El coleccionista de cápsulas
Un hombre convierte el desarrollo de su cuerpo en un proyecto artístico
Orson San Pedro, o Benjamín Rodríguez (se cambió de nombre en uno de sus proyectos vital artísticos), nació hace 27 años en Asturias. Desde hace más de seis vive en Madrid. Como artista lleva trabajando desde septiembre en Vigorexy, un proyecto en el cual va a transformar su cuerpo en el de un culturista, hablar de la vigorexia del artista y ahondar en el mundo del culturista, que "en absoluto son gente idiota y que no sabe articular más de dos frases seguidas como a veces se piensa": el proyecto verá la luz en el segundo semestre de este año.
Puede vivir de su trabajo: acaba de realizar una performance en la Laboral de Gijón y ha recibido una subvención del Ministerio de Asuntos Exteriores para llevar una de sus obras a una feria artística en Guadalajara (México).
Ahondará en el mundo del culturista: "En absoluto son gente idiota"
"De modo natural soy Mr. Hyde, y cuando tomo sustancias, Dr. Jekyll"
Pregunta. ¿Se levanta pronto?
Respuesta. Tengo varios despertadores. Me levanto a las 5.45, desayuno y me vuelvo a la cama. Me levanto otra vez a las 6.40 y me voy al gimnasio. Estoy de siete a nueve haciendo mi rutina. Bueno, yo ya llego al gimnasio habiendo ingerido más cosas.
P. ¿Cómo qué?
R. Cuando me despierto me tomo un batido de proteína y unas pastillas de creatina y ácido pirúvico; y luego óxido nitroso, que lo que hace es aumentar la presión arterial y por tanto congestiona el músculo y te da más energía. Luego, media hora antes de entrenar, me tomo glutamina. Después de entrenar me tomo aminoácidos ramificados y más glutamina. A las doce, otro batido de proteína. A la hora del almuerzo siempre he de comer unos 250 gramos de pollo, a las seis otro batido, ceno a las nueve y luego a las diez, cuando me voy a la cama, me tomo mi último batido. Es una vida muy reglada y un tanto dura.
P. ¿Y esto del arte?
R. Pensé dejarlo hace poco, porque después de vestirme más de un año de sacerdote y de que todo fuera muy cool y ser mediático, me vine abajo. Para mí El cura no tiene que ver con mi obra, me visto de sacerdote en la vida real, no lo hago para tener un discurso artístico, aunque luego varios galeristas querían que les diera fotos para vender (cosa que no hice). El de cura es mi traje magistral, allá donde voy triunfo, me relaciono con la gente de una forma muy natural, todo el mundo quiere hablar conmigo...
P. Tiene un botiquín en casa, ¿no?
R. Las sustancias tienen que estar protegidas de la luz y debes conservarlas sin oxígeno y a cierta temperatura. En la nevera tengo un envase hermético, allí pongo las sustancias con papel de aluminio y dentro del envase pongo un sobre con vitamina C, con ácido ascórbico, que en cuestión de una media hora reacciona y deja el envase sin oxígeno. Yo soy un coleccionista. Con el tiempo me he dado cuenta de que el consumo de sustancias no me interesa prácticamente nada, he pasado a otro punto, que es el hecho de acumular.
P. ¿Y cuál es su pieza más querida?
R. Piezas queridas son muchas, claro, porque lo que más te interesa al final es la pureza, conseguir cosas que la gente no consigue. Anfetamina pura o metanfetamina, que en España no hay... Son piezas, no voy a decir de museo, pero que no rulan por las calles y las guardo como oro en paño. Al final es un tema de exclusividad, como en el arte.
P. ¿Se podría decir que es bastante autodidacta ya en su uso?
R. Nunca me he dejado llevar, mi relación con las distintas sustancias ha sido muy interna. Yo era el que me acercaba a ellas, las buscaba y las consumía, siempre en solitario. Experimento las cosas y si no me gustan las abandono. Tomo mucho en cuenta, más que el efecto, el posefecto. El día después. Cuando consumo cualquier cosa estoy pensando en su composición, de dónde ha venido, qué puede tener, y en lo que me va a producir. Creo que de modo natural soy Mr. Hyde y cuando tomo sustancias me convierto en el Dr. Jekyll.
P. ¿Cómo era de pequeño?
R. Nunca fui de amigos. La verdad es que me relacionaba de una manera muy superficial. No compartía nada con la gente ni tenía nada que me hiciese estar con ellos. Mi vida se basaba en la cibernética, con el principio de Internet, de las redes de redes y todo eso. Era muy solitario. Además, ese deseo sexual por el cual se mueve el mundo a mí me nació a los 21 años. Descubrí a una persona y automáticamente estaba comunicando en casa que era homosexual. Hasta entonces viví de una manera muy asexual. A veces llego a pensar que soy una persona extremadamente tímida, otras veces pienso que esto lo debe pensar todo el mundo. Pero esa búsqueda de lo que soy, de lo que yo me cuestiono y lo que se cuestiona el resto... [silencio]. El hecho de porqué estamos aquí, si no es una pérdida de tiempo estar viviendo, me ha llegado a traumatizar. Pensar en la muerte, en dormirse para siempre, sin nada más.
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