Lecciones empresariales para formar el próximo Consejo de Ministros
El presidente del Gobierno que salga de las urnas este domingo tendrá que designar un equipo con visión estratégica y capacidad de ilusionar
Ya queda menos para conocer la alineación elegida para el equipo de gobierno. Gane quien gane hoy las elecciones, tendrá la difícil la tarea de confeccionar el mejor Consejo de Ministros posible. Una misión compleja, aunque aquí las matrices de competencias y conocimientos habituales para seleccionar a los directivos entre los cazatalentos no se completarán. La elección a dedo es más habitual en el sistema político “porque lo que prima es la confianza del presidente”, señala José Ignacio Jiménez, socio de Talengo. Tan es así, que Alberto Núñez Feijóo ha reconocido que tiene a sus posibles ministros elegidos, pero no ha compartido ni con “el cuello de la camisa” sus nombres. Una mala práctica, en opinión de este experto, pues debería ser un comité y no solo una persona quien analizase y designase la estructura del Gabinete presidencial. Y después ese comité debería pedir referencias de los candidatos para evitar improvisaciones y errores de bulto como el que en su día tuvo Pedro Sánchez al nombrar titular de Cultura a Màxim Huerta, que dimitió apenas una semana después tras publicarse que había defraudado a Hacienda.
Los nombramientos de confianza no solo se dan en el sistema político español, sino en todo el mundo, explica Antonio Núñez, socio de Parangon Partners y exmiembro del Gabinete de Mariano Rajoy. Otra cosa son las instituciones y empresas públicas, donde la selección está más profesionalizada. El Reino Unido, los países nórdicos o Sudáfrica son naciones, entre otras, que recurren habitualmente a asesores externos o cazatalentos para contratar a sus altos cargos en ellas.
Antes de conformar el equipo de gobierno, lo primero que hay que hacer, como si se tratase de un equipo de fútbol o de gestión empresarial, es plantearse si se quiere que los miembros sean personas seguidistas o no, según el profesor Guido Stein, de IESE Business School. Lo ideal, en su opinión, es que el presidente del Ejecutivo intente contar con contrapesos que le mejoren en su gestión, algo que no cree que se haya dado con Pedro Sánchez, y que en los segundos mandatos, que suelen ser continuistas y peores, será difícil de cambiar. En el caso de Núñez Feijóo, que llegaría con la ventaja de la novedad y el riesgo de la bisoñez, dice, está por ver, “pero hay que tener muchas ganas para elegir a perfiles que te equilibren, te apoyen o te frenen en función de la situación”.
Una conjunción entre la política y la técnica es el siguiente requisito que debe presidir la designación del grupo de Gobierno, coinciden todos los expertos consultados, con la dosis ideológica no basta, es imprescindible otra dosis de gestión. “Los elegidos han de tener experiencia en el área que van a dirigir, algo que salvo en Economía, Hacienda y Exteriores no siempre es habitual, porque son perfiles muy políticos”, mantiene José Ignacio Jiménez. Por eso, en su opinión, los gobiernos españoles están perdiendo calidad técnica en los últimos años.
Además de la doble vertiente política y técnica, Núñez cree que los miembros del Consejo de Ministros deben contar con tres cualidades adicionales: visión estratégica para poder llevar el programa electoral a la concreción de un plan de gobierno; capacidad de ilusionar no solo a los votantes o a los ciudadanos, sino también a los tres millones de personas que trabajan en el sector público, y saber medir los resultados de las políticas que implementan.
Germán Nicolás, socio de la firma Recarte & Fontenla, considera que los ministros deberían elegirse con arreglo a perfiles de personas que tengan lo que llama “autoimagen”, esto es, una visión global por encima de las limitaciones de su cometido concreto, por ejemplo, como ministro de Interior. También deben disponer de pensamiento conceptual, de forma que puedan encontrar nuevas soluciones a los problemas, así como ser personas con empatía e integridad para no evitar poner sobre la mesa los temas complicados a fin de protegerse. Y que sepan mantener la confidencialidad.
El problema para formar este Gabinete es que la política se ha convertido en un campo de minas y existen pocos incentivos para dedicarse a ella. “Los sueldos en la función pública son muy bajos, un ministro o un secretario de Estado gana lo mismo que un director comercial de una empresa mediana, es una disfuncionalidad propia del sistema español”, indica el socio de Parangon; además, el margen de actuación político es estrecho y hay demasiada exposición pública, agrega.
De hecho, su homólogo en Talengo sabe de varios ejecutivos de empresas privadas que han rechazado las propuestas de los partidos. “No les compensa la tensión que van a sufrir y que les va a salpicar profesional y personalmente”, opina Jiménez, que cree que Sánchez y Feijóo tendrán problemas para fichar candidatos, no para los ministerios, “porque son perfiles más ideológicos a los que todo el mundo se apunta porque tiene vocación de Wikipedia, sino para los altos mandos que sacan el trabajo del día a día y que son fundamentales, pero para los que cuesta atraer a gente del sector privado”.
Más serenidad
“Necesitamos una política más serena que a la que estamos acostumbrados, un Gobierno que procese estrés y no lo genere, como ha ocurrido con la venganza que ha habido contra Irene Montero, que ha partido incluso de su propio partido”, sostiene Guido Stein, que aprecia que por eso el estilo de liderazgo de Santiago Abascal no es atractivo y sí lo es el de Yolanda Díaz.
Aunque el mayor pecado que comenten los presidentes a la hora de formar Gobierno es no componerlo con los mejores, sino tender a agradar a los múltiples grupos de interés a los que se deben, critica Germán Nicolás. Los favores debidos son una gran dificultad. Entre los nombres que los expertos en selección incluirían en el Consejo de Ministros si fuera del PP estarían sobre todo mujeres: Carmen Navarro, Ana Pastor, Fátima Báñez e Isabel Tejerina son las más citadas. Y algunos hombres como Román Escolano o Jaime García-Legaz. Si continuase el PSOE en el poder, el nombre que repetiría por mayoría sería el de Nadia Calviño. Hay a quien le gustaría tener en ese Gobierno a Ignacio Urquizu y quien recuperaría a Cristina Garmendia. Dentro de poco lo sabremos.
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