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La lidia | 22ª corrida de la feria de San Isidro

Israel Lancho, la determinación herida

Antes que ver a su hijo Israel en la plaza o en la televisión, su madre, Mercedes, prefirió pasar la tarde tratando de entretenerse trabajando. Su tía Guadalupe sí vio la corrida en la pequeña pantalla y presenció la cogida: "No se lo deseo a nadie", comenta, "aquello se hizo eterno". Las dos iban ayer por la mañana camino de Madrid a encontrarse con el diestro, afortunadamente ya fuera de peligro y en situación estable, aunque vaya a permanecer aún unos días en la UCI del hospital Virgen del Mar de Madrid. Finalmente, la cornada no afectó al pulmón ni al corazón, aunque penetrara en la cavidad torácica y rompiera la pleura. Mercedes, la madre, está al habla con los allegados más íntimos, pero prefiere escudarse tras su hermana Guadalupe si es que hay que hablar con los medios: "Israel", dice ésta, "es una persona muy abierta y cariñosa". Israel Lancho quiso ser torero desde que, en la ganadería de su abuelo paterno Demetrio, se puso delante de una vaquilla, con tan sólo cinco años. "Se llevó un revolcón tremendo, pero se levantó encorajinado y volvió a torearla". Su determinación a ello fue, desde entonces, total: "Había que verle con 15 años yendo en monopatín a la escuela de tauromaquia de Badajoz". El duro aprendizaje en capeas y novilladas por toda Extremadura fue el paso siguiente que dio en pos de cumplir su sueño de tomar la alternativa.

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Calidad humana

Su calidad humana la ilustra la manera en que el conocido humorista Mariano decidió convertirse en su apoderado durante un tiempo: Israel comentó en el curso de una entrevista en la televisión autonómica de Castilla-La Mancha, lo poco dotadas que se encontraban las plazas de toros en orden a permitir el acceso de personas discapacitadas. Ese gesto de sensibilidad conmovió de tal manera al cómico que se puso en contacto con él y estrecharon su amistad.

Durante el pasado San Isidro, Lancho logró pegarle dos tandas de naturales a un encastado toro de la ganadería de Cuadri con un temple y una hondura que casi extrañaron en un torero tan poco placeado como era él. Estuvo muy cerca de abrir la puerta grande de Las Ventas, cosa que no ocurrió por su falta de acierto con el estoque. Entonces comentó que salía con el alma partida por haber estado tan cerca de cumplir lo que es el sueño máximo de un torero y no lograrlo por el mal uso del acero. El miércoles salió con el pecho partido de la misma plaza, después de mostrar un valor inconmensurable con el que compensar su falta de experiencia y tratar de abrirse un hueco en la durísima profesión que voluntariamente decidió ejercer.

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