Ni presencial ni ‘online’: el futuro de la educación está en lo híbrido
El desarrollo de herramientas como la IA generativa y las posibilidades del entorno digital señalan las ventajas de combinar lo mejor del mundo físico y el virtual


Cinco años después del estallido de la pandemia, pocas personas pueden aún dudar de los efectos a largo plazo que esta tuvo sobre el mundo de la educación y de la sociedad en general. Forzados entonces por circunstancias extremas e imprevistas, ciudadanos, centros educativos, instituciones y empresas se volcaron en trasladar su presencia física al entorno digital como única forma de supervivencia: desde las clases a las gestiones cotidianas, el trabajo y, por supuesto, el entretenimiento, el covid aceleró un proceso de digitalización que sirvió para mostrar lo que las nuevas tecnologías tenían en agenda.
Después, como un vendaval, llegó la IA generativa, para mostrar muy a las claras que iba a conseguir un impacto mucho mayor del que posiblemente nunca tendrán la realidad virtual o aumentada. La cuestión, ahora, no es si se debe o no usar, porque (como dice el refrán) “de nada sirve ponerle puertas al campo”. El desafío es, como cuando llegó la mecanización a la industria en plena revolución industrial, saber adaptarse para sacarle el máximo partido, regular su uso, saber compaginarlo con lo presencial y lograr, así, ser más productivos, tanto en el ámbito académico como en el laboral.
“Durante el confinamiento no hubo más remedio que emplear herramientas educativas síncronas y asíncronas, lo que supuso un gran impulso en su adopción por parte del profesorado y el estudiantado, pero también observamos el avance tecnológico que ofrecían esas herramientas basadas en la nube”, explica Carlos Delgado Kloos, profesor del departamento de Ingeniería Telemática en la Universidad Carlos III de Madrid.
Una de las mayores ventajas es, sin duda, las posibilidades de personalización de la enseñanza, adaptándola a las necesidades de cada alumno: “Las herramientas tecnológicas como la IA nos van a ayudar a los profes a añadir esa flexibilidad y personalización del aprendizaje que tanto perseguimos, pero que es tan difícil de conseguir cuando tienes unas ratios de 30 alumnos, que son 30 formas diferentes de aprender”, reivindica María Jesús Villanueva, la docente detrás del canal Susi Profe en YouTube.
¿‘Online’ o virtual? No, mejor híbrido
Para Delgado, no se trata de una disyuntiva entre la clase presencial y las plataformas digitales, sino de aprovechar lo mejor de ambos mundos de forma híbrida: “Las plataformas deberían estar al lado de profesores y alumnos para ayudarles en su labor docente y discente, pero también para fomentar la interacción y el entendimiento profundo de las materias” por medio de contenidos de todo tipo, podcasts, vídeos y mucho más. Una labor de adaptación que, sostiene, no será posible sin tres factores: información, formación y apoyo, dando a conocer lo que es posible para, a continuación, apoyar con herramientas concretas y ejemplos sugerentes. Solo así, añade, se conseguirá que el profesorado “pueda experimentar y entender los posibles usos para que cada uno pueda aplicar la inteligencia artificial en su ámbito particular”.
Pero la educación virtual no se limita, ni empezó, con las herramientas de IA. Antes ya era posible hacer cursos en línea; se popularizaron los MOOC (cursos online, masivos y abiertos, que acercan grandes cantidades de conocimientos a los usuarios de forma muchas veces gratuita); y en la pandemia, aunque no era un fenómeno nuevo, llegó la hora de los edutubers, docentes con canales en YouTube que ya movilizaban grandes cantidades de seguidores. Profesores (por citar solo unos pocos) como David Calle, en Unicoos; José Antonio Lucero y La cuna de Halicarnasso, para aprender Historia y Geografía; o, más recientemente, la ya mencionada Villanueva, que enseña Matemáticas, Física y Química y Lengua Española en Susi Profe a una variada comunidad de 1,76 millones de personas. Sin olvidar, por supuesto, la divulgación que tiene lugar en el entorno de las redes sociales.
YouTube, una ‘nueva’ herramienta para aprender
“Es verdad que aquí en España lo forzó la pandemia, pero para los padres ha sido todo un hallazgo descubrir que hay contenido buenísimo para aprender en YouTube, y que no solo es un lugar de entretenimiento”, afirma Villanueva. Cuando, durante el confinamiento, los profesores mandaban vídeos para que los vieran y siguieran las clases, los padres se dieron cuenta de todos los recursos que ya existían en internet. “Los propios padres consumen vídeos para recordar cómo se hace esto o aquello y poder explicárselo a sus hijos, o lo ven con ellos para también cuidar lo que ven”, añade.
