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Los alquileres turísticos se pasan al alquiler tradicional por el coronavirus

Los expertos creen que la depresión del turismo es la causa de la caída de la rentabilidad de los arrendamientos a corto plazo

Comparación de dos anuncios de un mismo piso en el portal inmobiliario Idealista (izquierda) y en la plataforma de alquiler turístico de AirBnB, recopilados por el sociólogo y portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid, Javier Gil.
Comparación de dos anuncios de un mismo piso en el portal inmobiliario Idealista (izquierda) y en la plataforma de alquiler turístico de AirBnB, recopilados por el sociólogo y portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid, Javier Gil.

Con millones de personas confinadas en sus casas y miles de negocios cerrados, el coronavirus se ha convertido también en un foco de incertidumbres económicas. Una de ellas es cómo afectará al mercado inmobiliario. En el sector, como en otros, nadie se atreve todavía a hacer proyecciones, y menos en una situación dinámica en la que ni siquiera se sabe cuánto tiempo durará el estado de alarma. Algunos efectos de la epidemia ya están empezando a notarse. Uno de ellos se refiere al mercado del alquiler. Muchos usuarios de redes sociales han compartido imágenes de pisos turísticos que en los últimos días se anuncian también como arrendamientos a largo plazo. ¿Significa eso que se está produciendo un trasvase?

De entrada, los portales inmobiliarios dudan de que el número de nuevos anuncios sea significativo de algún movimiento de apartamentos turísticos en dirección al mercado tradicional. “El número de nuevos anuncios de viviendas en alquiler en Idealista en el distrito Centro de Madrid y Ciutat Vella de Barcelona se mantiene estable desde antes de que se declarara el estado de alarma", señala Fernando Encinar, cofundador y jefe de Estudios de Idealista. Incluso, añade, las cifras van a la baja: “El número de viviendas que se anunciaron el lunes 16 fue inferior a las que se publicaron el lunes de la semana anterior”.

Sin embargo, el portavoz de Idealista añade un segundo matiz: “Es cierto que la tipología de algunos de los anuncios publicados recientemente podrían hacer pensar que se trata de viviendas de alquiler vacacional que se anuncian como alquileres residenciales”. Así lo creen muchos activistas pro vivienda. Javier Gil, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid, está convencido de que muchos pisos que se alquilan por temporadas cortas están buscando arrendamientos a largo plazo (según la norma actual, cinco años si el propietario es un particular y siete si es una empresa) y ha identificado algunos de esos anuncios en su perfil de Twitter. Sea esa tendencia más o menos significativa numéricamente, para Gil lo importante es la explicación de por qué sucede eso. “La gente que se dedica de manera profesional al alquiler estima que la crisis del turismo va a ser larga y para mantener la máxima rentabilidad de su vivienda la meten en alquiler residencial”, indica.

En opinión de Gil, el trasvase también “demuestra que las plataformas de alquiler turístico no son economía colaborativa", (un concepto que frecuentemente enfrenta al sector con sus detractores) y que parte de “un modelo basado en sustraer casas del mercado de alquiler tradicional”. Esa reducción de la oferta, y el hecho de que los propietarios obtengan más dinero en los arrendamientos por noches, hace subir los precios del conjunto de los alquileres, señala el activista. Sin embargo, duda mucho que lo que está pasando ahora vaya a bajar los precios “a largo plazo”.

“Esto no significa que, si se supera la crisis y vuelve el turismo, se generen un nuevo movimiento y una diferencia de renta para que los propietarios e inversores saquen sus viviendas del mercado residencial de nuevo”, incide Gil. “Aún es pronto para asegurar que esas viviendas vuelven definitivamente al mercado de alquiler de larga estancia”, coincide Encinar. El representante de Idealista recuerda que, según sus análisis, “la rentabilidad de una vivienda vacacional solo sale a cuenta cuando se gestiona directamente, pero no cuando se encarga la gestión a un tercero”. Por ello, aseguran que "probablemente muchos propietarios estuvieran ya valorando la opción de trasladar su vivienda de vacacional a residencial y la pandemia les ha ayudado a tomar la decisión”.

Uno de los anuncios que ha bajado más de precio en los últimos días en el portal Idealista es el de un estudio de 38 metros cuadrados en el barrio Gótico de Barcelona. Hasta hace pocos días costaba 820 euros al mes, y se ha reducido el precio un 27%, hasta los 600 euros. “El anuncio es para el alquiler del piso una estancia corta, tres o cuatro meses. Lo he bajado por la situación actual, por el coronavirus”, explica el anunciante, que prefiere no revelar su identidad. “Cuando pase todo esto volverá a ser el precio de antes”, señala, aunque evita explicar si el apartamento está destinado a alquiler turístico.

Según Ferran Font, director de estudios de pisos.com y portavoz de esta plataforma, el impacto del coronavirus se ha notado sobre todo en la audiencia a los portales inmobiliarios. En el suyo, ha bajado un 10% de media, “porque los usuarios estaban ocupados mirando otras cosas por Internet”. Font, sin embargo, descarta que haya muchos cambios “en el contenido o en el precio de los anuncios”. “Si el confinamiento se alargase, entonces sí tendrá un impacto en el volumen de transacciones de compraventa, y en el mercado del alquiler. Pero por ahora, no parece lógico que haya un trasvase del alquiler turístico al tradicional, ya que ni unos pueden venir ni los otros pueden ir a ver los pisos”, señala.

Las patronales de apartamentos turísticos también consideran que la crisis del coronavirus impactará en los alquileres. “Todos los alquileres van a estar afectados, también el tradicional. Pero creemos que el turístico será el primero en recuperarse”, explica Enrique Alcántara, presidente de la asociación de pisos turísticos de Cataluña, Apartur. Esta plataforma prevé unas pérdidas de 20 millones de euros en marzo y de entre 30 y 40 millones en abril solo en Barcelona. Tolo Gomila, presidente de la Fevitur, la federación española de apartamentos turísticos, apunta que la oferta de viviendas de uso turístico ya lleva tiempo en caída: “Se ha reducido un 20% en un año, motivado por las regulaciones que limitan la actividad y por la pérdida de la rentabilidad a causa del control fiscal”. Gomila augura que el impacto se alargará hasta la primera mitad del verano, y destaca que solo hasta hace una semana el volúmen de pérdidas fue de 73 millones de euros en toda España.

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