La Oreja y la crisis
En este agosto de nuestro descontento, las cosas, en cuanto a música en vivo, no pueden estar más paradas. Tanto que el único acontecimiento que se sale de lo corriente son los conciertos que La Oreja de Van Gogh dará en la región (el miércoles en la Lonja del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el jueves en la plaza Mayor de Chinchón). Esto demuestra que para un puñado de bandas comerciales agosto sigue siendo el mes en que se llenan las arcas para pasar el duro invierno. Claro que el hecho de que estos conciertos, que antes se contaban a decenas en cada villa en fiestas, se hayan convertido en algo casi excepcional verifica que éste quizá sea el peor verano para las giras de los consagrados, desde aquel lejano 2001 en que el masivo éxito de la primera edición de Operación Triunfo les dejó relegados a cubrir los puestos que no podían contratar a triunfitos. Los donostiarras, ya repuestos del trauma que significó la salida del grupo de Amaia Montero, su cantante y cara más visible, parecen haber encontrado su sitio y flotar en medio de la crisis.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.