EE UU investiga una inyección de mil millones de dólares en la nueva empresa mediática de Trump
La Comisión de Bolsa y Valores solicita información sobre la identidad de los inversores que han comprado acciones a la compañía con la que se fusionó en octubre
Digital World, la compañía instrumental de adquisición de propósito especial (SPAC, en sus siglas inglesas) que acompaña la nueva aventura mediática de Donald Trump, está bajo los focos. La SPAC reveló esta semana que es objeto de una investigación por parte de los reguladores financieros de Wall Street, incluida la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, agencia federal) tras recaudar mil millones de dólares para Trump Media & Technology Group, el nombre que recibe el nuevo negocio del expresidente republicano. La identidad de los inversores se investiga como si fuera un asunto de estado: comprar acceso a Trump puede equivaler a establecer las reglas del juego en la política nacional.
Digital World explicó que la SEC le solicitó a principios de noviembre documentos relacionados con las comunicaciones entre Digital World y Trump Media, actas de las reuniones de la junta directiva de la SPAC, así como la identificación de direcciones bancarias, telefónicas y de correo electrónico y, especialmente, las identidades de ciertos inversores en el acuerdo. La nueva empresa de Trump confirmó el sábado que Digital World había recaudado mil millones de dólares, sin identificar a los miembros del “variado grupo de inversores institucionales” que está detrás.
Las SPAC son compañías creadas con el fin de reunir capital suficiente para realizar una fusión o adquisición con otra ya existente, cotizada o no, o para cualquier oportunidad futura de compra. En EE UU se las conoce habitualmente como “empresas de cheque en blanco”. Según se encargó de subrayar Digital World, la SEC dejó claro en su solicitud de documentación que la investigación en curso no presupone que violara la ley. Pero las acciones de Digital World, que subieron como la espuma —de 9,96 dólares por acción a 94,20 en dos días— cuando se anunció la fusión con la empresa de Trump, se desplomaron esta semana hasta quedar, el miércoles, un 2,6% por debajo de las ganancias previas, con un precio de 44,97 dólares.
La notoriedad de Trump y los fines decididamente políticos de su nueva aventura empresarial —a la espera de conocerse si se presenta como candidato a la Casa Blanca en 2024— han suscitado suspicacias a la vez financieras y partidistas. Trump Organization, el emporio familiar del republicano, es objeto de varias investigaciones por irregularidades y fraude fiscal. Pero la dimensión política de su nueva apuesta empresarial también pesa. La senadora demócrata Elizabeth Warren pidió en su día a la SEC que investigara la fusión de Trump Media con Digital World por vulnerar presuntamente la legislación. El columnista Tim O’Brien alertaba esta semana en Bloomberg sobre la desconocida identidad del inversor que ha puesto los mil millones de dólares, señalando que comprar acceso a Trump es una amenaza a la seguridad nacional, máxime si el republicano concurre de nuevo a la presidencia.
“Trump es un capo de la desinformación exiliado de las principales plataformas de redes sociales”, recordaba O’Brien, en referencia al cierre de sus cuentas por Twitter y Facebook tras el asalto al Capitolio, en enero. “Las identidades de los inversores que acaban de poner mil millones de dólares en su camino son de interés porque cualquiera que sea capaz de ganarse el favor de Trump podría influir en las políticas públicas [si vuelve a la Casa Blanca]. ¿Qué pasaría si países como Arabia Saudí u otros de Oriente Próximo decidiesen invertir? No es una pregunta hipotética”, subraya O’Brien, que cita el caso de la firma de inversión recién creada por Steven Mnuchin, quien fuera secretario del Tesoro con Trump, “con financiación saudí y de otros países del Golfo”.
Las sospechas se centran en la negociación que esta primavera mantuvieron ambas partes. Patrick Orlando, director ejecutivo de Digital World, se reunió con representantes de Trump en abril, cinco meses antes de que la SPAC vendiera el paquete de acciones a inversores. Orlando gestionaba entonces otras SPAC, y, según una investigación del diario The New York Times, no quedó claro a quién estaba representando en la videoconferencia con los delegados de Trump. El jefe del equipo legal de Trump Media afirmó que la llamada fue “estrictamente una negociación” entre la compañía del expresidente y Benessere, otra SPAC que Orlando gestionaba.
Las SPAC pueden vender sus acciones al público en ofertas limitadas, siempre que no tengan ninguna adquisición en proceso. En una presentación celebrada en septiembre, Digital World declaró que la empresa y sus ejecutivos no habían entablado ninguna “discusión sustantiva, directa o indirectamente”, con ninguna empresa. Sin embargo, el acuerdo con Trump Media se anunció unas semanas después.
La SEC ha venido manifestando su preocupación por la proliferación de las SPAC, sin llegar a tomar medidas al respecto. Es decir, nunca ha sancionado a una SPAC por planificar un acuerdo antes de vender acciones, pero las consecuencias de hacerlo podrían ser muy graves. “El trato [con Trump Media] probablemente colapsará si la SEC demanda” a Digital World, dijo Thomas Gorman, que trabajó siete años para la agencia federal, a The New York Times.
Uno de los accionistas de Digital World también tiene cuentas pendientes con la SEC. ARC Group, empresa con sede en Shanghái que probó suerte en varios negocios antes de decidirse por las SPAC, es uno de los principales patrocinadores de Digital World y también participó en la videoconferencia de abril con representantes de Trump Media. ARC se inclinaba más por fusionarse con Benessere, pero los ejecutivos de esa SPAC no querían hacer negocios con Trump. ARC luego se dirigió a Digital World, cuyas riendas acababa de asumir Orlando.
Las sospechas acerca de Digital World no frenan los planes de expansión de Trump Media. Después de que el congresista por California Devin Nunes, un destacado partidario del expresidente, anunciara su renuncia al escaño para hacerse cargo de la nueva empresa de medios, la compañía publicó el lunes sus nada modestas previsiones de crecimiento: 81 millones de usuarios en su red social, denominada Truth Social (Verdad Social), para 2026, y otros 40 millones de usuarios de pago para el proyectado servicio de contenidos por internet.
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