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El hombre que hundió Wall Street en cinco minutos

Navinder Singh Sarao, quien supuestamente 'asaltó' la Bolsa en 2010 con un programa informático, tiene 37 años, está casado y reside en un barrio humilde de Londres

Pablo Guimón
El adosado londinense de los padres de Navinder Singh Sarao, donde este operador acusado de manipular la Bolsa tenía registrada su empresa
El adosado londinense de los padres de Navinder Singh Sarao, donde este operador acusado de manipular la Bolsa tenía registrada su empresaNEIL HALL (REUTERS)

El hombre que supuestamente originó en cinco minutos del 6 de mayo de 2010 un descalabro de medio billón de dólares en Wall Street manipulando a gran escala los mercados financieros tiene 37 años, vive en el suburbio londinense de Hounslow y conduce un coche verde destartalado propiedad de sus padres. La policía irrumpió a las 12.45 del martes en el adosado de sus padres, donde estaba domiciliada la empresa unipersonal desde la que se realizó el asalto a la Bolsa, y arrestó a Navinder Singh Sarao, a petición de la fiscalía estadounidense.

Sarao se enfrenta a la extradición a Estados Unidos, sobre la que está previsto que se celebre una audiencia este miércoles en un tribunal londinense, para ser juzgado por fraude y diversos cargos relacionados con la manipulación de mercados.

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Sarao, según el Telegraph, está casado y tiene dos hijas. Llevaba una vida discreta en una casa frente a la que ocupaban sus padres desde que la compraron en 1982. La madre trabaja a tiempo parcial en una farmacia y el padre está jubilado. Diferentes testimonios de los vecinos, recogidos en la prensa, los describen como una pareja humilde que acudía cada domingo al templo Sikh en este barrio del suroeste de Londres, a 27 kilómetros de la City, habitado por familias humildes de origen indio y bangladesí. 

Nada parecía hacer sospechar a los vecinos que el joven Sarao había amasado, en cinco años de especulación bursátil, una fortuna de hasta 40 millones de dólares, según la Justicia estadounidense, repartida entre sociedades constituidas en diversos paraísos fiscales antillanos, como parte de una estrategia masiva de evasión fiscal. Sarao, según las autoridades norteamericanas, trató de manipular el mercado a través de “tácticas de burla excepcionalmente grandes, agresivas y persistentes” que llevó a cabo hasta el pasado 6 de abril. Se trataba, explican, de engañar al mercado colocando órdenes falsas.

Un programa para falsear compras

El acusado, que supuestamente trabajaba en solitario, utilizaba un algoritmo informático automático para fingir que creaba órdenes de venta, simulando que había múltiples agentes lanzando órdenes simultáneamente en la misma dirección. Algunos días hacía hasta 500.000 libras. Sarao demuestra cómo el sofisticado entramado global financiero sigue siendo vulnerable a las amenazas de agentes individuales. “Solo soy un comerciante de la vieja escuela”, explicó el año pasado a las autoridades británicas, “siempre he tenido buenos reflejos y hago las cosas rápido”. Al margen de su destreza manual, la investigación desveló que nueve meses antes de aquel episodio, que hizo temblar la bolsas y se bautizó como flash crash, había solicitado la asistencia de una compañía de software para adaptar su programa informático de actuación en bolsa.

Sarao admite que realizó un enorme volumen de compras y ventas, aunque defiende que eran genuinas. Pero su actividad hizo saltar las alarmas del Mercantil de Chicago (CME), que fiscaliza las credenciales de los agentes que, como Sarao, compran y venden en el mercado. Cuando este organismo le interrogó sobre su actividad, Sarao escribió a su broker un correo electrónico. “Acabo de llamar al CME”, le aseguró, “y les he dicho que me besen el culo”.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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