Meloni rebaja el impuesto a la banca después de que el sector perdiera 9.000 millones en Bolsa
El Gobierno limitará el tributo sobre los ingresos extraordinarios al 0,1% de los activos de cada banco
Los mercados dieron este martes un guantazo a los planes del Gobierno italiano para aprobar un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de la banca. El anuncio del Ejecutivo ultraderechista de Giorgia Meloni de crear un tributo del 40% sobre esas ganancias hundió de inmediato la valoración de los bancos. En total, se llegaron a fundir más de 9.000 millones de su valoración en una sola jornada, cerca del triple de lo que el Gobierno esperaba recaudar con la medida. Algunas entidades llegaron a perder un 10% del valor de sus acciones, de las que en torno al 30% están en manos de inversores privados italianos. El anuncio inesperado del Gobierno ahuyentó a los inversores extranjeros e irritó a los banqueros, que no contaban con este paso del Ejecutivo, que ya había negado los meses pasados que estuviera trabajando en algo similar.
Ante esa situación, el gabinete de Meloni tuvo que dar marcha atrás y limitar el alcance del impuesto. A última hora de la tarde del martes, el Ministerio de Economía aclaró que, “con el fin de salvaguardar la estabilidad de las instituciones bancarias”, el nuevo gravamen tendrá un tope del 0,1% de los activos ponderados por riesgo. Es decir, cada banco pagará en función de sus activos. Para calmar los ánimos financieros, el ministerio de Economía recordó también que las entidades que ya ajustaron los tipos de interés de sus préstamos —como recomendó el Banco de Italia en febrero y pidió el ministerio el mes pasado— “no tendrán ningún impacto significativo como consecuencia de la norma aprobada” el martes. Es el caso de Banca Sistema, que ya ha anunciado que espera un impacto “insignificante o incluso nulo”, debido a que ya remunera las cuentas corrientes de sus clientes al 2%, y sus cuentas de depósito hasta el 4,7%.
El anuncio del nuevo tributo para los bancos pilló por sorpresa a todos. Para empezar, en el sector bancario, que no esperaba una decisión así y menos en pleno agosto, con la mayoría de banqueros de vacaciones, tras la publicación de las últimas cuentas semestrales. Pero ni siquiera todos los socios del Gobierno conocían el plan. La onda expansiva del nuevo impuesto causó estragos en la Bolsa, donde los inversores reaccionaron vendiendo acciones. Los descensos fueron abrumadores para el sector, que acaba de salir de un año dorado en el que los bancos escalaron un 50%. “Es una medida que también podría tener repercusiones a largo plazo porque desanima a los inversores, especialmente a los fondos generalistas internacionales, que necesitan seguridad regulatoria para invertir en un sector complejo como el bancario”, señaló Marco Nicolai, analista de Jefferies.
La primera ministra, Giorgia Meloni, ha explicado que su Gobierno ha decidido intervenir sobre “los márgenes de beneficio injustos de los bancos”, a los que ha pedido que se comporten “correctamente”. “Vivimos una fase complicada y la respuesta del BCE ha sido intervenir con una política de tipos de interés muy fuerte. Esto aumenta los precios, el coste del dinero y de las hipotecas, los préstamos existentes y provoca una contracción de la economía. Para nosotros es crucial que el sistema bancario se comporte correctamente”, ha lanzado la líder italiana en un vídeo en directo de Facebook. Meloni, que hasta este miércoles no se había pronunciado sobre la medida, ha explicado que en los últimos tiempos “se ha producido un aumento de los tipos pasivos que los bancos han aplicado a sus clientes” y ha lamentado que, sin embargo, “aunque deberían haber aumentado los tipos activos pagados por los bancos a quienes depositan dinero, esto no siempre ha sucedido”, por lo que “muchas instituciones bancarias han registrado beneficios récord”.
Su socio en el Gobierno, Matteo Salvini, también ha cargado contra la banca y ha dicho que “redistribuir una pequeña parte de los miles de millones de beneficios que obtienen los bancos sin mover un dedo es una labor económica y social de obligado cumplimiento”. Precisamente, Salvini fue el encargado de comunicar la medida. Esa información que se proporcionando a cuentagotas a lo largo del martes contribuyó al caos que después se reflejó en los mercados. En un primer momento, se filtró una comunicación que situaba los mínimos deducibles para activar el impuesto por debajo de lo que finalmente estarán. El gravamen se aplicará si el margen de intereses registrado en 2022 “supera el valor del ejercicio 2021 en al menos un 5%”. Ese porcentaje se eleva al 10% si se compara 2023 con el año anterior. Pero al inicio corrió la información de que los porcentajes serían del 3 y el 6%, lo que trastocó los cálculos iniciales de los invasores.
Mercados en verde
En la apertura de los mercados el miércoles, los bancos italianos han recuperado parte del terreno perdido el día anterior, después de que el Gobierno pusiera un remiendo por la noche, con las bolsas cerradas, a su norma sobre los beneficios extraordinarios. Las acciones del sector subieron algunos puntos porcentuales al inicio de la sesión, aunque siguieron manteniéndose por debajo de los niveles del lunes, el último día antes del anuncio del Ejecutivo de Meloni. Entre otros, Intesa se anotó una subida del 3,5%, Unicredit ascendió un 4,3%, Bpm un 2,3%; Monte Paschi di Siena ganó un 4,7% y Bper aumentó un 3,5%
El nuevo tributo pretende gravar las ganancias extraordinarias de los bancos derivadas de la subida generalizada de los tipos de interés de hipotecas y préstamos que se produjo después de que el Banco Central Europeo subiera a su vez los tipos de interés en un intento por frenar la inflación galopante. Con el nuevo límite, el Gobierno recaudará previsiblemente menos de 2.000 millones de euros, en contraste con los más de 3.000 millones que estimaba al inicio. La intención es invertirlos en rebajas fiscales y ayudas para quienes tienen hipotecas a tipo variable, que según la Asociación Bancaria Italiana representan el 37 % del total. Según Equita, tras los cambios, los ingresos para las arcas públicas, considerando exclusivamente los bancos que cotizan en Bolsa, “descenderían significativamente desde nuestra estimación anterior de entre 4.500 y 5.000 millones a unos 2.000 millones, es decir, el 1,5 % de la capitalización bursátil global del sector”.
Carga para los clientes
Los expertos temen que la banca traslade las cargas de este impuesto adicional a los clientes, en forma de mayores comisiones y costes de las cuentas corrientes, entre otras cosas. Esta reacción tiene posibilidades en el mercado italiano, que se caracteriza por la presencia de grandes grupos bancarios y bastante poca competencia, por lo que los bancos pueden mantener sus costes altos sin miedo a perder clientes.
Este esquema ya se ha constatado en el último año, cuando los bancos italianos han repercutido en gran medida el coste de las subidas de los tipos de interés a sus clientes, al aumentar los intereses a su favor muy por encima de lo que han subido los rendimientos que pagan a sus usuarios. Frente a una subida de los tipos de interés de referencia por parte del BCE del 0 % al 4,25 %, han aumentado de media los de las hipotecas —los que reciben los propios bancos— en 2,61 puntos y los de las cuentas corrientes —los que los bancos tienen que pagar a los clientes— en solo 0,32 puntos.
Esto les generó importantes beneficios. En 2022, los dos mayores bancos italianos, Intesa Sanpaolo y Unicredit, ganaron más de un 30 % más que el año anterior, y los demás bancos italianos también registraron elevados aumentos de los beneficios en sus balances.
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