra final de alza del PIB estará muy lejana del 4% de 2007 y del 5,7% de 2006.
La quinta parte del PIB depende de la construcción, más que en España
¿Qué ha pasado en el camino? Como en todas las crisis, los factores siempre son muchos. La complicada crisis internacional, el alza de los precios de los alimentos y del petróleo y el derrumbe del mercado hipotecario han terminado por detener los motores de la economía irlandesa. La industria, los servicios, las exportaciones, las ventas minoristas, la inversión extranjera y la confianza de los consumidores han sido sólo algunos síntomas de una debilidad que ha comenzado en enero, pero que parece que no terminará hasta finales de 2009.
La principal caída se ha presentado en la construcción. El terremoto de las hipotecas basura ha generado caídas en Irlanda, que ha provocado que el precio de las casas cayera consecutivamente durante los últimos 18 meses. Las bajadas llegan al 13% hasta el momento y la mayoría de los analistas prevén que se llegue hasta rozar el 30%. Un dato demoledor para una economía en la cual el 21% del PIB depende de la construcción, más que en España y que en cualquier otro país europeo. Esto también ha hecho aumentar el paro hasta el 6%, dos puntos más que hace un año.
Esto sin contar que el 55% de todas las hipotecas locales han sido contraídas a tipos variables, lo que al calor de las sucesivas alzas del Euríbor han terminado por dilapidar el consumo interno. Según la OCDE, el gasto interno caerá un 0,2% este año, previsiones que sin embargo se hicieron en verano. Pero el ladrillo no es lo único. Más de la mitad del comercio exterior de Irlanda (el 17% del PIB) se desarrolla con países que tienen el dólar como divisa de referencia en su economía, lo que le ha generado importantes desventajas competitivas con sus socios de la eurozona.
¿Y la banca? El martes, Irlanda instauraba una garantía de dos años sobre los depósitos de seis grandes bancos irlandeses para proteger mejor el sistema bancario nacional frente a la crisis internacional. Hace diez días, este mismo país elevaba su fondo de garantía de depósitos de 20.000 a 100.000 euros para cada ahorrador. Medidas que intentan dar aire a un sistema bancario fuertemente contaminado por el ladrillo y que podría reaccionar imprevisiblemente ante la crisis.
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