Qué son los consejos de productividad
Estonia y España son los únicos países que aún no han manifestado su intención de crear estos organismos
Deberíamos comenzar preguntando por qué es la productividad importante. La respuesta es sencilla: porque es determinante para que las economías progresen. Y esto es así porque los aumentos de productividad permiten que crezca la renta per capita; contribuyen a la mejora de la competitividad de las empresas, lo que a su vez les permite ganar presencia en los mercados internacionales, y posibilitan que aumenten los salarios sin generar tensiones inflacionistas ni aumentos del desempleo. Además, el crecimiento de la productividad —y los aumentos salariales que lleva consigo— es un factor clave en la capacidad de atraer y retener talento por las empresas, organizaciones y territorios, y permite también el aumento del salario mínimo al que suelen optar los trabajadores menos cualificados, promoviendo de esta forma la reducción de las desigualdades. Por último, permite sostener el sistema público de pensiones en particular y el Estado de bienestar en general.
Los Consejos Nacionales de Productividad (National Productivity Boards, NPB) son instituciones independientes, auspiciadas por el Consejo de la UE en 2016, con el objetivo de potenciar el crecimiento de la productividad y la competitividad. Todos los países que integran la zona euro han sido invitados a ponerlos en marcha, mientras se anima a los restantes a seguir sus pasos. De acuerdo con el mandato, el Semestre Europeo —instrumento encargado de la coordinación de las políticas económicas, presupuestarias, sociales y de empleo dentro de la UE— debería tener en cuenta sus análisis y recomendaciones en lo que se refiere a reformas estructurales dedicadas a promover el crecimiento y el empleo, políticas sociales y de empleo, reformas estructurales establecidas en los planes nacionales de recuperación, políticas presupuestarias que garanticen la sostenibilidad de la hacienda pública y la prevención de desequilibrios macroeconómicos excesivos.
En la actualidad, 16 Estados de la zona euro ya han constituido sus NPB. Los tres restantes (Estonia, Italia y España) todavía no, aunque Italia ha anunciado su intención de hacerlo. De los ocho no pertenecientes a la zona euro, Dinamarca y Hungría ya cuentan con un NPB. Por tanto, Estonia y España son los dos únicos países de la zona euro que no han manifestado todavía su disposición, y ello pese a la importancia que el Plan de Recuperación y Resiliencia (PRTR) de España otorga a la productividad.
A los NPB se les exige que contribuyan de forma efectiva al debate político nacional. Sin embargo, en el segundo informe de seguimiento de los NPB (julio de 2021) la Comisión se lamenta de que no hayan sido consultados en la preparación de los PRTR en la gran mayoría de los países. Recomienda que, mirando al futuro, los NPB se utilicen en la evaluación del impacto de las reformas relacionadas con la productividad.
Durante su todavía breve historia puede percibirse la influencia que sobre el trabajo de los NPB tienen las circunstancias políticas y las opiniones de los gobiernos tanto en lo relativo al contenido de los informes que elaboran como al tipo de asesoramiento que esperan. El único requisito por parte de la CE hasta ahora es la elaboración de un informe anual. Un análisis de los documentos publicados hasta la fecha permite identificar temas que interesan a la mayoría de los países y que pueden agruparse en torno a factores que impulsan la productividad: 1) internos a la empresa, y 2) externos a la misma, incluyendo políticas macroeconómicas, educativas y de innovación.
Entre los internos aparecen los cinco bloques que habitualmente se identifican como determinantes de la productividad —patrones de inversión, capital humano, innovación, digitalización, y emprendimiento y dinámica empresarial—, lo que no resulta sorprendente si se tiene en cuenta que afectan a los tres determinantes clásicos del crecimiento de la productividad: acumulación de capital, capital humano y productividad total de los factores. Dentro del segundo bloque, los que reciben más atención son los ligados al comercio y la inversión directa extranjera, políticas regulatorias y de la competencia, y políticas ligadas al mercado de trabajo. Menos frecuente es el interés en políticas industriales o regionales.
Mientras algunos NPB focalizan el análisis en los problemas propios del país, muchos otros adoptan la perspectiva internacional, fortalecida por el trabajo de instituciones internacionales, como la OCDE. Una colaboración más estrecha entre países e instituciones sería muy fructífera, y muy bien recibida por Bruselas. La presidencia española del Consejo de la UE en 2023 es un buen momento para dejar de ser una anomalía dentro de los países de la zona euro.
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