Thomas Wieser: “El euro es irreversible, ya no hay ninguna duda”
El presidente de los 'sherpas' defiende la austeridad en las finanzas públicas, pero concede margen a las políticas de crecimiento
Thomas Wieser es el jefe de los sherpas del euro. Preside desde 2012 el Grupo de Trabajo del Eurogrupo, que prepara las reuniones de los ministros de Finanzas de la eurozona. Estuvo en la creación de los fondos de rescate, y diseñó el último de Grecia. Su mandato concluye en enero. Defiende la austeridad en las finanzas públicas, pero concede algún margen a las políticas de crecimiento. Matemático y economista austriaco, nacido en Bethesda (Maryland, EE UU) en 1954, es un ortodoxo de raíz germánica, matizado por la ironía británica.
Pregunta. ¿Qué ha logrado la eurozona en seis años?
Respuesta. Mucho. El programa de unión bancaria. Muchos problemas venían de la banca, también en España. La mejor calidad de la supervisión y de la regulación financiera ha sido un éxito.
P. Pero creció la divergencia.
R. La divergencia de productividad y competitividad agrandó el dilema de la eurozona, una unión monetaria, pero de Estados soberanos donde las políticas de competitividad, el mercado laboral, la educación o la I+D son competencia de los Gobiernos. Pero al cabo las situaciones nacionales, buenas y malas, provocan efectos en los demás. La creación del Procedimiento de Desequilibrios Macroeconómicos es muy prometedora. Es un sistema de alerta, de semáforos, rojo, ámbar y verde, sobre las condiciones básicas de convergencia real. Permite una acción progresiva de corrección. Necesita tiempo, no arroja resultados de hoy para mañana.
P. La casi exclusiva austeridad perjudicó a muchos. A Grecia.
R. La falta de disciplina fiscal contribuyó a la crisis de la deuda soberana. Las políticas presupuestarias de Grecia quedaban lejos de cumplir nuestras reglas. Muy lejos. Finalmente logramos establecer la estabilidad fiscal. Queda mucho por hacer, pero su situación ya es mucho mejor.
Para mandar hay que ser grande y listo
Thomas Wieser niega que el Eurogrupo sea opaco. Alega que celebra ruedas de prensa, que su presidente rinde cuentas a la Eurocámara, que sus actas son extensas.
Y defiende que en todas las instituciones, Parlamentos incluidos, “los políticos disponen de la posibilidad de discutir en privado”. La transparencia clave, para él, es la del resultado, no la del proceso para alcanzarlo: “Los debates retransmitidos por televisión no ofrecen información real”.
Pregunta. ¿Quién manda de verdad en el Eurogrupo?
Respuesta. El presidente es una persona extraordinariamente preparada y hábil. Sin él habría sido difícil sobrevivir en los últimos cinco años.
P. No le preguntaba por él, sino por quién influye más.
R. Claro que le entendí. El tamaño de un país cuenta, pero no lo es todo. La inteligencia es clave. El tamaño y la inteligencia, cuando van juntos, determinan la influencia.
P. ¿Un español en el futuro?
R. El ministro español es uno de los más listos y capaces. Pero no sé lo que ocurrirá.
P. ¿Es poderoso como gran cocinero del Eurogrupo?
R. Solo soy el mecánico del taller. Y somos 20 colegas.
P. Casi todos incumplieron la biblia de austeridad que es el Pacto de Estabilidad (PEC). Y se necesitan 600 páginas para aplicarlo.
R. Sí, es difícil entenderlo para que sirva de guía conducente a la disciplina fiscal. Habrá que simplificarlo. Hoy, en Bruselas, hay un funcionario que conoce y entiende todos sus recovecos, pero está a punto de jubilarse. Una vez se retire, todo será más difícil.
P. El PEC se reformó muchas veces y ya se ignora si cada vez se sofisticó o se hizo más inútil.
R. [El expresidente de la Comisión] Romano Prodi dijo que sus reglas económicas eran “estúpidas”…
P. Procíclicas, agravaban la recesión del país en recesión.
R. No tenían en cuenta el ciclo económico. Solo computaban los valores nominales. Mejoró. Ahora se basa en el cálculo del potencial de crecimiento de las economías. Pero es un concepto cuyo cálculo genera discrepancias.
P. Al cabo, bajó la cohesión.
R. Hemos creado un instrumento de éxito, el Mecanismo Europeo de Estabilidad [fondo de rescate permanente], capaz de dispensar ayudas de hasta medio billón de euros, que no es poco. España ha sido una gran beneficiaria, que ha sabido extraerle un gran provecho. O sea que hemos superado la crisis bancaria, hemos puesto las bases de una mejor competitividad, recuperado bastante disciplina fiscal y apoyado a los más vulnerables.
