¿Es hora de volver a la tarifa regulada de la luz? Sí, sobre todo si puede aprovechar los tramos más baratos del día

Una pregunta ronda la cabeza de millones de familias desde hace meses: ¿ha llegado la hora de optar de nuevo por el Precio Voluntario del Pequeño Consumidor (PVPC, históricamente el más barato), tras un periodo en el que el mercado libre ha ejercido de refugio frente a la volatilidad? Con todas las cautelas del mundo —las condiciones no son las mismas para todos los clientes, y la capacidad de aprovechar las horas más económicas también fluctúan entre unos y otros hogares—, la respuesta es sí: en lo que va de 2023, la regulada ha vuelto a ser la tarifa más conveniente en la mayoría de los casos.

Desde enero, la pujanza de las renovables —de largo, las fuentes de energía más económicas— y, en menor medida, el abaratamiento del gas, han llevado el precio por kilovatio hora (KWh) del mercado regulado hasta niveles no vistos desde hace más de dos años, antes del inicio de la crisis energética. En paralelo, el libre se ha mantenido —en el mejor de los casos— en las mismas cifras que unos meses atrás, cuando el mercado mayorista estaba en niveles mucho más altos.

El botín que consiguen los hogares que regresan ahora al PVPC crece cuando pueden, y se esmeran, por aprovechar los tramos más baratos: poniendo el lavavajillas, cocinando o —de tenerlo— cargando el coche eléctrico los días y horas menos onerosas, que suelen coincidir con las de mayor generación fotovoltaica y eólica. En esas horas baratas, cuando las renovables hunden el precio de la luz, el mercado regulado es hoy incluso más económico que antes de la crisis energética: “Y no poco: alrededor de un 70%”, enfatiza Jorge Morales de Labra, divulgador y director de Próxima Energía.

Ahorros de hasta un 46%

El caso de Xavier Cugat es un buen ejemplo de los réditos de estar en el regulado y concentrar el consumo en las horas solares. Este experto energético lleva meses comparando sus recibos del PVPC y lo que habría pagado con la mejor tarifa fija disponible en el mercado libre, con un resultado claro: “Este 2023, la tarifa regulada me está saliendo especialmente bien”, sintetiza por teléfono. En gran medida, porque ha conseguido aprovechar las horas —cada vez más, sobre todo en fin de semana— en las que el precio de la luz está cayendo hasta cero en el mercado mayorista, del que bebe el regulado.

“En enero ahorré un 30% respecto a la tarifa más barata del comparador de la CNMC [la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia], que ahora es de Endesa. En febrero, el peor mes en lo que llevamos de año, pagué un 7,6% más. En marzo volví a ahorrar bastante, casi un 25%, en parte porque la tarifa más barata del mercado libre subió y en parte porque la luz volvió a bajar en el regulado. Y este abril está siendo una fiesta en el PVPC: estoy ahorrándome un 46%”, relata este apasionado de la energía. Reconoce, eso sí, que su caso no es ni mucho menos el habitual: “Procuro consumir en las horas más económicas, que también son las de menos emisiones [porque apenas se quema gas y carbón], tengo coche eléctrico y una parte importante de mi demanda es adaptable”.

La recomendación de Cugat es nítida: “La gente tiene que tener claro que la tarifa regulada varía cada día y cada hora, así que lo lógico es adaptar tu consumo a esos precios. Si no vas a poder o querer hacerlo, lo mejor es irte a la tarifa fija más barata del mercado libre”. Un punto en el que también coincide Francisco Valverde, expresidente de la Asociación de Consumidores de Energía (ANAE), hoy consultor en Menta Energía: “Si estás dispuesto a estar pendiente de cuándo son las horas más baratas y ajustar tu consumo a ellas, sin duda te merece la pena cambiarte al regulado. Pero eso no es lo habitual en la mayoría de hogares”. Discrepa Morales de Labra: “Con estos precios, quedarte en el fijo es un error en casi todos los casos, incluso si no eres capaz de concentrar tus consumos en las horas más baratas. Solo no te merece la pena si tienes un contrato muy barato en el mercado libre, de los firmados antes de la crisis energética. Pero son muy muy pocos casos”.

La buena racha del PVPC —cuya reforma, a fin de hacerlo más estable, entrará en vigor el año que viene, con meses de retraso— tiene, no obstante, algo de coyuntural: “Ahora está yendo muy bien la cosa porque hay viento, pero en los próximos meses habrá menos, por pura estacionalidad. Y aún no hay suficiente fotovoltaica instalada como para, por sí sola, hundir los precios”, explica Valverde. En verano, además, el uso masivo de aire acondicionado eleva la demanda de electricidad e impide que su cotización se hunda en las horas centrales del día. “En septiembre u octubre, cuando vuelva el viento y se mantenga el sol, volverán a bajar”, sentencia el especialista de Menta Energía.

El número de clientes que pasaron del mercado libre al regulado creció con fuerza en el tramo final de 2022 —el último para el que hay cifras—: los 65.000 del tercer trimestre se convirtieron en más de 147.000 en el cuarto, según los últimos datos de la CNMC, a los que ha tenido acceso este diario. Con todo, el neto sigue siendo negativo: en ese mismo periodo, 242.000 usuarios hicieron el camino inverso (del libre al regulado), menos que los 362.000 que lo hicieron los tres meses precedentes pero todavía muchos. Las tornas probablemente se hayan dado la vuelta entre enero y marzo de este año, un periodo en el que fuentes de una de las principales eléctricas españolas reconocen a este diario estar experimentando una lenta pero continua fuga de clientes al PVPC. Los números están de su lado.

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