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Ricos a la fuga en Los Ángeles: las tretas para evitar un impuesto sobre sus mansiones que beneficia a los sin techo

Los millonarios californianos buscan fórmulas con las que eludir el nuevo impuesto que grava las viviendas de alta gama para construir pisos de carácter social

Mansión en el barrio Encino, en Los Ángeles.
Mansión en el barrio Encino, en Los Ángeles.BACKGRID USA (ContactoPhoto)
Luis Pablo Beauregard

Los primeros meses de 2023 han sido inmejorables para deshacerse de una mansión en Los Ángeles. Un impuesto propuesto para beneficiar la construcción de vivienda popular sirvió de combustible para que decenas de lujosas residencias cambiaran de propietario. El tributo, conocido como el impuesto a las mansiones, fue aprobado en un referendo el otoño pasado y entró en vigor en abril. La tasa grava con un 4% toda venta de las residencias que superan los cinco millones de dólares, lo que generaba unos 200.000 dólares destinados a atender el urgente problema de los sin techo en la ciudad. La tasa es progresiva y alcanza el 5,5% para las casas de más de 10 millones de dólares (550.000 dólares). El impuesto elevó la temperatura en uno de los más candentes mercados inmobiliarios de Estados Unidos.

El impuesto causó un frenesí en Los Ángeles, una ciudad donde abundan las mansiones. Los propietarios que dudaban si vender encontraron la excusa perfecta en la medida, propuesta por urbanistas. La prensa local se llenó durante marzo de notas de las artimañas a las que recurrían los millonarios para sacar sus propiedades de los clasificados. El dueño de una lujosa residencia en Beverly Crest, en la ciudad de Santa Mónica, por ejemplo, ofreció a los potenciales compradores incluir en la transacción uno de los vehículos que aparecían en las imágenes de la fachada de su mansión, que ponía a la venta por 16,5 millones de dólares. Estos eran un McLaren, un Aston Martin o un Bentley. Entre las celebridades que decidieron liquidar sus viviendas para no pagar este impuesto están Jim Carrey, Mark Wahlberg, Jennifer López y el presentador de televisión James Corden.

Entre enero y marzo, la creatividad penetró en el mercado inmobiliario. Se formularon diversos esquemas para evitar el impuesto, que pretendía añadir un arma más a las herramientas que el condado de Los Ángeles tiene para revertir la condición de unas 50.000 personas sin techo. Algunos propietarios optaron por descuentos solo válidos en marzo, otros apostaron por dividir sus parcelas para que el valor no alcanzara los cinco millones. Unos pocos acudieron a los bufetes de abogados para demandar a la ciudad por un tributo que creen inconstitucional.

Pero la burbuja ha estallado. “Tuvimos un marzo extraordinario, muchísimas propiedades de alto valor se vendieron en ese mes, pero la tendencia ahora es a la baja”, dijo recientemente Mauricio Umansky, presidente de The Agency, una agencia inmobiliaria boutique para millonarios. En marzo se cerraron al menos 126 transacciones de propiedades por encima de los cinco millones de dólares. En abril, en cambio, fueron solo dos.

El barrio de LeBron James

La venta de este par de propiedades, en las zonas de Venice y Brentwood, el barrio donde vive el astro de los Lakers LeBron James, acumularon 528.000 dólares en impuestos para el programa House LA (fondo para evitar la condición sin techo y de vivienda asequible). Estos recursos pueden ser ahora utilizados por la ciudad en programas de prevención. La cifra, no obstante, dista de la que pensaron los tres urbanistas que recolectaron las firmas. La previsión inicial era alcanzar los 900 millones de dólares, una cantidad que calcularon viendo la actividad del mercado entre 2021 y 2022. El experimento de Los Ángeles es el más agresivo de su tipo. Nueva York, otra ciudad que tiene una considerable población sin techo, tiene un impuesto similar. Este es del 1% para cada propiedad con un valor superior al millón de dólares. Estos tributos, asumidos por los vendedores, se suman a otros cargos como el impuesto de propiedad, que en el condado de Los Ángeles es de 0,82%.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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