No son pocos los alumnos de Primaria, Secundaria y Bachillerato que admiten preferir sus vídeos explicativos a las clases presenciales que reciben en sus centros educativos, como también son numerosos los docentes que usan su contenido para ser más productivos en clase. “Muchos me escriben diciéndome agradeciéndome los videos y contándome que lo usan en sus clases. Por ejemplo, con este vídeo de 10 minutos explicando las ecuaciones de primer grado: yo puedo llegar a clase, ponerlo (que los alumnos están superatentos) y luego aprovechar los 40 o 50 minutos restantes para practicar y tener un diálogo con ellos”, apunta por videoconferencia.
Matemáticas (sobre todo el álgebra), Física, Química y la sintaxis de la Lengua son materias que se les atragantan con frecuencia a los alumnos de los distintos niveles educativos. ¿Cuál es, entonces, la razón del éxito de Susi Profe? Sus vídeos, normalmente de entre siete y 10 minutos, abordan los contenidos utilizando una metodología cuidada y un lenguaje cercano, alejado de tecnicismos, incrementando la dificultad de manera progresiva: “Si te explico, por ejemplo, ecuaciones de primer grado, empezaré explicando el concepto de una manera sencilla, e intento usar un ejemplo de la vida cotidiana, para que el alumno se vea reflejado en él y lo entienda. Y luego voy pasando a casos de mayor dificultad”, cuenta Villanueva. Entre los obstáculos que esta docente ha encontrado en el aula, destaca una insuficiente comprensión lectora, lo que dificulta abordar cualquier problema matemático; y la rapidez con la que el currículum obliga a los profesores a enseñar esta materia.
Uno de los secretos de Villanueva tiene que ver con una nada disimulada pasión por las matemáticas, que trasciende tanto en su faceta digital como en su labor como docente en un centro de Madrid. “Si tienes un alumno con dificultades, esa pasión te va a llevar a dedicarle todas las horas extra que necesite, a preocuparte por el estudiante que va por detrás o por delante; a encontrar otras metodologías y formas de explicar alternativas”. Y con respecto a las matemáticas, añade, hay un factor más: usar material manipulativo siempre que se pueda, no solo en Primaria sino también en Secundaria, para facilitar la comprensión de los distintos conceptos, ayudar al alumno a que toque las matemáticas y luego poder pasar a algo más abstracto.
“Por ejemplo, en el vídeo donde explico los volúmenes, cuando enseño sus fórmulas, además tengo el apoyo visual de los cubos, para que entiendan por qué la fórmula es un tercio; la de la pirámide, un tercio de la del prisma...”, explica. Y también usa material manipulativo al abordar otros contenidos como la división o las operaciones con fracciones.
Una academia de estudiantes para estudiantes
De la Universidad Complutense de Madrid surgió Proxus Academy, una academia online hecha por y para estudiantes que ha tenido un gran predicamento entre los alumnos de la institución madrileña. La iniciativa está dirigida, principalmente, a los alumnos de los primeros cursos de Ingeniería Informática, pero que también se ha expandido a otras materias de ADE y Economía de la misma universidad y de la Rey Juan Carlos. El objetivo, ayudar y servir de mentores a muchos jóvenes que, en esos primeros cursos, se pueden llegar a plantear abandonar esos estudios. “Somos estudiantes y seguimos siendo estudiantes; de hecho, todo profesor de Proxus siempre va a ser ese chaval que destacaba en clase, al que se le pedían los apuntes y al que antes de un examen siempre le preguntabas por lo más difícil”, cuenta Martín Veselinov, uno de sus cofundadores.
El éxito obtenido está directamente relacionado con el desarrollo de los speedruns, unos cursos intensivos con una metodología interactiva, gamificación, foro de dudas y otras herramientas innovadoras. “El speedrun siempre va a tener un bloque teórico y un bloque de resolución de exámenes, en el que el profesor aplicará esa metodología que le llevó a sacar la mejor nota. Pero también reordenamos los contenidos para que la dificultad, al contrario de lo que sucede muchas veces en el currículum, incrementa su dificultad de forma progresiva”, ilustra Veselinov. Hasta ahora han elaborado un total de 17, pero serán más.
Entre las herramientas que incluye o están en desarrollo, menciona una de simulacro de exámenes y un juez de programación, que permite comprobar si los estudiantes programan su código de manera correcta (y, si no, que le diga dónde está fallando). En un futuro próximo, los usuarios podrán además subir sus propios apuntes y exámenes para que una herramienta de IA genere nuevos tests basándose en esos materiales.
La escalabilidad y el crecimiento que se le presuponen a toda empresa emergente llegará, para estos jóvenes madrileños, con el establecimiento de un hub que servirá como punto de encuentro entre alumnos, profesores y academias: “Todo lo que hemos desarrollado a nivel de software (el juez de programación, la plataforma de tests, la herramienta de IA para generar nuevos exámenes a partir del material de cada alumno o academia...) es perfectamente escalable y puede llegar a todo el mundo”. Y contará, previsiblemente, con un portal de academias en el que cualquier estudiante podrá encontrar la mejor academia para esa asignatura concreta que necesita estudiar.
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