“No veo posibilidades de que la UE pueda rechazar el acuerdo con Mercosur en este contexto geopolítico”
El presidente de la Comisión de Comercio en la Eurocámara, Bernd Lange, apoya el pacto alcanzado con los países latinoamericanos, aunque advierte que hay que estudiarlo en profundidad
Es una de las voces más escuchadas cuando se habla de importaciones y exportaciones en la Unión Europea. Los comisarios de Comercio pasan, pero Bernd Lange permanece. Este eurodiputado socialista alemán de 69 años va a encadenar su tercera legislatura, contando la que acaba de empezar como presidente de la Comisión de Comercio y ya antes formaba parte de ella. Desde esa atalaya defiende con cierta cautela el reciente acuerdo que la Comisión Europea ha alcanzado con Mercosur: “Tenemos que analizar con cuidado todo el paquete, pero en principio refleja nuestras demandas”, apunta este veteranísimo parlamentario que encara su séptima legislatura en la eurocámara.
Alguna de las demandas a las que se refiere Lange parten del acuerdo alcanzado en 2019 entre Bruselas y Mercosur. Ese pacto concitó el rechazo de varios Estados miembros y del Parlamento Europeo, por lo que nunca inició su camino de ratificación. Se reclamaban más compromisos contra la deforestación en el Amazonas, cumplir los acuerdos de París para reducir emisiones de carbono y respeto a los derechos de propiedad intelectual. “Así que en una primera evaluación, sí, esto está en línea con lo que nosotros, como Parlamento, exigimos”.
Pero esa es su opinión como eurodiputado. No refleja la de la Comisión que preside ni mucho menos la de la Eurocámara. En ella, cuando llegue el momento de abrirse el debate de ratificación, pesarán los asuntos internos más que las posturas ideológicas. “Tendremos que hacer los deberes internamente. A veces estas protestas contra los acuerdos [comerciales], específicamente Mercosur, son solo la señal de que algo va mal internamente, porque las evidencias científicas dejan claro, en principio, que todo el mundo se beneficia de este tipo de acuerdos”.
Lange advierte varias veces en esta entrevista telefónica que todavía está pendiente el análisis profundo de los textos. “Tendremos que examinarlos”, apunta. Hace poco que la Comisión Europea ha publicado los documentos negociados. Pero con todo y con eso, cuando se le pregunta si cree que la UE tiene margen para rechazar en este contexto geopolítico un acuerdo comercial como este, que da acceso a un mercado de 270 millones de consumidores y abre la puerta a la llegada de materias primas críticas (cobre, níquel, silicio, tungsteno...), responde que cree que no. “No veo ninguna posibilidad de rechazar realmente esto en este mundo global. Necesitamos realmente una red de relaciones económicas y políticas estables con socios fiables”, justifica.
“En este momento tenemos 45 acuerdos comerciales con unos 70 países y tener este acuerdo de Mercosur supone otro gran cambio en esta red de socios fiables. Creo que también está claro que China y Estados Unidos están mirando bastante de cerca los países del Mercosur. Así que si no conseguimos que se adopte un acuerdo adecuado, por supuesto que nuestros competidores están presentes”, abunda.
Una de las críticas ante las que se rebela es que el acuerdo con los cuatro países latinoamericanos consiste en un intercambio de “vacas por coches”: “Eso no es verdad. Europa exporta muchos más bienes agrícolas que importa [el saldo es positivo por 70.000 millones de euros] y lo hace principalmente a los socios comerciales con los que tenemos acuerdos”.
Este razonamiento también le lleva a matizar mucho esa afirmación de que Alemania es la gran beneficiada del pacto. Admite que su país, muy fuerte en las ventas exteriores de maquinaria o coches, puede ganar. “Pero también otros países. Italia tiene vino y la protección de sus denominaciones geográficas. También es una ventaja para el coñac y otros productos”.
Estirando este razonamiento, Langer apunta que no son los acuerdos comerciales los que traen problemas al sector agrícola en conjunto. Ese saldo comercial avala el argumento. Pero entonces, ¿por qué las protestas? “Tenemos un problema, porque el productor [agricultores] no están recibiendo la parte justa”. Apunta a una de las reivindicaciones más antiguas del campo y que no acaban de arreglarse: la cadena de distribución. “Esto no es justo y tenemos que ver cómo podemos mejorarlo. Esto es una cuestión interna. Pero es importante”. Descarga así de responsabilidad a la política comercial.
El debate en el Parlamento empezará en 2025, será largo y “emocional”. Lange sabe que habrá desinformación, por eso advierte de que “será importante tener datos y cifras reales”. ¿Y no habría sido mejor más transparencia antes, para evitar las críticas de algunos Estados miembros y de la sociedad civil? “Cuando asumí la presidencia de la Comisión de Comercio, llegué a un acuerdo con la Comisión Europea para que los parlamentarios tuvieran acceso a todos los documentos, para publicar su posición en el sitio web y para mantener un diálogo continuo y un grupo de seguimiento. Así que estaban bastante bien informados del proceso. Y también el público podía ver realmente todos los avances en la página web. Por cierto, los clics no eran tantos. Ofrecimos mucha más transparencia que antes de 2014. Pero no siempre se utiliza”, matiza.
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