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BANCA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Oligopolio bancario “tácito”

Ciertas interpretaciones jurídicas consideran legal la colusión tácita. Pero desde el punto de vista económico no hay diferencia entre la tácita y la explícita porque el resultado suele ser el mismo: reducción de la competencia

Un hombre saca dinero de un cajero automático, en una imagen de archivo.
Un hombre saca dinero de un cajero automático, en una imagen de archivo.Juan Medina (Reuters)
Andreu Missé

Por segunda vez en menos de una semana Cani Fernández, presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, (CNMC), ha reiterado su preocupación por la falta de competencia en el sector bancario. Sus manifestaciones están relacionadas con la reticencia de los bancos a elevar la remuneración de los depósitos bancarios tras la intensa subida de los tipos de interés por el Banco Central Europeo, (BCE). Los bancos españoles en cambio han sido muy diligentes en elevar los préstamos (hipotecas). Este diferente comportamiento entre lo que cobran por prestar y lo que pagan a los depositantes explica las extraordinarias ganancias que están cosechando.

Fernández ha manifestado su sorpresa porque los bancos no quieran ganar clientes ofreciendo mejores remuneraciones. “Me cuesta mucho”, precisó, “ver que los bancos no quieran ganar cuota de mercado”. La responsable de velar por el buen funcionamiento del mercado reclamó más instrumentos para controlar la competencia. “Tenemos”, dijo, “un agujero en nuestras herramientas para controlar esta situación, que es una colusión tácita”. El Diccionario de la Lengua Española define la colusión como “pacto ilícito en daño de tercero”. La colusión se produce cuando un reducido número de empresas (oligopolio) toman decisiones conjuntas. Ciertas interpretaciones jurídicas consideran legal la colusión tácita. Pero desde el punto de vista económico no hay diferencia entre colusión tácita y explícita porque el resultado suele ser el mismo: reducción de la competencia. Menos competencia significa mayores precios para los consumidores y menores salarios. Es significativa la insistencia de la presidenta en pedir cambios legislativos para disponer de una capacidad de actuar similar a la de otros países.

La evidencia de la escasa competencia bancaria ha quedado al descubierto por el rechazo unánime de los grandes bancos a aumentar la remuneración tras la sugerencia de la vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño: “El sector bancario español tiene que empezar a transmitir la subida de los tipos de ahorro de los españoles”.

Los bancos argumentan que no precisan pagar más porque van sobrados de liquidez. Una liquidez, por cierto, barata y masiva proporcionada por el BCE a través de financiaciones especiales, las denominadas TLTRO, realizadas en 2014, 2016 y 2019 y su mejora en 2020. El trato especial acaba a finales de mes pero el negocio ya está hecho.

En una declaración ante el Senado de Estados Unidos en 2019 el profesor Robert B. Reich, ex secretario de Trabajo, expresó su inquietud por la desaparición de la política antimonopolio, creada en 1890 (ley Sherman) que tan buenos resultados había proporcionado hasta 1980. Reich ilustró con abundantes datos el poder de las grandes corporaciones especialmente en el sector tecnológico. Precisó que el 90% de las búsquedas de internet se realizan a través de Google y que los cinco mayores bancos controlan la mitad de los activos bancarios. En España, los cuatro mayores (CaixaBank, Santander, BBVA y Sabadell) dominan el 75% del mercado. Para el profesor de Berkeley las políticas antimonopolio son clave para proteger y fomentar la sociedad civil, en España cada día más frágil.

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