P. La política de austeridad, al no ir acompañada de políticas de crecimiento, ha sido cruel.
R. Vamos, vamos, si la perfección es llevar tu déficit al 50%, el mejor modelo es Zimbawe, imitemos a Zimbawe, ¿no? A que no está de acuerdo, ¿verdad? Porque con un déficit presupuestario continuado al 15%, en cinco años duplicas tu deuda. Y los pagos del servicio de la deuda se te comen todo el margen presupuestario. Y ¿con qué financias el crecimiento económico? Si tienes un déficit espectacular debes tomar medidas espectaculares para reducirlo.
P. No le criticaba la seriedad presupuestaria, sino su exceso. Y la falta de políticas sociales.
R. Si Grecia hubiera tenido una Administración tributaria seria, podría haber subido impuestos para hacer política social y no habría necesitado esos recortes. Pero la recaudación era selectiva: muchos no pagaban y los que pagaban, pagaban cantidades exorbitantes. Eso alimenta la sensación de desigualdad. Y del lado del gasto el sistema social era un desastre.
P. Eso cambió.
R. La Administración griega ha dado también pasos significativos para mejorarlo. Cuando el PIB crezca a buen ritmo, la situación mejorará mucho. Pero de momento ya hemos conseguido disipar todas las dudas acerca de si Grecia seguirá en el euro. Grecia permanecerá en el euro y el euro es irreversible: ya no hay ninguna duda sobre eso.
P. Sigue hablando en futuro, y Grecia tiene prisa hoy.
R. La capacidad de atraer inversión exterior es decisiva. Y para ello es ineludible que la Administración y el sistema judicial traten de manera igual a todos los nacionales y a todos los extranjeros. Si es así, la inversión extranjera directa crecerá.
P. La austeridad fiscal extrema, sin otras políticas de crecimiento y de compensación social, fue miope. Y en parte sigue.
R. No es así. Todos los organismos internacionales, la Comisión, el BCE, el FMI o la OCDE reconocen que la actual política fiscal u orientación presupuestaria europea para 2017 (ligeramente expansiva) y 2018 (neutral) es la correcta. Lo que no es correcto es la composición de los presupuestos de los Estados miembros. Los Gobiernos tienden a centrarse demasiado en los gastos que miran al pasado, en las políticas pasivas, en vez de priorizar las inversiones productivas en futuro como la educación, el aprendizaje, las políticas activas de empleo, la I+D: en todas las políticas que capacitan a la gente para encontrar empleo en un mundo globalizado.
P. Al cabo de la crisis queda como legado lamentable la fragmentación financiera.
R. Cuando vuelvan a producirse fusiones transfronterizas habremos superado definitivamente la crisis.
P. También queda una inédita divergencia Norte-Sur.
R. No, no es así. Ahora tenemos la convergencia en las tasas de crecimientos más alta de los últimos 20 años, desde 1997. Pero necesitamos más convergencia real del crecimiento y del ingreso per cápita, que durante muchos años Portugal crezca más que Austria y que Italia crezca más que Holanda.
P. La revitalizada colaboración franco-alemana ¿facilitará la mutualización de las deudas?
R. No creo que estén aún reunidas las condiciones para la mutualización de la deuda a corto y medio plazo. Requeriría cambios constitucionales en todos los Estados miembros. Seamos prácticos. Empecemos por obtener un mejor resultado de las políticas fiscales, con reglas simples y seguidas por todos. Una unión fiscal no sucederá en cinco años. Pero en cambio podemos ser rápidos en hacer cosas necesarias para ella, como completar el mercado interior con una liberalización de servicios, la unión energética, desmonopolizar el transporte…
P. Todo lento, mientras el populismo puede crecer rápido.
R. Cumplir eso no debe ser lento. Implicar más a los Parlamentos puede hacerse en un año. Eso es más importante que un gran presupuesto europeo. ¿Acaso frenaría el populismo? EE UU tiene un considerable presupuesto federal y eso no ha impedido el ascenso del populismo. ¿Por qué en Alemania sucede lo contrario, por qué no cuaja el extremismo, por qué disfruta de una posición social sólida?
P. Usted es el jefe de los sherpas del Eurogrupo, la institución menos institucionalizada, más opaca y menos responsable de la UE. ¿Cómo mejorarla?
R. Tras cada reunión celebra conferencias de prensa. El presidente comparece ante el Parlamento Europeo. Pero en todos los foros e instituciones, incluso las parlamentarias, los políticos disponen de la posibilidad de discutir en privado. Es el resultado lo que debe ser transparente, no cómo se llega a él. Los ministros deben tener la tranquilidad, y la tienen, de que no habrá filtraciones y de que todos sus colegas actúan de buena fe. Los debates retransmitidos por televisión no ofrecen información real. Los verdaderos son los que se desarrollan en un clima de máxima confianza.
P. Eso es secretismo. Y por eso las minutas de sus reuniones son escuálidas.
R. Hay una diferencia entre el secretismo y la confidencialidad: esta supone transparencia en el punto de llegada, pero no en el método para alcanzarlo. Y le desafío a verificar que las actas de las reuniones son equiparables a las de la Comisión, y más detalladas que las del Ecofin.
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