Alcoa acuerda con sus trabajadores retomar las negociaciones de venta a la SEPI
El pacto compromete a la dirección a sentarse de nuevo con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales; a cambio, el comité de empresa suspende la huelga iniciada en octubre
La dirección y los trabajadores de Alcoa han llegado a un acuerdo tras nueve meses de fricciones. La empresa norteamericana, que amenaza con el cierre de su planta de producción de aluminio primario en San Cibrao (en el municipio de Cervo, Lugo) desde el pasado mayo, ha acordado retomar las negociaciones para venderla a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). A cambio, el comité de empresa deberá suspender la huelga que ha causado pérdidas millonarias desde octubre. El pacto ha sido aprobado este viernes por los empleados mediante una votación y estará en vigor hasta el próximo 30 de abril.
La empresa tendrá dos semanas para remitir a la SEPI una propuesta de términos generales y reiniciar la negociación fracasada de la venta. Se compromete a mantener en funcionamiento las cubas donde se produce el aluminio, fundamentales para asegurar el futuro de la planta. Además, ha acordado mantener la producción por el tiempo que duren los contactos con la sociedad estatal.
El nuevo acuerdo llega después de que el Tribunal Superior de Justicia de Galicia anulase el despido colectivo que la multinacional anunció para 534 trabajadores de la fábrica. La compañía ya protagonizó un intento fallido de venta en otoño, al grupo británico GFG Alliance. Es por esto que los trabajadores acordaron también que la dirección de la multinacional informe de los resultados de estas nuevas conversaciones al comité de empresa y los Gobiernos autonómico y central en una mesa multilateral mensual, similar a la que ya se puso en marcha entre mayo y septiembre.
Este parece ser el fin de una batalla que tenía en vigilia a toda la comarca de A Mariña, altamente dependiente de la planta, que enfrentó a la multinacional con la Xunta de Galicia, el Ministerio de Industria y el comité de empresa. La compañía apuntó, entonces, a que las negociaciones no se hicieron en “términos aceptables para el mercado” e insistió en que GFG exigía también la compra de la refinería de Alúmina, adyacente a la planta de aluminio y que nunca ha estado en las negociaciones. La multinacional también ha insistido, durante los nueve meses de conversaciones, en que la venta o el bloqueo judicial de los despidos no resuelven los problemas “estructurales” de una planta que ha experimentado pérdidas en los últimos tres años.
Entre ellos, apunta a una excesiva oferta de aluminio en el mercado mundial y a los costes de la energía para las industrias con un alto consumo, o electrointensivas, en España. Ante esto último, la ministra de Industria, Reyes Maroto anunció el mes pasado la aprobación del estatuto del consumidor electrointensivo y reiteró, el pasado lunes, su intensión de reducir los altos precios, en un foro organizado por El Economista. Pero la intención de vender la planta no ha variado para Alcoa, que se compromete a “encontrar la mejor solución posible para ambas partes”.
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