_
_
_
_
AL CIERRE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Palacio de invierno

La propuesta de Jordi Hereu de candidatura para acoger los Juegos de Invierno de 2022 no tiene ni visos de realidad ni sentido: demuestra muy poca imaginación para afrontar la crisis económica general y la previsión de pérdida de votos en concreto. Además de lo inverosímil que es que Barcelona gane otros juegos olímpicos, cuando a la megalómana Madrid ya se los han negado dos veces y cuando Jaca-Zaragoza ya competían antes por lo mismo, la expectativa que se señala es totalmente rechazable.

El horizonte de otros juegos olímpicos, con sede en el núcleo de Barcelona y pistas de competición en los Pirineos, es un intento de continuar con el modelo urbano y territorial neoliberal. Va en contra de los objetivos de una movilidad sostenible que economiza desplazamientos y energía, y es otra apuesta por colmatar el territorio de infraestructuras como vías rápidas, túneles y acueductos, con lo que conlleva de encarecimiento de la calidad de vida y destrucción de los ecosistemas. Además, pretende trasladar los mecanismos de la especulación inmobiliaria urbana a enclaves en el paisaje, para subir el precio del suelo con intervenciones estratégicas a favor de los sectores inmobiliarios, financieros y hoteleros.

Por suerte, los socios de gobierno, ICV-EUiA, además de ERC, han tenido el sentido común de considerar innecesaria la propuesta, y la CUP ha lanzado una campaña para oponerse a los Juegos desde los barrios y a favor de la calidad de vida cotidiana.

Ciertamente, Hereu, en vez de intentar aprender de los errores ajenos (el fiasco de accidentes, protestas y falta de nieve y frío en la templada Vancouver), de los propios (Fórum 2004) y de lo que sucede en su ciudad, para poder entender lo que le falta, es decir, rehacer los tejidos sociales en vez de destruirlos, crear equipamientos de proximidad, potenciar las cooperativas y las ONG, fomentar centros de reparación y reciclaje, favorecer el trabajo y el acceso a la vivienda para jóvenes, lejos de hacer esto, prefiere encerrase en su palacio de invierno para soñar en una imaginaria Barcelona cubierta de nieve.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_