España mantiene desequilibrios excesivos pese a los esfuerzos
Bruselas decidirá en primavera si hay sanciones y destaca los altos costes sociales de la crisis
Una de cal y otra de arena. La Comisión Europea reconoció este miércoles los esfuerzos de España por corregir los desequilibrios macroeconómicos “excesivos”, que llevaron Bruselas a abrir una investigación en profundidad hace un año, pero decidió mantener al país en el punto de mira para analizar cómo progresan las reformas. Habrá que esperar hasta la próxima primavera para ver si el equipo del vicepresidente Olli Rehn abre la vía sancionadora, algo que las fuentes consultadas consideran improbable por los recortes y reformas aprobados por España.
España suspende en seis de los 11 indicadores que mide Bruselas, entre ellos el desempleo y la deuda. Mejora en el déficit comercial, pero su endeudamiento público crece a toda velocidad y ha encendido las alarmas de la Comisión. Aunque es la cicatriz del paro lo que más duele: la media de desempleo español de los últimos tres años, del 22,3%, es la más alta de toda la UE.
El desempleo y la deuda pública y privada son los grandes problemas
La deuda privada ronda el 200% del PIB y el desapalancamiento está siendo más lento de lo que se preveía, tanto por los ajustes como por la mella que hace la recesión en la confianza de los agentes económicos. Bruselas detecta, además, fuertes caídas de precios en el sector inmobiliario, que se han acelerado por “el exceso de viviendas sin vender”. Esa corrección seguirá adelante en los próximos meses.
Con todo, la Comisión no tiene previsto dar nuevos pasos con relación a España. Una vez dentro del pelotón de los torpes —el de los países con “graves desequilibrios, en el que solo figura además Eslovenia—, no es de esperar la imposición de multas de hasta el 0,1% del PIB (unos 1.000 millones de euros en el caso español), reservadas a quienes no cumplen las recomendaciones. España “ha hecho progresos con las reformas, pese a algunos retrasos”, en opinión de Bruselas. El más evidente es el relativo al saldo exterior, que ha pasado del abultado déficit de los años previos a la crisis a un superávit que tiene visos de crecer en adelante, aunque su principal motor es la caída de las importaciones, por el desplome de la demanda. Las buenas noticias pasan por la recuperación de la competitividad, que se aceleró en 2012 por el descenso de los costes laborales tras la aplicación de la reforma laboral.
Pero los problemas siguen ahí. El informe apunta los “cada vez más evidentes” costes sociales de la crisis, relacionados con el paro, la pobreza y la exclusión social. Bruselas se lava las manos en lo relativo al mercado laboral: más allá de las recomendaciones —más reformas—, el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, remarcó que las políticas de empleo “siguen siendo competencia de los Estados”. Barroso pidió “valentía” a los países para seguir con la agenda reformista, que debería conducir “a una recuperación sostenible y con empleo”. Las reformas y los sacrificios están ahí. Pero esa salida de la crisis apenas se vislumbra todavía.
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